D¨¢maso se recrea con el capote

D¨¢maso Gonz¨¢lez, reconciliado con su p¨²blico, hipnotiz¨® a sus dos toros y despu¨¦s hizo lo que quiso con ellos. Adem¨¢s -noticia, noticia-, tore¨® bien con el capote, recre¨¢ndose en ver¨®nicas y un quite por chicuelinas.

Al primero, un veleto corret¨®n tras propinarle las correspondientes dosis de miradas hipn¨®ticas, le realiz¨® una faena con gusto y ortodoxia, destacando los redondos; largos, lentos y mandones. Y, como acostumbra, con plenitud de temple y ligaz¨®n. La estocada qued¨® baja y perdi¨® el segundo trofeo.

El cuarto, veleto y astifino, se derreng¨® al caer tras un impresionante brinco cuando entr¨® al caballo, quedando a la defensiva. Pero D¨¢maso, profesional y que hace embestir a una pared, le hipnotiz¨® y domin¨®, y le sac¨® pases a base de provocar la embestida con sus muslos, que golpeaba contra la punta y la pala del cuerno. Pero mont¨® un mitin a espadas.

Tambi¨¦n lo mont¨® Emilio Oliva en el brocho y list¨®n tercero, tras torearle con decisi¨®n y entrega, pero sin dominio ni hipnosis. En el ¨²ltimo hizo una faena larga, de menos a m¨¢s, destacando una serie de naturales y un farol. Pero para farol, el que se tir¨® el presidente, al otorgar a Oliva -torero de la empresa- una segunda e inmerecida oreja.

Espartaco tir¨® l¨ªneas y sonrisas en su primero, mezclando pases ventajistas, despegados y el¨¦ctricos, con otros, ya desconectado de la red, lentos y bellos: tres naturales citando de frente. En el otro, que no era el cl¨¢sico borrego de carril, no supo ni quiso entenderlo.