La Roca
Visit¨¦ la Roca en una jornada agoste?a de calor intenso acompa?ado de unos amigos. Gibraltar tiene ese secreto encanto que algunos lugares del mundo guardan para s¨ª y que deriva de la importancia geogr¨¢fica y de su pasado hist¨®rico. La singularidad geol¨®gica del Pe?¨®n levanta su perfil en el aire del Estrecho como un hito legendario de &contera entre continentes. Sus calles apretadas, desbordantes de gente, con su t¨ªpico caser¨ªo urbano, anglo-andaluz, resuenan con el eco del lenguaje yanito, cuyo origen etimol¨®gico ligur ha puesto en claro Manuel Cavilla en curioso trabajo. La Roca tiene un ritmo de incesante colmena portuaria. Aunque los expertos sostienen que el tr¨¢fico mar¨ªtimo ha descendido en el Estrecho en los ¨²ltimos a?os, todav¨ªa es un espect¨¢culo solamente comparable al del canal de la Mancha el presenciar durante un rato la incesante procesi¨®n de los nav¨ªos del mundo entero entre las columnas de H¨¦rcules.Mirando al Sur, las costas de ?frica se vienen id alcance de la vista como una tentadora visi¨®n de la otra ribera del lago mediterr¨¢neo. Manuel Paredes Grosso, en su bello ensayo El jard¨ªn de las Hesp¨¦rides, coment¨® la identidad sustancial de las culturas remotas d¨¦ la Espa?a meridional y del ?frica norte?a. El vinculo material del t¨²nel que enlace a los dos continentes es un proyecto que debiera realizarse antes de fin de siglo y cuya trascendencia futura no es necesario subrayar. ?Se ha valorado entre nosotros lo que tiene de profundamente importante que Espa?a sea el estribo europeo de la continuidad terrestre entre el viejo mundo y el inmenso mosaico africano? ?Se ha pensado en lo que vitalmente significar¨ªa no una frontera, sino un condominio subterr¨¢neo entre el reino de Marruecos y la Espa?a democr¨¢tica?
La circunvalaci¨®n de la Roca por el tajo afilado de la bah¨ªa de los catalanes y las galvanizadas pendientes colectoras del agua de lluvia que semejan pir¨¢mides egipcias desemboca a trav¨¦s de t¨²nel en la: punta de Europa. Siempre me llam¨® la atenci¨®n el hecho de que la toponimia que hace referencia a Europa se encuentra en la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica, con los picos de Europa en el Norte y la punta de Europa en el Sur. No hay, a mi saber, top¨®nimos semejantes en las dem¨¢s naciones del continente. En este lugar se levantaba durante la dominaci¨®n ¨¢rabe una mezquita que desapareci¨® al advenir la conquista cristiana bajo Alfonso XI. En 1462 se convirti¨® el edificio en templo cat¨®lico bajo la advocaci¨®n de Mar¨ªa. La conquista brit¨¢nica de la fortaleza por el almirante Rooke hizo desaparecer la ermita y la imagen, que fue despe?ada hacia el mar y rescatada por un pescador. Tard¨® muchos a?os en volver a ser abierto el edificio que serv¨ªa de almac¨¦n militar. En 1962 fue restaurado el culto y colocada la Virgen, en un nicho frente al altar. Juan Pablo II apoy¨® decididamente esta advocaci¨®n, y en 1980 decidi¨® que la festividad se trasladase al d¨ªa 5 de mayo, que es precisamente el D¨ªa de Europa. Es decir, que la patrona mariana de Europa es esta espa?ola imagen de Mar¨ªa sonriente, sentada en una silla.
Me vino a la mente al contemplarla una de las estrofas in¨¦ditas de Unamuno dadas a conocer recientemente por el profesor Garc¨ªa de la Concha relativas al poema El Cristo de Vel¨¢zquez, en la que don Miguel ped¨ªa que se alzase sobre la cumbre del Maladeta la imagen del crucificado en su interpretaci¨®n velazque?a para que lo contemplase Europa entera. ?Curiosa y significativa identificaci¨®n de dos s¨ªmbolos liminares, Norte-Sur, de nuestro pa¨ªs!
