Al aire, patos!

El cine de aviaci¨®n, redimensionado hace ahora unos a?os por ese notable cine ¨¦pico que fue Elegidos para la gloria, vuelve ahora a las pantallas con Top gun, que ya ha conseguido un nada despreciable ¨¦xito comercial all¨ª.por donde sus aviones han cruzado. Top gun, vaya esto por delante (el aficionado debe andar prevenido), entronca con las cintas cl¨¢sicas del g¨¦nero (y ¨¦stas, b¨¢sicamente, son las de Howard Hawks, realmente espl¨¦ndidas) s¨®lo en el tratamiento de la amistad. Lo dem¨¢s -su concepci¨®n pl¨¢stica, la iconograf¨ªa del h¨¦roe- es irresistiblemente moderno: literalmente irresistible.El t¨ªtulo de la pelicula refiere un a supuesta escuela de aviaci¨®n donde va a parar la cr¨ºme de la cr¨ºme de los pilotos estadounidenses, aguerridos jovenzuelos diestros en el manejo de los b¨®lidos a¨¦reos, deseosos de perpetrar las mayores haza?as b¨¦licas. De hecho, los responsables de este filme se han sacado de la manga un enemigo invisible que mora en el oc¨¦ano ?ndico, huele a comunista por pilotar aviones sovi¨¦ticos y que habr¨¢ de ser, sparring propicio para las escenas finales (supuestamente exaltantes; s¨®lo exaltadas) de Tcp gun. Siguiendo, sin embargo, la tradici¨®n del cine de aviaci¨®n reciente (el que empieza, para situamos, en esa c¨¦lebre Batafla de Inglaterra), las secuencias del aire, m¨¢s que otra cosa, ayudan al espectador no avezado en estas lides a la confusi¨®n: un montaje fren¨¦tico y una t¨¦cnica perfecta para las cabriolas de nuestros chicos disimulan en todo momento el tosco alarde narrativo. Vamos, que el v¨¦rtigo a¨¦reo te quita la respiraci¨®n, pero a la hora de poner cruces al avi¨®n ca¨ªdo nunca sabes de qu¨¦ lado ha sido.

Eso, claro est¨¢, no es lo peor. El mayor defecto no est¨¢ en el aire, sino en el suelo llano, pues los hijos ¨¦picos de Lindhergh son tambi¨¦n dioses de a pie. Nuestro h¨¦roe mayor (Tom Cruise, el de Legend, que con gracia pajaril ha saltado de hermano a hermano: de Ridley Scott a Tony Scott), representa las mayores virtudes del nortearnericano contempor¨¢neo, que, una vez despojado de su caballo de batalla (el avi¨®n), sigue mostr¨¢ndose soberbio a lomos de su aerodin¨¢inica moto, luciendo con soltura y autoridad unas significativas gafas de sol y conquistando a la m¨¢s guapa del campamento.

Toda esta amalgama de heroicidades barbilampi?as y bobas ha sido dirigida por Tony Scott, sin el espor¨¢dico brillo que su imperfecta pero atractiva ¨®pera prima, El ansia, destilaba. Todo queda en el aire.