Las responsabilidades del 'caso El Nani'

LA DESAPARICI?N, mientras se encontraba detenido, de un ciudadano espa?ol al que se hab¨ªa aplicado la legislaci¨®n antiterrorista, no es cuesti¨®n que pueda despacharse con met¨¢foras futbol¨ªsticas o capotazos desde el burladero del secreto sumarial. A unas y otros recurri¨® el ministro Barrionuevo, como ¨²nico recurso, el pasado miercoles, en su comparecencia ante la comisi¨®n parlamentaria encargada de controlar la actuaci¨®n del Gobierno. Santiago Corella, El Nani, es el primer desaparecido de la democracia espa?ola y, en cuanto tal, un s¨ªntoma de la pervivencia entre nosotros de situaciones m¨¢s propias de sociedades sometidas al arbitrismo que ¨¢l imperio de la ley.Es sencillamente escandaloso que casi tres a?os despu¨¦s de que Corella fuera detenido y dado por desaparecido, el ministro con competencia en este caso no sea capaz de ofrecer a la opini¨®n p¨²blica otro resultado de: las investigaciones que la sospecha de que alguien innominado haya podido colarle un gol. La opini¨®n p¨²blica tiene derecho a saber qui¨¦n o qui¨¦nes son los directamente responsables y qu¨¦ medidas han sido adoptadas; en relaci¨®n a esas personas.

En estos tres a?os han ido acumul¨¢ndose evidencias, por una parte, e indicios veros¨ªmiles, por otra, que han. arruinado la versi¨®n oficial de la desaparici¨®n de El Nani, ofrecida en su d¨ªa y no modificada posteriormente. Dicha versi¨®n asegura que Corella desapareci¨®, d¨¢ndose a la fuga, cuando era conducido a un descampado de: las afueras de Madrid para identificar un escondite de armas y el domicilio del proveedor de las mismas.

S¨®lo en junio de 1984, siete meses despu¨¦s de los hechos y un mes m¨¢s tarde de la presentaci¨®n de una denuncia ante el juzgado por parte de los familiares del desaparecido, la Direcci¨®n General de la Polic¨ªa se decidi¨® a abrir un expediente disciplinario. Ese expediente ser¨ªa "sobrese¨ªdo y archivado sin declaraci¨®n de responsabilidad disciplinaria alguna" a fines de enero de 1986. Las posteriores revelaciones del joyero Federico Venero, que pusieron al descubierto toda una trama de corrupci¨®n policial, y la relaci¨®n por aqu¨¦l establecida entre los polic¨ªas presuntamente corruptos y la desaparici¨®n de El Nani, con el consiguiente esc¨¢ndalo p¨²blico, aconsejaron a los responsables poficiales abrir un nuevo expediente interno, el 1 de julio pasado, cuyos resultados no han sido revelados a¨²n.

Santiago Corella fue detenido junto con el tambi¨¦n delincuente com¨²n ?ngel Manzano. Ambos estaban acusados de participar en un atraco con homicidio (participaci¨®n que se revelar¨ªa falsa) y es presumible que los dos fueron interrogados sobre ese hecho y en similares condiciones. El mismo d¨ªa de la desaparici¨®n de Corella, Manzano era internado en un hospital -al que fue conducido directamente desde las dependencias policiales- donde se le apreciaron lesiones graves. Antes de su desaparici¨®n, el forense certific¨® que Corella padec¨ªa contusiones y erosiones en casi todo el cuerpo. Todo ello figura en los expedientes correspondientes, incluyendo las certificaciones m¨¦dicas. La explicaci¨®n ofrecida por la polic¨ªa, seg¨²n la cual tales lesiones fueron producto de la resistencia opuesta por los detenidos en el momento de su detenci¨®n, son poco cre¨ªbles. Pero m¨¢s incre¨ªble es que los instructores del primer expediente disciplinario no hallaran en esos hechos motivo alguno de sanci¨®n.

Barrionuevo ha admitido, si bien s¨®lo metaf¨®ricamente, la posibilidad de haber sido sorprendido en su buena fe cuando se le pidi¨® autorizar con su firma la aplicaci¨®n de los supuestos de incomunicaci¨®n especial previstos en la ley antiterrorista al detenido Corella. Cabe preguntar al ministro si esa sospecha le ha surgido ahora o si ya la tuvo cuando se enter¨®, tal vez por la Prensa, de que a esa persona se la daba por desaparecida. O si algo tuvieron que ver con sus sospechas las revelaciones de Venero sobre una mafia policial que traficaba con droga aprehendida y con joyas y oro robados, am¨¦n de organizar atracos a entidades bancarias. Y si, en ese contexto, es o no veros¨ªmil la hip¨®tesis de que Santiago Corella fuera torturado hasta la muerte y hecho desaparecer luego, tal como sostiene el joyero -y confidente policial- Federico Venero. En fin, cabe preguntar al ministro del Interior si entre las medidas previstas por su departamento para mejorar la seguridad ciudadana figura ejercer su autoridad para limpiar el departamento del que es responsable pol¨ªtico de aquellas personas que se consideran autorizadas a meterle goles. A ¨¦l y a la sociedad espa?ola.

Porque lo que este tr¨¢gico episodio pone de manifiesto es, adem¨¢s de la persistencia de un alarmante descontrol del Ejecutivo sobre sectores vitales del aparato del Estado, la creciente p¨¦rdida de nervio moral en buena parte de los pol¨ªticos instalados en el poder. La intervenci¨®n en la Comisi¨®n de Justicia e Interior del diputado socialista Carlos Navarrete, desbordando al propio ministro con afirmaciones como que Barrionuevo hab¨ªa "respetado escrupulosamente la ley", dado que la familia Corella "formaba aparentemente una banda armada", es una ofensa a la inteligencia y una muestra de indignidad pol¨ªtica. En este asunto hay una vida humana de por medio, e indicios m¨¢s que suficientes para pensar que quienes pudieran hab¨¦rsela arrebatado a El Nani y quienes consintieron en ello no han desaparecido precisamente de la escena. Estas inc¨®gnitas exigen respuestas concretas.