Nuevo rumbo de la socialdemocracia alemana
EL CONGRESO del Partido Socialdem¨®crata Alem¨¢n (SPD) celebrado en Nuremberg ha tenido como primer objetivo la preparaci¨®n de la batalla de las elecciones generales que tendr¨¢n lugar en la Rep¨²blica Federal de Alemania a comienzos de 1987. El actual canciller, el conservador Helmut Kohl, se presenta a esa consulta con un pobre balance de gobierno y una p¨¦rdida de prestigio evidente. El SPD se plantea conquistar la mayor¨ªa absoluta, desechando la alternativa de una alianza con el partido verde que le har¨ªa perder una parte de los votos centristas. La designaci¨®n pr¨¢cticamente un¨¢nime de Johannes Rau como candidato a la canciller¨ªa expresa la voluntad del partido de unir sus fuerzas para esa batalla electoral, que se presenta en condiciones sumamente dif¨ªciles. Los sondeos dan hoy al SPD en tomo a un 40% de los votos, y nunca este partido ha tenido una mayor¨ªa absoluta en la historia alemana.Al descartar la alianza con los verdes, el SPD ha incorporado a su programa una parte de los objetivos que caracterizan a esa nueva corriente de la pol¨ªtica alemana, e incluso europea. El cambio que en ese orden ha despertado m¨¢s sorpresa ha sido la decisi¨®n de suprimir en un plazo de 10 a?os las centrales nucleares. Es una ruptura con las anteriores posiciones del SPD sobre pol¨ªtica energ¨¦tica,y que Rau ha asumido personalmente al definir su programa de gobierno. La otra novedad esencial se refiere a la seguridady relaciones internacionales. El SPD parte en ese terreno del nuevo concepto de seguridad compartida, cuyo contenido es el siguiente: la seguridad de la RFA, y de Occidente en general, no debe basarse en la capacidad militar de derrotar al bloque sovi¨¦tico, sino en una transformaci¨®n de las estrategias y sistemas mi,litares que reduzca las capacidades de ofensiva de un bloque contra el otro, y que en cambio eleve los niveles de seguridad para ambos. El SPD apoya la permanencia de la RFA en la OTAN, pero pide la retirada de los euromisiles, apoya la creaci¨®n de zonas desnuclearizadas y libres de armas qu¨ªmicas y se opone al proyecto de guerra de las galaxias.
En el terreno econ¨®mico, que ser¨¢ decisivo en las elecciones, el SPD coloca la justicia social como objetivo central de una pol¨ªtica socialista, con prioridad para la lucha contra el paro y asociando directamente la ecolog¨ªa a todo el desarrollo econ¨®mico.
Es l¨®gico que en el congreso de Nuremberg hayan pesado las preocupaciones electorales -la adopci¨®n de no pocas de las novedades program¨¢ticas han partido de esa consideraci¨®n- pero, en algunos casos, y concretamente en los temas internacionales, han sido aprobadas a pesar de que muchas voces las consideran poco aptas para ganar votos. Pero el significado del congreso de Nuremberg desborda la circunstancia electoral de 1987, al dar un nuevo impulso al proceso de revisi¨®n ideol¨®gica que est¨¢ desarrollando el SPD para superar el programa de Bad Godesberg, de 1959, famoso porque elimin¨® el marxismo como teor¨ªa del partido. Con Bad Godesberg se inici¨® la etapa de colaboraci¨®n gubernamental de la socialdemocracia con los democratadristianos y luego con los liberales. Es obvio que ahora no se trata de un retomo al marxismo. La elaboraci¨®n del nuevo programa, que ser¨¢ aprobado en un congreso ulterior, se realiza mediante un debate te¨®rico para definir el contenido de una pol¨ªtica de izquierda en la Europa de hoy, incorporando una serie de problemas nuevos, pol¨ªticos, sociales, culturales, como la ecolog¨ªa, el pacifismo, la liberaci¨®n de la mujer, el papel de los j¨®venes en la sociedad, y perfilando a la vez, en las condiciones de la sociedad contempor¨¢nea, los caminos de una participaci¨®n de los ciudadanos y de un avance efectivo hacia niveles superiores de libertad y justicia social. En funci¨®n de una opci¨®n europea asumida hoy con m¨¢s claridad que nunca, el SPD ha sometido los esbozos de su nuevo programa a una discusi¨®n con otros partidos de nuestro continente, en la que ha encontrado las mayores coincidencias con la socialdemocracia sueca, sectores del laborismo brit¨¢nico y sobre todo con el Partido Comunista de Italia.
Con esta evoluci¨®n en el seno del SPD y las experiencias de gobiernos socialistas en diversos pa¨ªses del sur de Europa, es obligado revisar las ideas que prevalec¨ªan en los a?os setenta sobre el socialismo europeo; entonces, los proyectos del socialismo meridional en Portugal, Espa?a, Francia y Grecia iban a desbordar por la izquierda los esquemas tradicionales de la pol¨ªtica socialdem¨®crata. ?Queda algo en la realidad de hoy? En cambio, el SPI) se est¨¢ colocando en la izquierda del sociaEsmo europeo. Esta evoluci¨®n ha madurado en su seno mediante un proceso bastante largo, estimulado sin duda por su paso a la oposici¨®n en 1982. Pero tambi¨¦n han actuado otros factores, como la permanente confrontaci¨®n con los verdes, en la que los momentos de lucha se entremezclan con los de colaboraci¨®n. A la vez, en la direcci¨®n del SPD ha crecido la influencia de la generaci¨®n formada en la organizaci¨®n juvenil, los JUSOS, a lo cual ha contribuido la capacidad de Willy Brandt para comprender y asumir los nuevos problemas. En el congreso de Nuremberg han triunfado una coalici¨®n de los reformadores, que Rau representa, y la izquierda del partido. La tendencia atlantista, que Schmidt personific¨® y que tanta fuerza ha tenido durante a?os, ha quedado reducida a su m¨ªnima expresi¨®n. Estos cambios tendr¨¢n repercusiones a largo plazo, y no s¨®lo dentro de las fronteras de la RFA.
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