Europa gana en Estocolmo
El clima predominante ayer, al t¨¦rmino del plenario ?de la,Confierencia sobre Medidas de Confianza y de Seguridad y de Desarme en Europa (CDE) en Estocolmo, era, s¨ª no de euforia, s¨ª, al menos, de satisfacci¨®n y esperanza. Satisfacci¨®n, por haber dado vicia a mediclas concretas capaces de generar confianza y distensi¨®n en el continente, en base al mandato fijado. Esperanza, porque, con todas las reservas de forma y contenido que puedan hacerse al documento aprobado, ¨¦ste constituye un testimonio de voluntad neizociadora y un primer paso concreto para futuros progresos en la distensi¨®n de las relaciones internacionales.No todas las evaluaciones del documento de Estocolmo son abiertamente optimistas. Entre ¨¦stas, hay que se?alar las de algunos pa¨ªses neutrales y no alineados. Si b?en en ciertas etapas de la conferencia ¨¦stos. volvieron a jugar un papel similar al que jugaron en Madrid en 1983, como puente entre las dos superpotencias, en los momentos decisivos la din¨¢mica de los hechos los releg¨® a un segundo plano. Reflejo de una realidad objetiva, aunque injusta, que, en cualquier caso, compromete a¨²n m¨¢s a las naciones peque?as a
unirse en torno a buenas razones para pelear por su derecho a influir en las grandes dec¨ªsiones.
Pero ning¨²n Estado o, bloque ha salido perdedor en esta conferencia porque, en la medida en que se han allanado obst¨¢culos hacia la confianza y la distensi¨®n, es Europa entera la que ha salido ganando.
Este significado pol¨ªtico de los resultados de la conferencia adquiere su verdadera dimensi¨®n a la hora de intentar hacer un balance. Algunos de los delegados en la CDE llegaron incluso a resaltar la importancia de esta convivencia cotidiana durante casi tres a?os como un elemento positivo generador de confianza entre personas con responsabilidades internacionales y, por extensi¨®n, susceptible de influir en el curso de ¨¦stas.
La mavor¨ªa de los delegados participantes se traslada ahora a Viena, donde hoy comienzan los trabajos preparatorios de la tercera Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE), que se abrir¨¢ el 4 de noviembre en la capital austriaca.
De la segunda conferencia en Madrid, para revisar el Acta de Helsinki, sali¨® justamente el mandato para la CDE. La pr¨¢ctica del di¨¢logo, a pesar de su aspereza por momentos, realizada en Estocolmo fomenta una mejor disposici¨®n para nuevas negociaciones.
En el haber de los logros pol¨ªticos de la conferencia debe contarse tambi¨¦n la revitalizaci¨®n del esp¨ªritu del Acta de Helsinki y del mandato de Madrid, no s¨®lo en la creaci¨®n de las medidas destinadas a fomentar la confianza y la seguridad en Europa, respecto a las cuales se han alcanzado claros progresos, sino tambi¨¦n en el asunto de los derechos humanos. Delegados de ambos bloques coincidieron, en sus intervenciones finales, en que la seguridad y los derechos humanos son aspectos estrechamente ligados.
La otra conclusi¨®n alentadora es la de que Estados con diferentes sistemas sociales pueden, si aplican su voluntad a ello, encontrar espacios de coincidencia capaces de alejar el fantasma de un conflicto mundial, en el que no habr¨ªa m¨¢s que perdedores, y darle un contenido a la pol¨ªtica de distensi¨®n. La importancia que esto tiene para Europa es innegable.
En cuanto a las medidas concretas contenidas en el documento de Estocolmo, sobresale y justifica el calificativo de hist¨®rico que se le ha dado la de la verificaci¨®n in situ, a que cada Estado participante ha quedado comprometido, de las actividades militares previamente anunciadas. En enero de 1984, cuando comenz¨® la conferencia, fue un tema central en las intervericiones de los, a la saz¨®n, ministros de Asuntos Exteriores de las dos superpotencias, el norteamericario George Shultz y el sovi¨¦tico Andrei Gromiko.
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