Gibraltar rebosa de museos y de placas conmemorativas como afirmaci¨®n de su identidad brit¨¢nica. La memoria sirve aqu¨ª de apoyo a la ocupaci¨®n secular. Dos lugares me impresionaron por su singularidad: la llamada capilla del Rey, en la que se conservan a¨²n bell¨ªsimos arcos g¨®ticos del convento de franciscanos espa?oles del siglo XVI, y el recoleto parque de frondoso arbolado en el que se enterraron los oficiales de la Marina inglesa muertos en Trafalgar. El respetuoso culto de los nombres que tomaron parte en diversos episodios del pasado de la ciudad se halla presente en cualquier rinc¨®n.
Hab¨ªan causado impacto negativo en la opini¨®n, local la retirada de la guardia de la frontera y el anuncio de que la verja pod¨ªa ser desmantelada en breve. Son gestos simb¨®licos que a veces resultan m¨¢s emocionales que otra cosa, pero que se producen en la misma direcci¨®n: facilitar el di¨¢logo y proseguir la larga -y ahora amistosa- negociaci¨®n. Un semanario de Londres lanz¨® hace dos meses un editorial recogiendo un posible proyecto de cosoberan¨ªa anglo-hispana, alternativa, como acuerdo temporal que sirviera para redondear las asperezas existentes y crear un clima de entendimiento entre la poblaci¨®n de la Roca y el entorno andaluz. Lo ¨²nico cierto y positivo hasta ahora es la visible y, reiterada aproximaci¨®n de las dos dinast¨ªas que enlazan con el mismo tronco victoriano. Y el hecho de que entre estos dos grandes pueblos europeos existe hoy un acercamiento indudable en muchos terrenos y especialmente en los ¨¢mbitos de colaboraci¨®n intensa que son la comunidad y el atlantismo. La soberan¨ªa d¨¦ la Roca es el ¨²nico punto de eventual fricci¨®n en ese ampl¨ªsimo contexto de concordancias.
La Roca atraviesa hoy un per¨ªodo de prosperidad mercantil visible que contrasta con la depresi¨®n y el alto nivel de las cilfras de paro del entorno del Campo de Gibraltar. Es una situaci¨®n que en nada favorece la viabilidad de las aspiraciones espa?olas relativas al futuro pol¨ªtico de la ciudad.
Al volver a M¨¢laga por la carretera anticuada, repleta de tr¨¢fico, congestionada hasta el colapso durante el paso por las ciudades, contemplo el boom urban¨ªstico del turismo masivo asomado al mar fenicio, griego y latino de la vieja mitolog¨ªa. Este clima propicio que proporciona 3.000 horas de sol al a?o ?ser¨¢ capaz de trocar la franja del territorio nacional que se extiende desde Huelva hasta Alicante en un emporio de riqueza hort¨ªcola y agraria de imbatible competencia en el mercado comunitario? La llamada California de Europa ?ser¨¢ una enso?aci¨®n socialista, como se la ha calificado, o puede ser un proyecto de largo alcance de posible realizaci¨®n? ?No est¨¢n siendo espectaculares; los resultados obtenidos en limitadas superficies de esa zona convertidas en ub¨¦rrimos vergeles con agua y t¨¦cnicas cient¨ªficas modernas de cultivo? ?No es ¨¦se tambi¨¦n un dato a tener en cuenta cuando se contempla y observa el limitado problema de la Roca? En una hip¨®tesis de la California europea en la Espa?a meridional, ?no habr¨ªa de representar la bah¨ªa de Algeciras, el aeropuerto -colado de rond¨®n, pero ampliable y mejorable en otras circunstancias- y la ciudad de Calpe un papel importante y creciente en su porvenir?
El dinamismo inevitable y cercano que se adivina en este extenso paraje es a un tiempo est¨ªmulo y desaf¨ªo de futuro, empezando por la infraestructura del transporte, todav¨ªa harto deficiente e incapaz de digerir las avalanchas actuales. Los expertos deben so?ar con los proyectos necesarios, aunque parezcan excesivamente lejanos y costosos. A los pol¨ªticos toca hacer posible lo necesario. ?O acaso sea m¨¢s cierta esa proposici¨®n puesta del rev¨¦s?
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