Benedetti
Ha sido una reciente colaboraci¨®n de Mario Benedetti en su peri¨®dico y una rabieta en forma de misiva publicada el 6 de septiembre lo que me ha impulsado a escribirles. El art¨ªculo en cuesti¨®n (31 de agosto), motivo de tan deleznable carta, es espl¨¦ndido y acierta con precisi¨®n en cada una de sus l¨ªneas. Los que amamos la literatura norteamericana desde Poe hasta Faulkner y sabemos del esp¨ªritu progresista que movi¨® la prosa de los Sinclair, London, Dreiser, etc¨¦tera, asistimos con impotente tristeza al resurgir del mccarthismo y la locura neopuritana de algunos de sus compatriotas (los m¨¢s influyentes), y lo que es m¨¢s desolador, la c¨®mplice inhibici¨®n de un gran n¨²mero de intelectuales de ese pa¨ªs. Sospecho que a Benedetti le ocurre tres cuartos de lo mismo. Art¨ªculos como el suyo, tan l¨²cidos e incontestables en la cuesti¨®n nicarag¨¹ense, sencillamente proporcionan placer y compa?¨ªa, cosa que no es poca entre tanto empacho light y posmodernista. Hace ya medio siglo que EE UU dej¨® de ser el baluarte del mundo libre para convertirse en esa inmensa y voraz ameba que quiere seguir creciendo a expensas de todos.
Seg¨²n el autor de la carta de marras, "parece mentira que un peri¨®dico que se dice serio permita al se?or Benedetti espacio tan privilegiado". Desde mi modesto punto de vista, ese espacio otorgado a plumas de la talla de Mario va cercen¨¢ndose d¨ªa a d¨ªa, aunque estoy plenamente seguro de que opiniones como las vertidas por el se?or Nogales poco tienen que ver en ello. Gracias a Dios o al diablo, el discurso de la intolerancia y el pataleo (quien se pica ajos come) ya s¨®lo seduce a un sector de la prensa muy limitado y de sobra conocido.
Por cierto, Orwell no es quien para demostrar nada, si no es su inmadurez como eterno adolescente y su probada mediocridad como escritor con delirios de profeta. Magnifico fabulador de paranoias, eso s¨ª, quiso predecir un mundo de pesadilla para 1984, y lo ¨²nico que nos ha dejado es la fiel transcripci¨®n de sus man¨ªas persecutorias en 1948, Y en cuanto a Chomski, si su ejemplo sentara precedente, otro gallo nos iba a cantar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.