El d¨ªa que Boyer recobr¨® la palabra
La confrontaci¨®n p¨²blica entre las posiciones de Miguel Boyer, superministro de Econom¨ªa y Hacienda en el primer Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, y de Alfonso Guerra, vicepresidente del Ejecutivo, surgi¨® el pasado mes de agosto en Santander. All¨ª, en un curso de verano sobre opciones de pol¨ªtica econ¨®mica a nivel internacional, el protagonista del ajuste iniciado por la econom¨ªa espa?ola en 1983 propuso una serie de medidas de liberalizaci¨®n como alternativa al "suicidio de la pol¨ªtica econ¨®mica".M¨¢s que por el contenido de las medidas aconsejadas al Gobierno, la intervenci¨®n de Boyer fue valorada porque era su primera comparecencia p¨²blica desde que renunci¨® a participar en el segundo Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez despu¨¦s de ver obstaculizada su aspiraci¨®n a la vicepresidencia. Desde su llegada al Ejecutivo hab¨ªan sido frecuentes las informaciones sobre la falta de sinton¨ªa entre las posiciones heterodoxas del ministro de Econom¨ªa y las m¨¢s ortodoxas del n¨²mero dos en el Gobierno y en el PSOE, Alfonso Guerra. Pero nunca el asunto revisti¨® el car¨¢cter de pol¨¦mica p¨²blica. Luego, durante su primer a?o como presidente del Banco Exterior de Espa?a, hab¨ªa mantenido silencio pol¨ªtico. As¨ª fue tanto en los primeros meses, abundantes de declaraciones gubernamentales en favor de la continuidad, como en los pr¨®ximos, a las elecciones, llenos de sugerencias en el sentido de que los logros del ajuste permit¨ªan iniciar una pol¨ªtica econ¨®mica m¨¢s blanda y atenta a las compensaciones sociales.
Boyer habl¨® en Santander semanas despu¨¦s de que importantes puestos del Gobierno y la Administraci¨®n fueran copados por hombres que se declaraban amigos de Guerra. Otros que prefer¨ªan al otrora zar de la econom¨ªa se mostraban desanimados por el protagonismo de los primeros, por la creciente importancia de los actos de militancia y por el acceso de Alfonso Guerra a la presidencia de la Comisi¨®n de Subsecretarios, verdadera llave del Consejo de Ministros.
En este contexto de soledad pol¨ªtica y en medio de cierto clima de censura hacia sus declaraciones, Boyer aconsej¨® al Gobierno unas medidas de liberalismo radical o, si se prefiere, de socialismo liberal: desde privatizar todo lo posible y acentuar la reconversi¨®n del aparato industrial, hasta reformar el impuesto sobre: la renta en la l¨ªnea de Ronald Reagan e introducir criterios de mercado incluso en la ense?anza universitaria. Precis¨® que espera actuaciones similares, s¨®lo sor.. presivas para quienes "no han descubierto la fuerza creadora del mercado". Y vaticin¨® que en la izquierda primar¨¢ su hist¨®rico car¨¢cter libertario y de racionalidad sobre una idea estatalizadora que "no ha conducido a progreso social ni a libertad".
D¨ªas despu¨¦s, Alfonso Guerra advert¨ªa que "los expertos que quieren hacer experimentos de laboratorio" son "algunos pol¨ªticos frustrados que ya no est¨¢n en pol¨ªtica". Las alusiones pudieran entenderse dirigidas al proyector Enrique Fuentes Quintana y a otros partidarios de una reforma del impuesto sobre la renta. Pero Boyer critic¨® tales descalificaciones en una carta a los medios informativos. Mediado septiembre, Felipe Gonz¨¢lez llam¨® un d¨ªa a Boyer y a Mariano Rubio a La Moncloa para decirles que no hab¨ªa una campa?a institucional contra ellos. La noticia trascend¨ªa esta semana, horas antes de que Boyer volviera a la carga.
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