Problemas del Fondo
LA ASAMBLEA anual del Fondo Monetario Internacional que se ha reunido en Washington esta semana, y las numerosas reuniones de grupos de pa¨ªses que tienen lugar alrededor de este acontecimiento, no han aportado novedades sustanciales a los an¨¢lisis ya conocidos, ni tampoco han dado pie para el anuncio de nuevas acciones en relaci¨®n con los desequilibrios que afectan a la econom¨ªa mundial y que se centran en los desequilibrios de las balanzas corrientes de los grandes pa¨ªses industrializados y en la deuda de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo.El problema de los desequilibrios comerciales entre Estados Unidos, Europa y Jap¨®n fue abordado en la reuni¨®n que mantuvieron, inmediatamente antes de la asamblea, los ministros de Econom¨ªa de los cinco primeros pa¨ªses industriales del mundo. En el comunicado final de la reuni¨®n, ampliada a siete paises en su fase final, se afirm¨® la voluntad de corregir los desequilibrios existentes en una ¨®ptica de medio plazo, asegur¨¢ndose previamente de la mutua compatibilidad de los objetivos de pol¨ªtica econ¨®mica de los firmantes del documento. Nada se dijo, sin embargo, del problema inmediato de los tipos de inter¨¦s en los pa¨ªses m¨¢s avanzados y, por consiguiente, de los tipos de cambio de las principales monedas. Estados Unidos presiona a Alemania para que reduzca sus tipos de inter¨¦s intemos y acelere su tasa de crecimiento, a lo cual este pa¨ªs responde que ya los ha reducido bastante, que la tasa de crecimiento de su econom¨ªa es satisfactoria y que una reducci¨®n de los tipos de inter¨¦s provocar¨ªa, antes o despu¨¦s, el renacimiento de las expectativas inflacionistas.
En el fondo de esta cuesti¨®n subyace el problema del ajuste de la econom¨ªa norteamericana. El d¨¦ficit por cuenta corriente de este pa¨ªs podr¨ªa alcanzar este a?o los 140.000 millones de d¨®lares, equivalentes al 37. de su PIB. La mejor manera de corregir este desequilibrio consistir¨ªa en acelerar el crecimiento econ¨®mico en los pa¨ªses que cuentan con un excedente en sus balanzas comerciales, especialmente Alemania y Jap¨®n, pues de esta manera no se perjudicar¨ªa el comercio intemacional. Cualquier otra forma de resolver el problema (fuerte devaluaci¨®n adicional del d¨®lar o vuelta al proteccionismo) implicar¨ªa un ri¨¦sgo muy elevado tanto para los pa¨ªses industrializados como, muy especial¨ªnente, para los que se encuentran en v¨ªas de desarrollo. El reconocimiento, impl¨ªcito o expl¨ªcito, de estas cuestiones ha alimentado la mayor parte de las intervenciones en la asamblea.
En cuanto al problema de la deuda de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, el ¨²nico avance tangible, obtenido tras una larga y dificil negociaci¨®n paralela a la celebraci¨®n de la asamblea, ha consistido en la concesi¨®n a M¨¦xico de un pr¨¦stamo de 12.000 millones de d¨®lares para que este pa¨ªs pueda hacer frente al pago de los intereses de una deuda que, con este pr¨¦stamo, ronda los 100.000 millones de d¨®lares. La mitad de este dinero procede de fuentes privadas, lo cual constituye una prueba de que el Plan Baker est¨¢ funcionando, al menos para algunos pa¨ªses. El esfuerzo realizado por M¨¦xico para sanear su econom¨ªa se vio parcialmente interrumpido por la ca¨ªda de los precios del petr¨®leo, que le ha afectado duramente.
Respecto a los problemas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, poco o nada se ha avanzado en esta reuni¨®n. La principal de las cuestiones, el aumento de las cuotas de los pa¨ªses miembros, no figuraba en el orde en del d¨ªa a pesar de que su valor relativo, en relaci¨®n con el volumen del comercio mundial, es hoy la mitad de lo que era en 1970. La disponibilidad de recursos es la primera contradicci¨®n para que las actuaciones sean eficaces. Con los recursos actuales, el FMI ha quedado en parte reducido a una especie de conciencia de la ortodoxia econ¨®mica que, poco a poco, bajo la presi¨®n de los acontecimientos, ha comenzado a otorgar un mayor peso a los factores de tipo estructural en la resoluci¨®n de los problemas de los pa¨ªses endeudados. Es probable que la toma de conciencia de que termina una etapa y se inicia otra nueva haya sido la que ha determinado la dimisi¨®n de su director general, Jacques De Larosiere. En cualquier caso, la reuni¨®n de este a?o ha tenido un cierto car¨¢cter rutinario, prueba tal vez de que la situaci¨®n econ¨®mica mundial, con todas sus incertidumbres, no es hoy peor de lo que era hace un a?o.
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