Los da?os del 'dinero caliente'
LAS RESERVAS de divisas espa?olas han alcanzado, al final de agosto, un nivel r¨¦cord, superando los 17.000 millones de d¨®lares. Y los motivos parecen ser la fuerte entrada de capital extranjero a corto plazo con fines especulativos y las fuertes entradas de turistas. La ca¨ªda del tipo de cambio del d¨®lar en los ¨²ltimos meses y los altos tipos de inter¨¦s que mantiene el sistema financiero espa?ol permiten a los especuladores internacionales obtener importantes plusval¨ªas en sus operaciones de colocaci¨®n de divisas en el mercado.Pero el hecho de que la peseta sea considerada en la actualidad una divisa relativamente fuerte no deja de sorprender si se considera con perspectiva hist¨®rica. S¨®lo excepcionalmente, el dinero a corto plazo, el dinero caliente, ha apostado por una revalorizaci¨®n de la divisa espa?ola. Lo habitual ha sido justamente lo contrario, y no faltaban razones. Una balanza por cuenta corriente que sol¨ªa presentar fuertes d¨¦ficit, compensados con elevadas tasas de endeudamiento exterior, y una inflaci¨®n bastante m¨¢s elevada que la del resto de los pa¨ªses industrializados permit¨ªan predecir con casi total aproximaci¨®n bruscas o continuadas depreciaciones de la peseta.
En estos momentos, sin embargo, todo el capital extranjero acude al sistema espa?ol, al parecer, en busca de refugio hasta que se normalice la situaci¨®n monetaria internacional. Es cierto que el desequilibrio de la balanza de pagos se ha corregido y que el balance en los ¨²ltimos meses es positivo. Pero los expertos consideran que dicho super¨¢vit tender¨¢ a desaparecer al mismo ritmo con que se produzca la reactivaci¨®n econ¨®mica.
Las causas de que Espa?a se haya convertido en refugio del dinero caliente hay que buscarlas, por tanto, m¨¢s en la situaci¨®n monetaria internacional que en la sanidad de nuestra econom¨ªa. El d¨®lar ha venido perdiendo valor casi con la misma intensidad con la que lo gan¨® hace unos a?os. Y ahora, el aparente fracaso de la reuni¨®n de representantes de los pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo, al no ponerse de acuerdo para bajar los tipos de inter¨¦s en la Rep¨²blica Federal de Alemania y Jap¨®n -lo que representar¨ªa el mantenimiento de una pol¨ªtica de baja cotizaci¨®n del d¨®lar-, no hace sino reforzar la previsi¨®n de que los capitales especulativos seguir¨¢n buscando albergue en algunos pa¨ªses occidentales relativamente fuertes, entre los que se encuentra moment¨¢neamente Espa?a. Y ello pese a que la consistencia econ¨®mica de nuestro pa¨ªs es menor que la de otras naciones, debido especialmente a la elevada tasa de precios en relaci¨®n al resto de las naciones industrializadas.
Todo ello vuelve a confirmar el papel fundamental que desempe?a Estados Unidos en el movimiento internacional de capitales. En realidad, no se est¨¢ apostando ahora sobre la base de un buen pron¨®stico para las monedas europeas, sino apoy¨¢ndose en la predicci¨®n de un d¨®lar d¨¦bil a partir del deseo norteamericano de reducir su elevado d¨¦ficit comercial. Las cosas est¨¢n as¨ª: como, seg¨²n parece, ni Jap¨®n ni la Rep¨²blica Federal de Alemania parecen acceder al relanzamiento de sus econom¨ªas y, por tanto, propiciar la compra de m¨¢s productos norteamericanos, se habr¨¢ optado por dejar caer el d¨®lar hasta que las mercanc¨ªas de Estados Unidos recuperen, por su abaratamiento, la competitividad internacional.
En esta din¨¢mica, el efecto de rebote que resulta para la econom¨ªa espa?ola es el que se menciona de acumulaci¨®n de divisas. Una cosecha totalmente pasiva y de consecuencias no muy deseables. Porque ciertamente, en las actuales circunstancias, para la econom¨ªa espa?ola no ha de ser muy saludable esa abundante entrada de dinero caliente. La pl¨¦tora de divisas presiona hacia el alza el tipo de cambio de la peseta, y ello puede contribuir a agravar a¨²n m¨¢s el creciente d¨¦ficit de la balanza comercial espa?ola.
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