El espa?ol y su viuda
Lo dijo de una vez para siempre, o sea, me lo dijo, Ram¨®n G¨®mez de la Serna:-Mire usted, Umbral, el espa?ol pasea al mismo tiempo con su mujer y con su viuda.
Los espa?oles duramos menos que las espa?olas, eso est¨¢ claro, e incluso se dir¨ªa que la ni?a de Morat¨ªn va ya al matrimonio pensando en las ventajas y libertades de la viudedad. Lope cant¨® a nuestras viudas en "La viuda valenciana". El que casa con mujer joven, siendo provecto, sabe que casa f¨²nebremente con su viuda. Neus Soldevilla, viuda f¨¢ctica, pues que mat¨® o indujo a matar a su marido, no es sino la puesta en escena de lo que desear¨ªan hacer muchas espa?olas. La gloria y ventaja de Neus es que lo hizo. Casi toda espa?ola es una dulce Neus en potencia una mujer que sue?a todas las noches con matar al muerto, y digo muerto porque a ellas les cuesta imaginarle como vivo. La gran viuda, nacional es la que libra talones ?al portador a todo el mundo, en un strep/tease del dinero que la deja desnuda frente al mundo, como ella quer¨ªa estar, desnuda bajo el luto meramente indumentario. La viuda, lo primero que hace es posesionarse de la gruesa agenda de tel¨¦fonos del marido, que le estaba prohibida, y llamar a todo el mundo para dar un muerto / party. Uno, si es un l¨ªrico, puede dedicarle endechas y cosa sea su mujer, siquiera sea por quedar bien. In¨²til, todo in¨²til., Y este art¨ªculo no es antifeminista, porque la viluda no es exactamente una f¨¦mina, sino que pasa a ser una especie ferromagznetal, de hierro y luto, que puede con todo.
La vida moderna nos ha tra¨ªdo una variante de la viuda en vida del difunto, y es la separada. La separada puede inflige al viudo todas las humillaciones que le inflige al muerto, con la desventaja de que est¨¢ vivo. El se?or Boyer, por ejemplo, ha dejado una viuda en vida de ambos, y eso no se queda as¨ª. Al tiempo, se?or Boyer. Algunas espa?olas, conocedoras de la condici¨®n f¨²nebre y cruenta de la. viuda, evitan eso no cas¨¢ndose nunca. Pero entonces son ellas las v¨ªctimas de la longanimidad del macho. Un suponer, Calvi?o, viudo de la tele, y Pilar Mir¨¦:
-Deseo ser sustituido, pero Pilar Mir¨® tiene una salud quebradiza.
Eso dijo, palabra. Se ve m¨¢s el vinagre corrosivo de la viuda porque hay m¨¢s viudas que viudos. Si no, ser¨ªa al contrario, claro. Don Manuel Fraga, que es hoy el gran viudo nacional de la derecha, de la pol¨ªtica y de su Alianza (tres brujas de Macbeth), lleva su viudedad con buenos sentimientos, pues don Manuel siempre ha sido un poco bruto, pero nunca ha sido malo. Cien cuadros de Dal¨ª ser¨¢n tratados contra hongos y humedad. Quiere decirse que Gala, viuda previa de Dal¨ª (y que se muri¨® antes que ¨¦l, en delicioso trastueque), no hab¨ªa cuidado debidamente la obra de su santo esposo. Espa?olito que vienes al mundo, te guarde Dios, tu poster¨ªdad o tu viuda han de helarte el coraz¨®n. Don Antonio, a quien acabo de parafrasear, dej¨®, viuda secreta y fiel. La otralla oira siempre se porta mejor que la legal.
