Malas perspectivas para la sanidad
La situaci¨®n en que se encuentra la sanidad espa?ola tras el cuatrienio de Administraci¨®n socialista y sus perspectivas de desarrollo entran dentro de la calificaci¨®n de preocupantes, dada la divergencia que existe entre el dispositivo asistencial, claramente insuficiente, y la demanda que la comunidad exige en materia sanitaria.
La comparaci¨®n de algunos par¨¢metros b¨¢sicos de pa¨ªses europeos en relaci¨®n con los espa?oles nos da una idea cierta de la distancia que separa a nuestro pa¨ªs del resto de la ¨®rbita occidental, e incluso europea-oriental, aunque es m¨¢s deprimente contemplar la poca voluntad desarrollada por los gestores sanitarios del ¨²ltimo cuatrienio para reducir esas diferencias y elevar el nivel de la sanidad espa?ola en materia de inversiones, gasto, equipamientos, servicios, etc¨¦tera.La incidencia del gasto del Insalud en el producto interior bruto ha experimentado a lo largo de los ¨²ltimos a?os un significativo descenso, que nos aleja cada vez m¨¢s de las cantidades que se invierten en Europa en el sector sanitario. As¨ª, en 1982 fue de un 3,84%; en 1983, el 3,70%; en 1984, el 3,57%; en 1985, el 3,49% y, en 1986, el 3,43%.
Hay que tener en cuenta que el gasto del Insalud viene a suponer aproximadamente un 70% del gasto general en sanidad, por lo que podemos deducir que el gasto sanitario es del 5% del PIB, mientras que los pa¨ªses europeos destinan a sanidad cantidades que superan el 8% de su PIB.
Esta disminuci¨®n de la inversi¨®n, asociada a un incremento de la poblaci¨®n atendida, hace que el gasto por persona haya ido descendiendo paulatinamente, seg¨²n puede comprobarse con los siguientes datos: en el a?o 1981, el n¨²mero de beneficiarios fue de 31.656.000, correspondiendo un gasto por persona de 20.691 pesetas; en 1982, de 32.527.000 y 20.580; en 1983, de 33.280.000 y 19.840; en 1984, de 35.895.000 y 17.651, y en 1985, de 36.670.000 y 15.350.
La exposici¨®n de cantidades indica claramente el deterioro que viene sufriendo la asistencia sanitaria, al disponer de menos presupuestos, ni siquiera v¨¢lidos para mantener el volumen actual de recursos materiales y humanos con que contamos. El n¨²mero de camas hospitalarias desciende progresivamente bajo la excusa de que aqu¨ª tenemos excesivas y no est¨¢n suficientemente aprovechadas, y los puestos de trabajo se amortizan autom¨¢ticamente, cubriendo las vacantes de obligada cobertura con contrataciones de tipo eventual.
En este contexto se encuentra el dispositivo sanitario de la Comunidad Aut¨®noma de Madrid, que aunque cuenta con centros m¨¢s modernos y tecnolog¨ªas nuevas y avanzadas, sin embargo, soporta una presi¨®n importante de enfermos desplazados de otras comunidades, lo que hace que su dispositivo sea insuficiente.
La pol¨ªtica sanitaria de la Administraci¨®n socialista durante el pasado cuatrienio en la Comunidad de Madrid ha ido encaminada a la elaboraci¨®n de un plan que sienta las bases de una profunda reestructuraci¨®n sanitaria destinada a disminuir el dispositivo asistencial madrile?o y reducir los recursos humanos y materiales disponibles en aras al objetivo general marcado desde el ejecutivo de Econom¨ªa: economizar y rentabilizar.
Menos camas y empleados
Dicho plan contempla una reordenaci¨®n de los recursos sanitarios en Madrid, ya sean propios del Insalud, de la CAM o privados-concertados, y cuya traducci¨®n fundamental se halla en la reducci¨®n del n¨²mero de camas hospitalarias en n¨²mero de 1.945, y la desaparici¨®n de 6.645 puestos sanitarios de trabajo, aunque la realidad posterior indica que las previsiones contempladas en el plan pueden variar, increment¨¢ndose el n¨²mero de centros hospitalarios cerrados y el n¨²mero de puestos de trabajo perdidos.
En definitiva, estas ideas de reestructuraci¨®n sanitaria, entregadas en forma de documento a los sindicatos, conforman un modelo de reconversi¨®n sanitaria para disminuir m¨¢s el ya de por s¨ª esquilmado dispositivo asistencial madrile?o.
Las medidas tomadas en el ¨²ltimo a?o han ido en esta direcci¨®n y hacen pensar, como anteriormente indicaba, que la realidad va a ser m¨¢s dura que la perspectiva al entrar en el ¨¢mbito de la reconversi¨®n centros asistenciales que en principio parec¨ªan estar fuera de ¨¦l, como sucede con las instalaciones hospitalarias de la Cruz Roja, o como podr¨ªa suceder con la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz.
Esta reconversi¨®n se da de forma distinta en el sector privado que en el p¨²blico. En el sector privado simplemente se rescinden los conciertos que hab¨ªa establecidos con estos establecimientos, desconcert¨¢ndose el uso p¨²blico de 2.560 camas privadas y provocando el cierre total de algunos de estos centros, como ha sucedido ya con las cl¨ªnicas de San Francisco Javier, San Ignacio, Los Nardos y San Nicol¨¢s, y causando el despido autom¨¢tico de 2.880 trabajadores, seg¨²n previsiones.
