La historia de las tensiones
Las tensiones que han dominado el nacionalismo vasco en los ¨²ltimos tres a?os no son sino un nuevo episodio del tradicional enfrentamiento entre dos sectores cuya coexistencia ha dado, parad¨®jicamente, su fuerza a la ideolog¨ªa nacionalista. Esa coexistencia ha estallado, como otras veces, y una primera consecuencia de ello es la ruptura que ha determinado el adelanto de las elecciones auton¨®micas.
La historia del nacionalismo vasco ha sido, en buena medida, la historia de las tensiones entre un sector radical, independentista, integrista, y un sector m¨¢s moderado, burgu¨¦s y regionalista. De la relaci¨®n entre ambas alas ha obtenido el PNV la fuerza, y los choques entre ambas han sido hist¨®ricamente la causa de las escisiones. Ha existido, tambi¨¦n, con mucha menor importancia electoral, una tendencia nacionalista liberal y laica que se plasm¨® en 1930 con la aparici¨®n de Acci¨®n Nacionalista Vasca.Estas tres grandes l¨ªneas se expresan hoy, de alguna manera, en PNV, HB y EE. En cualquier caso, en el seno del PNV siguen conviviendo aquellas dos sensibilidades, y del juego entre radicalidad y moderaci¨®n sigue obteniendo el partido buena parte de su capacidad de incidencia.
?Hasta qu¨¦ punto tienen que ver con la presente crisis estas hist¨®ricas l¨ªneas de fractura del nacionalismo vasco? Tanto la situaci¨®n que desemboc¨® en la separaci¨®n entre Comuni¨®n y Aberri en los a?os veinte como la que en los primeros tiempos de la transici¨®n apart¨® al sector sabiniano implicaban la b¨²squeda de f¨®rmulas que permitieran un mayor pragmatismo a la hora de abordar los problemas econ¨®micos del pa¨ªs y posibilitaran una mayor representaci¨®n de los sectores directores de la econom¨ªa.
Pero la actual divisi¨®n de la familia nacionalista no parece corresponderse con la eventual existencia de sectores econ¨®micos significativos que desearan la marginaci¨®n del discurso irredentista, la definitiva aceptaci¨®n del marco institucional y un expl¨ªcito compromiso por una pacificaci¨®n que facilitara el relanzamiento de la econom¨ªa: los datos de que puede disponerse hoy no permiten presumir una revisi¨®n de tales planteamientos ni la existencia de sectores econ¨®mica y socialmente significativos que hubieran retirado sus apoyos al PNV.
Las razones, pues, de la escisi¨®n parece que est¨¢n m¨¢s en enfrentamientos personales y en agravios derivados de una pol¨ªtica de Gobierno interno poco integradora que en diferencias ideol¨®gicas o program¨¢ticas.
Pero al margen de la multitud de elementos que pudieran permitir acercarse a las causas ¨²ltimas de esta ruptura, quisiera se?alar un dato que, aunque no la haya provocado, s¨ª la ha hecho posible: me refiero a la radical y esencial carencia de teor¨ªa existente en el nacionalismo vasco.
No es una boutade decir que el PNV no tiene programa. Posiblemente no sea casual que su ¨²ltimo congreso se celebrara en marzo de 1977, cuando acababa de aprobarse un decreto ley sobre normas electorales cuya trascendencia era inc¨®gnita, cuando segu¨ªan sin legalizarse todos los partidos, cuando nada garantizaba que hubiera de comenzar un proceso constituyente y, sobre todo, cuando nadie sab¨ªa en qu¨¦ pod¨ªa quedar la aspiraci¨®n al autogobierno de nacionalidades y regiones. En ese marco pueden entenderse las referencias a los fueros o a la Europa de los pueblos.
Pero la pr¨¢ctica pol¨ªtica durante casi 10 a?os de vida democr¨¢tica tampoco ha sido capaz de generar una teor¨ªa que defina y articule fines y medios. La Voluntad de prescindir de la Constituci¨®n como elemento definidor de la legitimidad da pie al mantenimiento de aspectos ideol¨®gicos que hace 12 a?os parec¨ªan reliquias. La identificaci¨®n entre fueros e independencia, la m¨ªtica de la opresi¨®n desmesurada por parte de Espa?a desde el origen de los tiempos (o, alternativamente, desde la supresi¨®n foral) son elementos centrales de una pol¨ªtica que permite no definir nada, porque la pol¨ªtica es la defensa de lo nuestro, amenazado por ellos, que parecen olvidar que nosotros (o sea, nuestro pueblo) sabemos de sobra qu¨¦ es lo nuestro y no estamos dispuestos a que nos sigan despojando (de ah¨ª que es normal que una parte de nuestro pueblo extreme su indignaci¨®n y utilice procedimientos condenables pero muchas veces comprensibles).
Ese discurso ha resultado efectivo, porque ha manifestado una notabil¨ªsima capacidad de integraci¨®n de los afiliados en la m¨ªstica com¨²n, de atracci¨®n de nuevos sectores hacia el partido, y ha conseguido un potencial de intimidaci¨®n hacia fuera capaz de convertir al PNV en representante por antonomasia de lo vasco y de los vascos.
Pero cuando un partido de la importancia del PNV utiliza tanto los elementos emocionales, y cuando tanto importa un discurso que se legitima por datos como la fidelidad al partido, la fidelidad a Euskadi o la fidelidad a lo nuestro, el partido se convierte en iglesia (o, mejor, exagera esos elementos de iglesia que tienen todos los partidos) y la disidencia se convierte en herej¨ªa y pecado contra el esp¨ªritu. El debate interno se hace imposible porque los t¨¦rminos del mismo no se han definido normalmente en base a proposiciones racionales y concretas.
Ello provoca, tambi¨¦n, que la ruptura de la familia nacionalista implique desgarros como los que se est¨¢n viendo, entre amigos y familiares que dejan de tratarse o comerciantes que se ven abandonados / boicoteados por los del otro sector.
Pese a los problemas que esta escisi¨®n va a generar en el funcionamiento institucional del Pa¨ªs Vasco, quiz¨¢ la crisis nacionalista pueda tener aspectos positivos para ayudar al replanteamiento de un modelo organizativo y unas pr¨¢cticas de Gobierno partidista que, vistas desde fuera, parecen dificultar una representaci¨®n efectiva de las diversas corrientes que puedan existir en su seno. Y, quiz¨¢ de rebote, para plantear con seriedad el problema a¨²n no resuelto del dise?o del papel de las instituciones forales (diputaciones y juntas generales) y de sus relaciones con las instituciones auton¨®micas.
es profesor de Teor¨ªa del Estado y Derecho Constitucional de la universidad del Pa¨ªs Vasco.
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