Cerco a Do?ana

LA MUERTE de decenas de miles de aves en las zonas lim¨ªtrofes, incluidas las calificadas como preparque, del Coto de Do?ana es uno m¨¢s de los sucesos -todos ellos graves- que vienen afectando desde hace a?os a este parque nacional y que ponen de manifiesto el cerco de intereses a que est¨¢ sometida su existencia. Intereses de todo tipo, desde la presi¨®n demogr¨¢fica y econ¨®mica de los habitantes de las zonas pr¨®ximas hasta la de las inmobiliarias, pasando por la desidia y la dispersi¨®n administrativa de los diversos organismos p¨²blicos que tienen competencias sobre Do?ana.En el ¨²ltimo desastre ecol¨®gico que se ha abatido sobre Do?ana destacan dos hechos que muestran, una vez m¨¢s, una preocupante incapacidad de los organismos oficiales que tienen a su cargo la protecci¨®n del parque nacional. En primer lugar, sorprende la tardanza oficial en detectar el desastre o en reaccionar ante ¨¦l, ya que los primeros cuerpos de aves muertas se encontraron a comienzos del pasado mes de agosto, y han sido los ecologistas quienes lo han denunciado, a finales de septiembre. Hasta entonces, ni el Icona ni la Administraci¨®n aut¨®noma hab¨ªan dicho una palabra del asunto, ni siquiera lo hab¨ªan comunicado al Patronato de Do?ana, que preside el vicepresidente del Gobierno. El primer informe oficial fue remitido por el conservador accidental del parque, el 23 de septiembre, a los organismos responsables de la Administraci¨®n, pero no se dio a conocer p¨²blicamente. M¨¢s a¨²n, transcurri¨® una semana desde que se supo el desastre hasta la convocatoria del patronato para estudiar lo ocurrido.

En segundo lugar, destaca la ineficacia demostrada hasta ahora por la Administraci¨®n no s¨®lo para controlar la situaci¨®n, dos meses despu¨¦s de producida, sino tambi¨¦n para explicar sus causas, una vez efectuados los an¨¢lisis de las aves muertas por los organismos competentes. Aunque cabe elogiar los esfuerzos de los organismos que en estos momentos intentan limpiar la zona de cad¨¢veres y controlar el desastre, debe resaltarse la ligereza con que la Junta de Andaluc¨ªa se?al¨®, en un primer instante, como causa de la mortandad el uso ?legal por algunos arroceros de un veneno llamado metil-parati¨®n, porque los s¨ªntomas de visu apuntaban a ello. El metil-parati¨®n es un compuesto de f¨®sforo que se utiliza para combatir los cangrejos de las marismas, especie resistente que, tras la pr¨¢ctica desaparici¨®n del sabroso cangrejo de r¨ªo espa?ol, lo ha sustituido por completo en el consumo humano y cuya fuerza reproductora obliga a combatirlo con todas las armas para evitar da?os en los cultivos y ca¨ªdas de precios por superproducci¨®n.

Sin embargo, los resultados, de los primeros an¨¢lisis de los animales muertos, revelados el mi¨¦rcoles pasado, fueron negativos en todos los sentidos. Es decir, ni se encontr¨® ese pesticida ni ning¨²n otro. Veinticuatro horas m¨¢s tarde se hicieron p¨²blicos los resultados de otros an¨¢lisis, los del Instituto Nacional de Toxicolog¨ªa de Sevilla, que apuntan como causa de la mortandad el producto triclorf¨®n, recomendado por la Consejer¨ªa de Agricultura de la Junta de Andaluc¨ªa para tratar las plagas del arroz. Estos resultados, cuya veracidad har¨ªa recaer la responsabilidad del desastre sobre el Gobierno aut¨®nomo andaluz, son rechazados por el consejero de Agricultura, quien, en una especie de huida hacia adelante, apunta ahora a "una enfermedad desconocida" como causa de la cat¨¢strofe.

Mientras se llega o no a saber las causas de la mortandad, la vida de la avifauna que habita el Parque de Do?ana sigue en peligro, el cr¨¦dito de los organismos de la Administraci¨®n est¨¢ por los suelos y en entredicho la fama de unos agricultores que afirman que no han hecho nada ?legal. Lo ocurrido revela que para cuidar la naturaleza no basta con acotar zonas o reservas -como Do?ana-, sino que es necesario protegerlas eficazmente de las agresiones que vienen de fuera y conseguir en sus entornos y aun en su interior otro equilibrio distinto del actual entre la naturaleza y la actividad humana. Tarea nada f¨¢cil, pero a la que no se puede renunciar si Espa?a quiere conservar un espacio considerado como la primera reserva natural de Europa.

La ley de 28 de diciembre de 1978, por la que se establece el r¨¦gimen jur¨ªdico del Parque, de Do?ana, marca algunas pautas que, de cumplirse, facilitar¨ªan esta tarea. Entre otras cosas, requiere del Gobierno la adopci¨®n de un Plan Director Territorial de Coordinaci¨®n de la Comarca (PDTC), cuya puesta en marcha servir¨ªa para encontrar un nuevo equilibrio entre la naturaleza y la actividad humana, indispensable para la supervivencia de Do?ana. Este plan ni fue puesto en marcha en su momento por la Administraci¨®n central ni tampoco ahora, tras el traspaso de competencias, por la Junta de Andaluc¨ªa. La ley daba un plazo de 18 meses para su elaboraci¨®n. Han pasado seis a?os desde que ese plazo venciera.