Sabor de Chile

Mi carta no tiene otro motivo que el de declarar que el mal sabor de boca que he tenido ayer, despu¨¦s de asistir a la manifestaci¨®n contra Pinochet, no ten¨ªa origen en ninguna sustancia comestible.Concedo, quiz¨¢ por generosidad, que resulta impresionante ese grito de "que se vaya, que se vaya" entonado por miles de gargantas, y admito que el grito llega lejos, acaso hasta el alma... Pero parece claro que entre unas cosas y otras a la cabeza no llega, porque si no muchos de los que all¨ª est¨¢bamos no hubi¨¦ramos asistido. Si analiz¨¢ramos la situaci¨®n de nuestro pa¨ªs, y la situaci¨®n europea, no podr¨ªamos gritar muy alto. El nuestro es el estertor de monigotes de lujo de una Europa convidada de piedra, lodo y tierra. No tengo yo muy claro que por el simple hecho de gritar contra un tirano se pueda uno senir m¨¢s libre y menos manejado. Al contrario, gritar el nombre de Pinochet en vano provoca m¨¢s ira, adem¨¢s de la consiguiente afon¨ªa. Es el derecho al pataleo que se daba antiguamente (??) en los teatros y que ahora se nos concede a los occidentales en raz¨®n a nuestro buen comportamiento.-