La 'cumbre' de los 'no alineados'
EL MOVIMIENTO de Pa¨ªses no Alineados est¨¢ ultimando los preparativos de la cumbre que, con participaci¨®n de los jefes de Estado y de Gobierno, se iniciar¨¢ en Harare (capital de Zimbabue) el 1 de septiembre, precedida de una reuni¨®n de los ministros de Asuntos Exteriores. Para comprender mejor el papel que puede desempe?ar en la actual coyuntura, conviene recordar el origen de este movimiento, cuyas ideas b¨¢sicas fueron sentadas en Bandung en 1955, y cuya primera reuni¨®n se celebr¨® en Belgrado en 1961. Naci¨®, pues, en el per¨ªodo de auge del proceso de hundimiento del colonialismo en gran parte del mundo; y tend¨ªa a dar a los nuevos Estados un marco de actividad internacional que garantizase de forma prioritaria su independencia y su solidaridad frente a los peligros de injerencia por parte de las grandes potencias. La incorporaci¨®n a ese movimiento de numerosos pa¨ªses de ?frica, Asia y Am¨¦rica Latina, desde los 40 iniciales a los 120 en la ¨²ltima conferencia ministerial de Luanda, refleja un viraje en la historia de la posguerra. Durante una etapa se abri¨® paso la estrategia de EE UU de crear alianzas militares, semejantes a la OTAN, en otras partes del mundo, que lleg¨® a plasmarse en pactos en Oriente Pr¨®ximo y en Asia. El fracaso de estos planes, sobre todo a causa de la intervenci¨®n, y luego de la guerra abierta, de EE UU en Vietnam, tuvo como una de sus consecuencias la extensi¨®n del movimiento de los no alineados en los a?os sesenta y setenta. Ello reflejaba una voluntad com¨²n, por parte de pa¨ªses con reg¨ªmenes pol¨ªticos y concepciones de lo m¨¢s dispares, de no integrarse en los bloques militares encabezados, respectivamente, por EE UU y la URSS, y de ejercer una influencia en la vida internacional a partir de una colocaci¨®n de no alineamiento.
Por su car¨¢cter mismo, el MPNA est¨¢ sometido a fuertes tensiones centr¨ªfugas; entre sus miembros figuran algunos, como Cuba, cuya pol¨ªtica est¨¢ directamente vinculada al bloque sovi¨¦tico; la etapa de presidencia de Fidel Castro, entre 1979 y 1983, signific¨® una inclinaci¨®n muy marcada a convertir a los no alineados en caja de resonancia de las posiciones de la URSS. A pesar de que la tesis castrista de que la URSS es el "aliado estrat¨¦gico" de los no alineados resultaba doblemente indefendible despu¨¦s de la invasi¨®n de Afganist¨¢n. La presidencia de la India en los tres ¨²ltimos a?os ha permitido cierto recentramiento del Movimiento. Ciertos dirigentes indios dicen que ha sido un salvamento; y no cabe duda que si predominase la tendencia a la identificaci¨®n con las actitudes del bloque sovi¨¦tico, la raz¨®n de ser del MPNA desaparecer¨ªa; y el peligro de ruptura ser¨ªa muy serio. No puede olvidarse que a ¨¦l pertenecen pa¨ªses con una pol¨ªtica muy moderada, incluso de derecha, como Indonesia, Marruecos, Arabia Saud¨ª, etc¨¦tera. Es cierto que la propia pol¨ªtica de Reagan, su enfrentamiento obtuso al Tercer Mundo, tanto en lo econ¨®mico como en temas pol¨ªticos, determina una constante oposici¨®n a la pol¨ªtica de Washington. Si Europa acertase a definir con m¨¢s autonom¨ªa posiciones propias en la pol¨ªtica internacional, ello contribuir¨ªa poderosamente a un desarrollo m¨¢s positivo y eficaz del MPNA, a reafirmar su car¨¢cter de no alineamiento. -
En ese orden, el hecho de que Robert Mugabe asuma la presidencia del Movimiento para los pr¨®ximos tres a?os es claramente favorable. Ello va a contribuir a una concentraci¨®n de los esfuerzos sobre los problemas africanos, muy directamente en el de las sanciones contra Sur¨¢frica, tema en el cual -a pesar de las reticencias de ciertos Gobiernos- no cabe duda que la opini¨®n europea ha tomado conciencia en los ¨²ltimos meses de la urgencia de medidas efectivas para poner fin al apartheid. La actitud de los no alineados puede presionar para que Europa adopte sanciones; ello podr¨ªa tener asimismo re percusiones en EE UU, donde ya el Congreso ha tomado actitudes positivas. Aunque se produzca cierta africanizaci¨®n de las preocupaciones de los no alineados, lo cual contribuir¨ªa sin duda a su cohesi¨®n interna, no cabe duda que la cumbre de Harare va a abordar una serie de otros problemas. Conviene recordar -precisamente ahora que, cuando el bombardeo de Tr¨ªpol¨ª por EE UU, y por iniciativa de la India, los no alineados expresaron por unanimidad su solidaridad con Libia. En cambio, en cuanto a los conflictos existentes en el Tercer Mundo, como la guerra entre Ir¨¢n e Irak, el MPNA ha quedado totalmente paralizado. Por su propia amplitud y heterogeneidad, sus posiciones tienen un peso considerable en la Asamblea de la ONU; pero como tal movimiento no tiene operatividad, ni siquiera una estructura propia. De ah¨ª la importancia de la presidencia: al pa¨ªs que la ostenta corresponde una papel decisivo, no ya de preparaci¨®n de las reuniones, sino incluso en su orientaci¨®n. Por eso, el de bate sobre la sucesi¨®n, en 1989, de Robert Mugabe est¨¢ ya abierto y provoca inevitables divisiones.
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