Crece en EE UU el pesimismo sobre la 'cumbre' Reagan-Gorbachov
Un ambiente de pesimismo sobre las relaciones Este-Oeste y serias dudas sobre la posibilidad de celebrar este a?o una nueva cumbre invaden Washington horas antes de que el secretario de Estado, George Shultz, y su colega sovi¨¦tico, Edvard Shevardnadze, se re¨²nan hoy aqu¨ª con el te¨®rico prop¨®sito de decidir si Ronald Reagan y Mijail Gorbachov pueden encontrarse de nuevo. La guerra de los esp¨ªas, la habilidad mostrada por Gorbachov en los primeros movimientos de la misma y la debilidad manifestada, seg¨²n la mayor¨ªa de los observadores, por el presidente dejan a Estados Unidos a la defensiva en una situaci¨®n internacional considerada crucial.
Presionada por una oleada de cr¨ªticas de los sectores m¨¢s conservadores, que han llegado estos d¨ªas a comparar desfavorablemente a Reagan con Carter, la Administraci¨®n ha decidido mostrar su rostro duro. Estados Unidos anunci¨® el mi¨¦rcoles su firme decisi¨®n de expulsar a 25 diplom¨¢ticos sovi¨¦ticos de la misi¨®n de la URSS en las Naciones Unidas. El Departamento de Estado afirma, sin embargo, que no se trata de una represalia por el caso Daniloff, pero la medida se anuncia justo cuando Shevardnadze llega a EE UU. Medios gubernamentales tem¨ªan incluso ayer que los sovi¨¦ticos cancelaran a ¨²ltima hora la entrevista.Horas antes, Shultz promet¨ªa acci¨®n y advert¨ªa: "No nos vamos a limitar ¨²nicamente a gritar". El presidente urgi¨® ayer a la URSS a resolver el incidente Daniloff "antes de que haga a¨²n m¨¢s da?o" a las relaciones mutuas. Un portavoz gubernamental adelant¨® ayer que Shevardnazde tendr¨¢ un recibimiento "fr¨ªo pero correcto". A¨²n se desconoce si ser¨¢ recibido por el presidente. A pesar de su impacto psicol¨®gico, el ultim¨¢tum de los diplom¨¢ticos de la ONU es la m¨ªnima represalia en el arsenal norteamericano.
Se trata ¨²nicamente de hacer cumplir una decisi¨®n que ya fue anunciada el pasado mes de marzo. Mosc¨² calific¨® ayer la acci¨®n de "escandalosa" y advirti¨® que EE UU "puede sufrir las consecuencias".
Lo ocurrido con Daniloff ha reforzado la posici¨®n de los duros en la Administraci¨®n, que no desean un acuerdo de armamentos con la URSS ni piensan que la suspensi¨®n de la cumbre sea un desastre. El jefe del Pent¨¢gono, Caspar Weinberger, y el ministro de Justicia, Edwin Meese, quieren una escalada de represalias y aconsejan al presidente suspender la cumbre. "?sta es s¨®lo una necesidad para calmar al lobby del control de armamentos en EE UU y para que los aliados apacig¨¹en a su izquierda en Europa", opinaba el mi¨¦rcoles en un editorial el ultraconservador The Wall Street Journal.
En su primera confrontaci¨®n importante con Gorbachov, Reagan ha pesta?eado primero. ?sta es la impresi¨®n generalizada aqu¨ª, y no s¨®lo entre los sectores m¨¢s conservadores, que califican de "nuevo Yalta" a la soluci¨®n encontrada para Daniloff. En su opini¨®n, la URSS ha conseguido su objetivo: equiparar a su esp¨ªa con el periodista, despu¨¦s de que Washington haya pasado dos semanas diciendo que ¨¦ste no es un esp¨ªa. Todo el incidente habr¨ªa demostrado que el ideol¨®gico y duro Reagan, que ha hecho una carrera pol¨ªtica prometiendo firmeza frente a la URSS, se arruga en el primer enfrentamiento y demuestra que su fuerza es fundamentalmente la ret¨®rica. Curiosamente, esta opini¨®n no es exclusiva de los reaccionarios, sino que ha sido expresada editorialmente por The New York Times.
Los ex secretarios de Estado Henry Kissinger y Alexander Haig han criticado abiertamente al presidente. Muchos se preguntan qu¨¦ se habr¨ªa dicho si Jimmy Carter hubiera actuado igual que Reagan en una crisis como la de Daniloff. La biblia de los ultraconservadores, el Washington Times, un diario muy respetado en la Casa Blanca, en un editorial titulado Dejar que Reagan sea Carter, ha escrito que, en comparaci¨®n, "Carter era duro y astuto".
Los s¨ªntomas de crisis entre las dos superpotencias no impiden, sin embargo, a Washington mantener la cita de hoy entre los dos ministros, que puede convertirse en una repetici¨®n de lo ocurrido hace tres a?os en Madrid, despu¨¦s, del derribo del jumbo surcorearios, de la KAL, cuando Shultz utiliz¨® el encuentro con el estoico Andrei Gromiko ¨²nicamente para juzgar y condenar a la URSS. Por un lado, EEUU quiere mantener el di¨¢logo abierto, confiando en lograr una f¨®rmula para resolver el incidente Daniloff sin perder m¨¢s la cara. Por otro, utilizando el supuesto nido de esp¨ªas de la URSS en la ONU, da un paso que puede provocar el hundimiento de la cumbre y una nueva congelaci¨®n de las relaciones con Mosc¨².
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