Don Miguel de Ma?ara, modelo zorrillesco de Don Juan Tenorio, deja en su testamento una cama de hierro forjado, a una oscura mujer de Sevilla. En su memoria confusa de seductor, aquella mujer y aquella cama se dibujaban como la verdad sentimental de una viuda sin sentimientos. Ser¨ªa reaccionario hacer la glosa de la otra, pero es que la glosa se hace sola. Ahora que los jubilados se quejan de que el PSOE no les hace justicia, hay un temblor de fronda, un viento negro entre el negror de las viudas. "?Es que el muerto no nos va a dejar lo suficiente?". Porque el marido es el ¨²nico animal que sigue segregando bienestar (para los dam¨¢s) despu¨¦s de muerto. El Papa ha recibido a Carmen de Alvear. Do?a Carmen Alvear, de lunares y papalicia, es en cierto modo la viuda nacional de este Papa, ya que hay que suponer que morir¨¢ antes que ella. Viuda en vida es la que duerme obscenamente mientras el marido vive un insomio de ojos abiertos a la nada. La ciencia dice que la mujer est¨¢ fisiol¨®gicamente m¨¢s protegida que el hombre contra el infarto, aunque el tabaco y el volante son ya vicios femeninos, o sea que vamos hacia un enlutado y corvino mundo de viudas. A cierta edad, el hombre cambia de pareja, como ha cambiado ahora Mohedano, pero eso s¨®lo quiere, decir que cambia de viuda. Lola Flores, que ahora se ha cortado la bata de la cola, en un gesto muy hermoso, para ser la Ana Magnani espa?ola, lo que viene siendo, en realidad, es la viuda nacional del franquismo, que no han,vuelto a correr las fuentes, de La Granja, como corr¨ªan, desde que el Caudillo, sirvi¨¦ndose del brazo de Santa Teresa agarraba el primer dado de jam¨®n de Jabugo, por el 18, de julio, y, entre todos los surtidores de agua y sol, el m¨¢s vivo y caliente era el baile de Lola Flores.
Con perd¨®n de la Se?ora de Meir¨¢s, recurso f¨¢cil de periodistas matalones que ahora van de rojos, uno cree que la verdadera viuda de Franco es Lola Flores, y me refiero, naturalmente, al Franco/mito, no al Franco ¨ªntimo que tan deliciosamente nos cuenta Juan, Diego en Drag¨®n Rapide. Lo quefranco amaba de verdad era Espa?a, pero una Espa?a franquista, y eso se metaforiza como nada en Lola Flores, por ese poder de metaforizaci¨®n que tiene naturalmente la mujer, que tienen algunas mujeres. Lola Flores no se explica bien sin el franquismo, como el franquismo no se explicaba bien sin Lola Flores. De haber sido don Francisco m¨¢s dado a mozas, uno se pregunta si entre ellos no habr¨ªa habido algo. M¨¢s que Lola de Espa?a, ella fue la Espa?a/ Lola, con o sin Lazo de Isabel la Cat¨®lica, una de las espa?olas que, por cierto, no pudo darse el gusto de ser viuda, y es que don Fernando llevatia en el alma el libro de Maquiavelo. Las viudas no es que sean todas unas salidas, qu¨¦ va. Las viudas, por la edad, mayormente, est¨¢n pose¨ªdas del vicio balzaquiano de la madurescencia (bell¨ªsimo neologismo que debo a Amparo/ Universal, que no me quiere). Y el vicio balzaquiano de la madurescencia es el bingo (ya en decadencia), la loto, el Casino de Torrelodones, los ciegos del cup¨®n, todas las formas del juego.
El Papa se ha subido a los Alpes, al Mont Chetif, buscando "el p¨²lpito m¨¢s alto de Europa". JP/2 es el Papa de las viudas, por cuanto coarta la sexualidad matrimonial. Cor¨ªn Tellado: "Los d¨ªas de mi separaci¨®n fueron los peores de mi vida". Cor¨ªn Tellado es una de esas mujeres que han sabido hacerse una vida, un oficio y un nombre que no fuera mero reflejo lunar del nombre del marido. Pero no quisiera que esto resultase un cat¨¢logo de excepciones. La viuda espa?ola, en su gran inmensidad, en "abuso demogr¨¢fico", que dir¨ªa Borges (plagiando a Cioran), es una estad¨ªstica negra y un baluarte negativo de la vida espa?ola, por cuanto, la viuda s¨®lo quiere conservar y mejorar, si es posible, su pensi¨®n. La viuda es el ser que transforma a un hombre en una mera rentabilidad, mediante la muerte. Se han hecho intentos pintorescos porque el viudo cobre pensi¨®n de la muerta, si hubiere caso, pero a todos nos da como risa. Ortega hizo el m¨¢s bello poema de la mujer muerta, traduciendo a los latinos: "Cuid¨® su casa e hil¨®". Pero tambi¨¦n nos cuenta de aquella viuda que se enamora del guardia de la tumba de su marido. Pascual Duarte viola a su novia sobre la tumba de su hermano "inocente", tonto, comido de los cerdos. El espa?ol, y volvemos al principio, sabe que pasea al mismo tiempo con su mujer y con su viuda. Las estad¨ªsticas se lo confirman. Pero esto no tiene nada contra la mujer, sino, en todo caso, contra las estad¨ªsticas. Nuestra viuda lleva su viudedad mejor que nosotros llevar¨ªamos su muerte. Un viudo es c¨®mico. La vida acierta.
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