Buda, la isla prohibida
En verano, cuando la tierra cubre el final del r¨ªo Migjorn, se puede llegar a la isla de Buda por la playa, por los metros de terreno de propiedad p¨²blica reglamentarios que hoy se ignora c¨®mo y d¨®nde est¨¢n: el mar ha ido ganando terreno y los restos del antiguo faro, construido en el siglo pasado, est¨¢n en pleno mar. Si se avartza por este paso ocasional y t¨ªrnido, se deja a la izquierda el cartel de la Generalitat de Catalu?a, en el que se informa del parque natural y se proh¨ªbe el paso a la propiedad privada, a la isla.Con orgullo se comenta que Buda se mantiene tal y como era en el siglo XVIII, se pronuncia con reservas el nombre de sus propietarios, los Bor¨¦s, se califica de anacr¨®nica la situaci¨®n, y se afirma que es la zona del parque donde est¨¢ m¨¢s clara la propiedad privada. Su valor se estima en 1.500 millones de pesetas.
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