Israel vuelve a ?frica
LA VISITA que Sim¨®n Peres ha realizado a Camer¨²n es un paso importante en un amplio despliegue diplom¨¢tico del Gobierno ole Israel para restablecer relaciones con pa¨ªses que las interrumpieron en los a?os setenta; y en t¨¦rminos m¨¢s generales, para romper el hielo de una hostilidad persistente de la que Israel ha sido objeto por parte de numerosos Estados del Tercer Mundo. Conviene recordar que este viaje de Peres a Yaund¨¦ es el primero que realiza a esa parte del mundo un jefe de Gobierno israel¨ª desde hace veinte a?os.Todo indica que el gesto del presidente de Camer¨²n, Paul Biya, si bien responde a motivaciones espec¨ªficas de ese pa¨ªs, refleja a la vez una tendencia m¨¢s general. Tres pa¨ªses, Zaire, Liberia y Costa de Marfil, han restablecido ya sus relaciones con Israel; y es probable que la actitud de Carner¨²n sea un est¨ªmulo para que otros, como Gab¨®n, Guinea, Rep¨²blica Centroafricana, Togo, sigan el mismo camino. La situaci¨®n especial de Camer¨²n se debe a que, trat¨¢ndose de un pa¨ªs con una poblaci¨®n musulmana numerosa, el actual presidente Biya es de religi¨®n cat¨®lica. Aunque la transmisi¨®n de poderes en 1982 se hizo por v¨ªas legales, la reacci¨®n de sectores musulmanes fue muy negativa y Biya tuvo que superar una tentativa de recuperar el poder de Ahidjo que, al ceder la presidencia, se hab¨ªa reservado para s¨ª la direcci¨®n del partido ¨²nico del pa¨ªs. El presidente Biya ha recibido a Sim¨®n Peres con particular simpat¨ªa, convencido de que las nuevas relaciones con Israel pueden ayudarle a reforzar la seguridad de su r¨¦gimen.
Hasta 1973, Israel hab¨ªa tenido relaciones bastante estrechas con numerosos pa¨ªses africanos; la decisi¨®n de romper las relaciones despu¨¦s de la guerra del Yom Kippur, en 1973, fue casi un¨¢nime de todos los Estados africanos. La causa principal fue la solidaridad con los pa¨ªses ¨¢rabes. Israel fue considerada entonces como una pieza m¨¢s de las fuerzas que se opon¨ªan en el plano a la liberaci¨®n y plena independencia de los pueblos que hab¨ªan roto las cadenas del colonialismo. Hab¨ªa asimismo otras causas, determinadas por intereses econ¨®micos apremiantes para Estados muy pobres que iniciaban su vida independiente. Los pa¨ªses ¨¢rabes aparec¨ªan entonces, gracias al petr¨®leo, como una gigantesca potencia financiera; hubo ofertas muy seductoras de Estados ¨¢rabes de ayudar sustancialmente al despegue de muchos pa¨ªses africanos. Esas esperanzas fueron seguidas de muchas decepciones; y actualmente ha desaparecido -en particular con la ca¨ªda del precio del petr¨®leo- la esperanza en que tal ayuda pueda materializarse. Hay una inclinaci¨®n cada vez mayor de muchos Gobiernos africanos a una pol¨ªtica llamada realista; y en este marco la opci¨®n de restablecer las relaciones con Israel se abre camino. Cabe pensar que, a la vez, Israel tendr¨¢ que revisar sus relaciones con Pretoria para poder desarrollar estas nuevas relaciones africanas. Peres ha declarado que Israel aplicar¨¢ las sanciones que sean decididas por las organizaciones internacionales; es un paso positivo, si bien por ahora no compromete a nada.
Los esfuerzos de Israel de abrir el abanico de sus relaciones internacionales tienen que ver tambi¨¦n con la evoluci¨®n del problema que le afecta de un modo m¨¢s directo: el conflicto de Oriente Pr¨®ximo. Que una conferencia internacional est¨¢ llamada a desempe?ar un papel esencial en la soluci¨®n de los problemas de Oriente Pr¨®ximo -en una etapa y en unas formas a¨²n imprecisas- es algo que aparece cada vez m¨¢s evidente. Es una eventualidad, una perspectiva m¨¢s bien, a la que Israel tiene que prepararse. En ese sentido las conversaciones en Helsinski de delegados israel¨ªes y sovi¨¦ticos, por primera vez desde hace muchos a?os, aunque hayan sido breves y motivadas en teor¨ªa por la eventualidad menor de establecer relaciones consulares, representan un s¨ªntoma importante. Israel se ha esforzado por interpretarlas en el sentido m¨¢s positivo posible, precisamente por el inter¨¦s que tiene en demostrar que su capacidad de di¨¢logo se extiende y llega hasta los pa¨ªses con los que tiene conflictos serios. Pero si esta pol¨ªtica no es simplemente un lavado de imagen, la apertura de nuevos campos de di¨¢logo deber¨ªan ayudar a la vez a los pol¨ªticos israel¨ªes a superar intransigencias que cierran el camino de soluciones de paz en la cuesti¨®n palestina.
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