Los escombros del terrorismo
El consorcio de seguros corre con los gastos de los da?os materiales ocasionados por atentados
El Ministerio del Interior no tiene previsto ning¨²n tipo de indemnizaci¨®n por los da?os materiales ocasionados por atentados terroristas manifestaciones multitudinarias o cualquier otro tipo de actos de car¨¢cter pol¨ªtico y social, que durante el a?o pasado ocasionaron en Espa?a da?os por valor de 879 millones de pesetas. Es un organismo aut¨®nomo vinculado al Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda, el Consorcio de Compensaci¨®n de Seguros, el que se encarga de pagar este tipo de desastres, pero circunscribe sus indemnizaciones a los bienes asegurados por da?os. El ¨²ltimo gran atentado, en la madrile?a plaza de la Rep¨²blica Dominicana, costar¨¢ al consorcio unos 51 millones de pesetas. Mientras se realizan las gestiones administrativas, 50 familias afectadas arreglan los tabiques y ventanas de sus casas reventados por los 50 kilos de Goma 2 y 100 kilos de metralla que mataron a 12 guardias civiles.
El Ministerio del Interior s¨®lo prev¨¦ indemnizaciones en caso de muerte, amputaci¨®n o inutilidad provocada por atentados terroristas. A pesar de la creencia extendida de que es este ministerio el que paga los da?os materiales que provoca el terrorismo, es el Consorcio de Compensaci¨®n de Seguros, dependiente del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda, el que se encarga de pagar los bienes asegurados que hayan sufrido alg¨²n tipo de desperfecto.Casi 900 millones de pesetas se gast¨® este consorcio de seguros, que obtiene sus fondos de primas que le abonan todas la compa?¨ªas aseguradoras espa?olas, en restituir coches incendiados, reponer lunas de escaparates, y arreglar destrozos en viviendas e inmuebles. El consorcio ha cubierto destrozos provocados en Catalu?a por Terra Lliure, los derivados de acciones de los GRAPO o ETA y los da?os producidos, por incendios provocados con alg¨²n motivo pol¨ªtico.
El riesgo que cubre esta superaseguradora, que funciona desde 1954, incluye tambi¨¦n a los camiones espa?oles que espor¨¢dicamente son incendiados por agricultores franceses y los escaparates destrozados por manifestaciones violentas.
El consorcio, seg¨²n indican los responsables del mismo, utiliza los cauces que considera convenientes para averiguar si los m¨®viles del siniestro han sido aut¨¦nticamente pol¨ªticos. Para ello contrata investigaciones privadas, pide informes a cualquier dependencia estatal e incluso estudia los art¨ªculos period¨ªsticos que se refieran al asunto.
Los fondos del consorcio proceden del dinero que los asegurados pagan como prima fija en sus respectivos contratos con las diversas compa?¨ªas privadas de seguros.
La exigencia de que el bien destrozado disponga de seguro es tajante. Si un coche est¨¢ asegurado a terceros, la compa?¨ªa no tiene obligaci¨®n de indemnizar al propietario por los destrozos causados. Sin embargo, cualquier bien asegurado por da?os est¨¢ cubierto de estos riesgos con cargo al consorcio.
Los ¨²ltimos afectados por un atentado son los vecinos de la madrile?a plaza de la Rep¨²blica Dominicana. Los afectados tendr¨¢n que esperar normalmente de dos a tres meses para que les paguen los gastos de los destrozos materiales provocados por los 50 kilos de Goma 2 que acabaron con la vida de 12 guardias civiles. Los primeros d¨ªas tras el atentado en la plaza de la Rep¨²blica Dominicana, flores, estampas y coronas rend¨ªa homenaje a los muertos entre grupos de gente que gritaban pidiendo justicia. Ahora, varias semanas despu¨¦s, lo ¨²nico inusual en el aspecto de la plaza madrile?a son los llamativos destrozos de la fachada de un edificio, apenas cubiertos por un sinf¨ªn de pancartas en las que se exige al Estado que cubra los da?os derivados de la explosi¨®n.
Denuncias
Los vecinos ya han presentado varias denuncias en el Ministerio del Interior ("porque nos dijeron que era lo que ten¨ªamos que hacer", explica un vecino), aunque en este departaniento no existe presupuesto alguno para da?os materiales y s¨®lo concede indemnizaciones por muerte, amputaci¨®n o inutilidad.
