El mar de Albor¨¢n
La peque?a isla de Albor¨¢n, pr¨¢cticamente deshabitada, aunque con una peque?a guarnici¨®n militar espa?ola, y situada a mitad de la ruta de Melilla a Almer¨ªa, da nombre a la zona del Mediterr¨¢neo que la rodea. Se trata de la parte m¨¢s occidental de nuestro mar latino cuyos l¨ªmites vendr¨ªan representados por las rectas Or¨¢n-Cartagena, Ceuta-Melilla, por la Costa del Sol andaluza al Norte y las riberas mediterr¨¢neas de Marruecos y Argelia hasta la ciudad de Or¨¢n, aproximadamente, en el Sur.Por este mar de Albor¨¢n, ampliado con las superficies mar¨ªtimas de las zonas de Baleares y Canarias (con Rota como punto clave), es decir, el eje estrat¨¦gico Baleares-Estrecho-Canarias, navegan submarinos nucleares sovi¨¦ticos y barcos de pesca de la misma nacionalidad en misiones de espionaje.
Las circunstancias geoestrat¨¦gicas obligan a Espa?a a intervenir en la pol¨ªtica mediterr¨¢nea, las plazas de Ceuta, Melilla y Gibraltar adquieren un valor singular. Las dos primeras, ciudades espa?olas en el norte de ?frica, se han convertido en puntos de fricci¨®n en nuestras relaciones con Marruecos. Pienso que manteniendo los derechos culturales e hist¨®ricos que apoyan nuestra soberan¨ªa, se debe actualizar su organizaci¨®n auton¨®mica, terminar el censo de toda la poblaci¨®n y aplicar nuestra Constituci¨®n, que reconoce a todos los ciudadanos espa?oles los mismos derechos sin distinci¨®n de ideas pol¨ªticas, raza o religi¨®n. Es decir, que estas ciudades con ra¨ªces ib¨¦ricas y ¨¢rabes sean, m¨¢s que muros, puertas que unan a Espa?a con Marruecos.
Respecto a Gibraltar, el ideal de la uni¨®n europea nos debe llevar a entendernos con el Reino Unido para encontrar pronto una soluci¨®n pr¨¢ctica a la cuesti¨®n de la soberan¨ªa. Las circunstancias hist¨®ricas apoyan nuestra reivindicaci¨®n, pero debe tenerse en cuenta que han transcurrido casi tres siglos de ocupaci¨®n brit¨¢nica y que hoy se debe enfocar la cuesti¨®n teniendo en cuenta los factores actuales. Gibraltar representa un problema complejo en el que inciden una base aeronaval brit¨¢nica usufructuada adem¨¢s por la OTAN y una poblaci¨®n civil aut¨®ctona formada por descendientes de oriundos de varios paises. Creo que las negociaciones hispano-brit¨¢nicas deben enfrentarse con el triple aspecto de base militar, comunidad civil y soberan¨ªa. Espa?a y el Reino Unido son aliados en la OTAN; una alternancia en el mando militar creo que podr¨ªa llegar a ser factible. Para la poblaci¨®n civil, los problemas ser¨ªan menos complicados, pues los gibraltare?os podr¨ªan seguir administr¨¢ndose auton¨®micamente.
La cuesti¨®n clave, la del traspaso de la soberan¨ªa sobre Gibraltar, pienso que en un per¨ªodo transitorio m¨¢s o menos largo se podr¨ªa ensayar la soberan¨ªa compartida del Reino Unido y Espa?a. Cabr¨ªan dos modalidades: una, algo semejante al caso de Andorra, en la que el presidente de Francia y el obispo de Seo de Urgel son los jefes de Estado de la peque?a Rep¨²blica. En la segunda modalidad, un gobernador general, alternativamente brit¨¢nico y espa?ol, representar¨ªa cada cinco a?os a los dos pa¨ªses cosoberanos.-
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