Un festejo anterior a la fundaci¨®n del monasterio
La romer¨ªa de la Virgen de Gracia, se?alan los cronistas, es anterior a la fundaci¨®n del monasterio, quiz¨¢ el ¨²nico vestigio de los tiempos pret¨¦ritos no relacionado con el omnipresente monumento.Ese d¨ªa, los gurriatos se callan la boina, se enfundan el blus¨®n y se ci?en la faja; ellas desempolvan las ampulosas faldas, los mantones y las medias caladas. La noche del d¨ªa 13, la barra del vetusto caf¨¦ del Miranda Suizo, cotidianamente ocupada por pulcros ancianos que leen el Abc, sirve de improvisado escenario para una fanfarria de rudos tamborileros que dirigen un multitudinario coro que desafina con entusiasmo.
Entre las r¨²sticas boinas y las tradicionales sayas se vislumbran cocodrilos de Lacoste y osados modelos de boutique a la ¨²ltima. ?Veraneantes rezagados o gurriatos adaptados al look capitalino y ajenos al folclor local?
Ya no suelen verse por las calles de San Lorenzo aquellos jovencitos encamisados de azul, agresivos y fatuos cachorros de la derecha ultramontana y nost¨¢lgica. La viril, la heroica parafernalia de los yugos y las flechas ha sido sustituida en las ¨²ltimas generaciones por pueriles Snoopies, abanderados a su pesar, y pegatinas con el escudo del antiguo r¨¦gimen sobre la frontal del scooter o el dorso del autom¨®vil.
Las mu?equeras rojigualdas se pierden entre la abigarrada bisuter¨ªa en los bronceados brazos de las quincea?eras. Una pintada, en las cercan¨ªas de un disco-pub de moda, explica la metamorfosis: "Vivan los pijos".
Pero la romer¨ªa es genuina. En un ordenancista programa de festejos, la Cofrad¨ªa de la Virgen de Gracia hace continuas llamadas a la ortodoxia y amenaza con no tener en cuenta en el concurso las carrozas que no est¨¦n inspiradas en los motivos tradicionales o se alejen del esp¨ªritu de la fiesta religiosa.
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