La evaluaci¨®n de los da?os provocados por el atentado se realiz¨® adem¨¢s con mucho retraso. Los miembros de Protecci¨®n Civil tardaron una semana en personarse en la plaza de la Rep¨²blica: Dominicana. Esta falta de diligencia ha provocado protestas de los vecinos, que se sienten molestos porque "nadie, a excepci¨®n de los bomberos, se preocup¨® por nosotros". A los tres d¨ªas del bombazo todo el vecindario se reuni¨® en el patio interior de los edificios. All¨ª, entre todos, decidieron colocar varias pancartas para llamar la atenci¨®n sobre sus problemas. "Dentro est¨¢ peor", explica una vecina a quienes observan la fachada, desde el umbral de una ventana deshecha. Un local comercial del bajo ole este edificio protesta con una frase elocuente escrita sobre una s¨¢bana: "No podremos volver a abrir, ?es ¨¦ste el buen camino?". La Administraci¨®n no prev¨¦ ning¨²n tipo de ayuda para aquellos bienes materiales que no est¨¦n asegurados.
Enendina Carrera, la viuda del quinto, vive de alquiler y s¨®lo cobra 19.000 pesetas de pensi¨®n, adem¨¢s del sueldo de uno de sus dos hijos, que "se arregla con trabajos temporales". El otro est¨¢ en el paro. Enendina, de 62 a?os, y sus hijos han vivido 15 d¨ªas en un domicilio sin ventanas y sin puerta. La explosi¨®n revent¨® el marco de la entrada de la casa y volc¨® la puerta. Los cristales rotos ya se han repuesto, pero los tabiques destrozados por la explosi¨®n no se los arregla nadie. Todas las superficies de la casa de la viuda est¨¢n plagadas de objetos amontonados (libros, figuras, muebles) cubiertos con pl¨¢sticos y tel¨¢s. En el pasillo, una cisterna rota est¨¢ arrinconada. "Es para demostrar que efectivamente est¨¢ rota", dice sonriendo.
Cristina Peci?a, esposa de un practicante, ha adelantado el dinero del cambio de su puerta blindada y de todos los cristales de la casa. Su hija, que se casaba el d¨ªa del atentado, soluciona mientras tanto el papeleo para intentar que le paguen algo por su viejo autom¨®vil -un Seat 133-, que estaba aparcado en las cercan¨ªas del coche bomba y result¨® destrozado. El dinero para arreglar los desperfectos del domicilio, unas 250.000 pesetas, lo han sacado de los ahorros y esperan que se lo repongan. Ninguna de las personas que viven en este edificio en r¨¦gimen de alquiler ten¨ªa la vivienda asegurada, aunque los propietarios ten¨ªan un seguro de comunidad que les permitir¨¢ restaurar los desperfectos.
Retrasos
"Yo soy la m¨¢s perjudicada", asegura Carmen, de 72 a?os, que ha pedido prestado a un familiar medio mill¨®n de pesetas para arreglar su casa. Carmen se pone a llorar cuando recoge las trizas de un jarr¨®n "de 300 a?os" que hered¨® de su bisabuela.
La permanente imagen del atentado, que vio a trav¨¦s de su ventana y no puede olvidar, mezclado con todos sus recuerdos de familia hechos trizas por la explosi¨®n, hace que esta mujer se pase el d¨ªa llorando mientras recorre su casa entre alba?iles que intentan recomponer los destrozos, muebles agolpados y escombros. La se?ora explica que est¨¢ enferma desde que vio "a todos aquellos chicos destrozados".
Nada queda del antiguo quiosco de la plaza; en su lugar, el due?o y sus hijos han instalado uno nuevo que les ha costado dos millones de pesetas.
Un atentado anterior, en pleno barrio de Salamanca, afect¨® seriamente a la cl¨ªnica Nuestra Se?ora del Rosario. Las p¨¦rdidas han sido evaluadas en 40 millones de pesetas por fuentes del citado hospital. La comunidad de monjas de este centro todav¨ªa no ha cobrado; los tr¨¢mites burocr¨¢ticos retrasan las indemnizaciones hasta unos tres meses despu¨¦s del siniestro.
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