En el sector p¨²blico se pretende fundamentalmente amortizar puestos de trabajo. Trasladando personal sanitario de los centros donde la Administraci¨®n considera que hay excedentes a los hospitales de nueva, ?y retrasada!, apertura, o congelando las plantillas actuales, sin abrir convocatorias de nuevas plazas hasta que las plantillas se adapten a los c¨¢lculos matem¨¢ticos de ratios personal/ cama y otras orientaciones parecidas, y sin tener en cuenta otro tipo de consideraciones, como la necesidad de conseguir una asistencia sanitaria con gran calidad, que indudablemente no puede obtenerse con reducci¨®n de plantillas, ac¨²mulo de tareas y desaparici¨®n de motivos incentivadores en el personal.
La traducci¨®n del plan reconversor para el sector p¨²blico es un balance final de creaci¨®n de 876 camas (frente a las 2.560 que se pierden al rescindir los conciertos con cl¨ªnicas privadas) y la amortizaci¨®n de 3.065 puestos de trabajo (pese a que los nuevos hospitales de Legan¨¦s, Getafe y Alcal¨¢ de Henares emplear¨¢n a 2.100 personas).
7.000 puestos eliminados
En definitiva, se avanza hacia la disminuci¨®n del dispositivo asistencial argumentando exclusivamente que los recursos p¨²blicos est¨¢n infrautilizados y que forzando su aprovechamiento, disminuyendo el n¨²mero de d¨ªas de estancia del enfermo en el hospital y filtrando al m¨¢ximo posible el n¨²mero de enfermos candidatos al ingreso se pod¨ªa conseguir reducir el n¨²mero de camas hospitalarias p¨²blicas de cerca de 19.000 existentes a cerca de 16.000, que ser¨ªan necesarias en el a?o 1990, y el personal sanitario de 35.000 a 3 1.000, seg¨²n c¨¢lculos siempre muy aproximativos.
Un trabajo elemental como ¨¦ste no debe convertirse en una exhaustiva exposici¨®n de datos num¨¦ricos que nublan la visi¨®n general que trata de darse; sin embargo, ser¨ªa significativo entresacar, por ejemplo, el n¨²mero de puestos de trabajo que se amortizar¨¢n en los hospitales m¨¢s grandes:
Ciudad Sanitaria La Paz, 2.203; Ciudad Sanitaria Primero de Octubre, 846; Ram¨®n y Cajal, 748; Cl¨ªnica Puerta de Hierro, 540; hospital Provincial, 1.000 y 500 camas; Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz, 700 y 261 camas.
Atenci¨®n especial merecen los centros asistenciales de la Cruz Roja (hospital Central, Unidad de Quemados e Instituto de Diabetolog¨ªa), que en virtud del acuerdo firmado entre el anterior ministro de Sanidad y el presidente de la Asamblea Suprema se enfrentan a una posibilidad de cierre a corto plazo. Estos centros re¨²nen un total de 660 camas y 1.509 trabajadores. La alternativa m¨¢s id¨®nea, a nuestro modo de ver, ser¨ªa la integraci¨®n total de este dispositivo en el propio Insalud, ya que es este organismo el que financia la pr¨¢ctica totalidad de los gastos de estos centros.
Sin embargo, las ideas que por el momento se barajan ser¨ªan las de trasladar estos centros al hospital de futura apertura de Getafe, construido para albergar 350 camas y 700 trabajadores. Est¨¢ claro que en el traslado, que se justifica utilizando el argumento de la descentralizaci¨®n hospitalaria de Madrid al extrarradio, se perder¨ªan 310 camas y no se sabe cu¨¢l ser¨ªa el futuro de 809 trabajadores.
Otros centros espec¨ªficos, dedicados actualmente a la asistencia sanitaria y sin futuro todav¨ªa decidido, pod¨ªan perder sus camas, sus funciones o ser transferidos a otras dependencias no sanitarias, lo que, en cualquier caso, incide en el c¨®mputo global sustrayendo camas y personal a todos los madrile?os y enfermos de otras comunidades, que en un n¨²mero importante viene a tratarse a Madrid al no contar con servicios espec¨ªficos sus comunidades de origen.
Entre estos centros podr¨ªamos citar el hospital Hermanos Laguna, de Alcorc¨®n; hospital de Santa Cristina, Cl¨ªnica del Trabajo, Infante Don Felipe, Psiqui¨¢trico Infantil Fray Bernardino, Casa de la Madre y la Cl¨ªnica de la Concepci¨®n (Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz), que debate su futuro entre un plan de viabilidad que significar¨ªa la p¨¦rdida de 261 camas y 700 puestos de trabajo y su cierre total.
Las perspectivas, como se puede apreciar, no son nada halag¨¹e?as, sobre todo si comparamos el dispositivo asistencial de la comunidad madrile?a con el de los pa¨ªses europeos de nuestro entorno, y que ofrece los siguientes resultados medidos en camas por cada 1.000 habitantes: Francia, 8,2; Irlanda, 11,3; Holanda, 12,3; Dinamarca, 10,5; Suecia, 16,5; Finlandia, 15; Espa?a, 5,3; Madrid, 5,85; previsiones de Madrid para el a?o 1980: 3,1.
Todas las comparaciones son odiosas, pero ¨¦sta es m¨¢s, porque simplemente obedece a al seguimiento disciplinado de una pol¨ªtica de ahorro emanada directamente del Ministerio de Econom¨ªa, y que obviamente ha generado ya un importante volumen de ahorro y producir¨¢ m¨¢s en un futuro pr¨®ximo de cinco a?os, pero a costa de jugar con el dispositivo y calidad asistenciales, y que indefectiblemente se traduce en masificaci¨®n de las consultas a nivel ambulatorio y kilom¨¦tricas listas de espera que los ciudadanos nos vemos obligados a padecer.
es secretario general del Sindicato Provincial de Sanidad de CC OO.
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