Un di¨¢logo nuevo
LA VISITA a Madrid del ministro marroqu¨ª de Exteriores, Abdelatif Filali, se inscribe en el marco de los esfuerzos desplegados por ambos pa¨ªses para adecuar las relaciones bilaterales a la nueva situaci¨®n derivada de la integraci¨®n de Espa?a en la Europa comunitaria. Espa?a y Marruecos son, en cuanto productores de determinados productos -los agrios en particular-, competidores en el mercado europeo. La plena integraci¨®n de Espa?a en la CEE, que le atribuye poder de veto sobre las decisiones de la Comunidad, supone un factor nuevo para la econom¨ªa del vecino pa¨ªs. Ello acontece en un momento delicado para la econom¨ªa de Marruecos, afectada por la ca¨ªda de los precios internacionales de materias primas de las que es productor y por las dificultades para hacer frente a su deuda externa, agravada por el coste de la guerra en el S¨¢hara.En los ¨²ltimos tiempos, el Gobierno del reino alau¨ª ha renunciado a la anterior pol¨ªtica reticente hacia Espa?a y multiplicado ahora los gestos de apaciguamiento. Nuestro pa¨ªs, en absoluto interesado en mantener ese frente de inestabilidad, dadas las repercusiones que podr¨ªan derivarse para Ceuta y Melilla, ha respondido con generosidad. El tratado de pesca firmado en agosto de 1983 contempla la concesi¨®n por parte espa?ola, en condiciones muy favorables, de un cr¨¦dito de 150 millones de d¨®lares para la financiac¨ª¨®n de la ampliaci¨®n del puerto de Agadir, y de otro de 400 millones destinados a la compra, a empresas espa?olas, de bienes de equipo. Espa?a es el segundo mejor cliente y el tercer proveedor de Marruecos. En los siete primeros meses de 1986, las exportaciones marroqu¨ªes a Espa?a supusieron un importe de casi 14.000 millones de pesetas, superando los 24.000 millones las importaciones provenientes de nuestro pa¨ªs. La cooperaci¨®n se ha extendido al terreno militar: la flota marroqu¨ª se construye sobre la base de dise?os de la espa?ola, y unidades de aviaci¨®n y marina de ambos pa¨ªses han realizado maniobras conjuntas en el Mediterr¨¢neo.
La pol¨ªtica mediterr¨¢nea de la Comunidad Econ¨®mica Europea, objeto de recientes conversaciones del primer ministro franc¨¦s, Jacques Chirac, con las autoridades de Rabat, contempla una serie de medidas en el terreno financiero y concesiones comerciales orientadas a compensar los efectos de la ampliaci¨®n de la Comunidad. Tales medidas deben acordarse en la reuni¨®n de ministros europeos de Exteriores prevista para el pr¨®ximo d¨ªa 27 en Luxemburgo. Las concesiones de Francia en relaci¨®n al acceso de pesqueros espa?oles al caladero de Escota, en el golfo de Vizcaya, acordadas en el reciente encuentro de Zaragoza, constituyen uno de los elementos de la complilcada transacci¨®n multilateral en curso para que Espa?a retire su veto a la pol¨ªtica comunitaria en relaci¨®n a los pa¨ªses ribere?os del norte de ?frica.
Espa?a debe, de una u otra forma, m¨¢s pronto o m¨¢s tarde, aceptar los planteamientos de sus socios europeos y facilitar el tr¨¢nsito de mercanc¨ªas marroqu¨ªes por territorio nacional. Pero ello exige, a su vez, que Marruecos renuncie a sus pretensiones de seguir utilizando el contencioso de Ceuta y Melilla como una amenaza a la hora de renegociar los acuerdos pesqueros que habr¨¢n de renovarse el a?o pr¨®ximo. Por primera vez en mucho tiempo, Espa?a se encuentra, as¨ª, en situaci¨®n de negociar con el vecino del Sur en condiciones que permitan un intercambio racional de concesiones mutuas.
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