Pinochet, tocado
MADRID SE transform¨® ayer, por gracia de la totalidad del espectro pol¨ªtico espa?ol, en una gran alameda de la libertad por la que discurri¨® un r¨ªo de solidaridad hacia el pueblo chileno. La transici¨®n pac¨ªfica espa?ola sigue siendo un ejemplo esperanzador para aquellos que se ven sometidos a los dictados de un r¨¦gimen que enarbola la violencia como principal arma contra las pr¨¢cticas democr¨¢ticas. Los chilenos anhelan la libertad que les fue arrebatada hace 13 a?os por las armas de unos militares cuya cohesi¨®n parece que empieza a resquebrajarse en un momento en el que la losa del terror ha ca¨ªdo de nuevo sobre Chile.Acaban de producirse seis muertes; el Ej¨¦rcito patrulla por las calles; las detenciones alcanzan cifras elevadas; la Prensa est¨¢ amordazada; el asesinato del periodista Jos¨¦ Carrasco simboliza en cierta forma la actitud del r¨¦gimen de Pinochet hacia todo lo que signifique libertad y veracidad en la informaci¨®n. Pero ser¨ªa err¨®neo ver en la situaci¨®n actual una especie de retorno a los momentos en que el general Pinochet, con la violencia represiva, con el apoyo de los militares, de los sectores conservadores y de EE UU, ten¨ªa en sus manos los destinos del pa¨ªs. Hoy existe una oposici¨®n que abarca a todas las capas sociales, incluidas no pocas personas que ayer estuvieron con Pinochet. Esta oposici¨®n, con sus partidos pol¨ªticos y agrupaciones ciudadanas, ha realizado ya ingentes manifestaciones pidiendo el retorno a la democracia. Su existencia se sigue haciendo sentir a pesar de la represi¨®n; constituye un factor fundamental de los cambios que se produzcan en el pa¨ªs. A la vez, est¨¢ perfil¨¢ndose un fen¨®meno nuevo e importante: la existencia de contradicciones entre el general Pinochet y otros jefes militares, incluso componentes de la Junta Militar, ¨®rgano decisivo del poder.
Seg¨²n la Constituci¨®n vigente, en 1989 habr¨¢ elecciones presidenciales, para las cuales corresponde a la Junta Militar designar el candidato. El deseo de Pinochet, proclamado ya p¨²blicamente, es ser candidato y prolongar as¨ª su poder; pero ha sufrido un serio rev¨¦s, ya que los otros miembros de la Junta no le han apoyado. Muchos de sus discursos incendiarios en el ¨²ltimo per¨ªodo est¨¢n dirigidos a los militares, a sus colegas de la Junta Militar, para presionarles y obligarles a aceptar su voluntad. En este clima se produjo el atentado del pasado 9 de septiembre. Nada m¨¢s lejos de la verdad que la tesis sugerida por The Times de Londres, en el sentido de que pudo ser organizado por el propio dictador para justificar una ola represiva y realzar su propia autoridad. Todo indica que no ha sido as¨ª. Pero s¨ª es verdad que Pinochet se ha lanzado a la m¨¢xima utilizaci¨®n del atentado para extremar el terror y adem¨¢s revalorizar su papel personal y obligar a los altos mandos militares a que le acepten.
A tal fin respond¨ªa la convocatoria del refer¨¦ndum, que Pinochet anunci¨® a las 48 horas del atentado. Era absurdo decir que el Gobierno necesitaba nuevas leyes represivas; Pinochet aspiraba a que un refer¨¦ndum, convertido en plebiscito prefabricado, le otorgase una apariencia de respaldo popular, despu¨¦s de la cual podr¨ªa imponer su candidatura para 1989; o incluso modificar la Constituci¨®n para seguir en el poder de cualquier forma. Por eso es tan importante la respuesta dada por el almirante Toribio Merino, el miembro m¨¢s veterano de la Junta, al ser interrogado sobre el refer¨¦ndum: "Yo no soy partidario de nada... Es una cosa que dijo ¨¦l (Pinochet) y yo no s¨¦ de qu¨¦ se trata". Todo indica que las respuestas negativas han determinado la renuncia a ese refer¨¦ndum tan enf¨¢ticamente anunciado.
Es significativo que entre algunos generales del Ej¨¦rcito de Tierra conceptuados como incondicionales del dictador hayan surgido actitudes cr¨ªticas; en concreto, la del general Luis Dan¨²s, que fue ministro de Pinochet y que ahora es gobernador militar de Punta Arenas; su posici¨®n ha sido respaldada oficialmente por esa divisi¨®n militar. Dan¨²s ha exigido de modo en¨¦rgico que sean descubiertos los culpables del asesinato de Jos¨¦ Carrasco. Es una forma de poner en causa el terror desencadenado por el dictador despu¨¦s del atentado.
No cabe duda que esta evoluci¨®n entre altos mandos militares es un reflejo de la evoluci¨®n del sentir de EE UU, que ya no considera que el mantenimiento de Pinochet corresponda a sus intereses. En su reciente visita por encargo de Reagan, el general Galvin, jefe del Comando Sur de EE UU, expuso la tesis de que Pinochet hab¨ªa fracasado en su plan de destruir el comunismo, y de que ahora una represi¨®n dura fomenta el crecimiento de las fuerzas de la oposici¨®n m¨¢s radical, en concreto, los comunistas. No parece que el atentado haya modificado este enfoque del problema por parte de EE UU. Ha condenado el atentado, pero insiste a la vez en los efectos negativos del estado de sitio.
Si Pinochet fracasa en sus esfuerzos por lograr que la Junta Militar respalde su continuaci¨®n en el poder despu¨¦s de 1989, es evidente que ello pone sobre el tapete, en primer lugar para los militares, la necesidad de estudiar otras alternativas de futuro. En cualquier eventualidad, el papel de los militares que rompan con Pinochet tendr¨¢ que ser fundamental en el proceso de transici¨®n hacia la democracia. En la plasmaci¨®n de esa hip¨®tesis caben f¨®rmulas diversas; pero obviamente ya no es un tema de futuro, ni para la oposici¨®n ni para los militares.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Dictadura Pinochet
- Opini¨®n
- Encierros
- Manifestaciones
- Orden p¨²blico
- Personas desaparecidas
- Chile
- Protestas sociales
- Seguridad ciudadana
- Casos sin resolver
- Malestar social
- Estados Unidos
- Derechos humanos
- Dictadura militar
- Partidos pol¨ªticos
- Pol¨ªtica exterior
- Casos judiciales
- Dictadura
- Latinoam¨¦rica
- Sudam¨¦rica
- Gobierno
- Historia contempor¨¢nea
- Am¨¦rica
- Historia
- Administraci¨®n Estado