Autor
Han discutido mucho estos d¨ªas de la crisis de los derechos de autor, pero no he o¨ªdo una sola palabra sobre la crisis de la noci¨®n de autor. Se quejan los creadores del filibusterismo, el plagio, la copia y otros extendidos procedimientos bucaneros, pero mucho me temo que la creaci¨®n en este fin de milenio trafique bastante m¨¢s con la segunda mano que con la originalidad. Exigen severas medidas policiales para garantizar la paternidad cultural, pero lo cierto es que las culturas actuales suenan con desfachatez a repetici¨®n, glosa, ex¨¦gesis, simulacro y redundancia. Nunca la autor¨ªa tuvo tantas semejanzas con la pirater¨ªa.Dec¨ªa do?a Gertrudis Stein que los comentarios no son literatura, y el caso es que la literatura contempor¨¢nea ha elevado el comentario a suprema categor¨ªa est¨¦tica. Borges repet¨ªa que hablar es incurrir en tautolog¨ªa, el gran Valery aseguraba que pensar es glosar, Warhol hizo de la repetici¨®n un arte, Levinas afirma que reflexionar es subrayar, y los fil¨®sofos de la modernidad se dedican al placer monacal de la relectura y reescritura de los cl¨¢sicos. El pensamiento m¨¢s original que ha producido la cultura de hoy es el derrumbe del mito de la originalidad. Y la idea m¨¢s genial, la imposibilidad de lo genial. No es que seamos m¨¢s brutos que nuestros antepasados; es que somos menos inocentes.
Me parece excelente que los autores defiendan con u?as y dientes sus derechos. Ahora bien, no estar¨ªa de m¨¢s que en sus congresos contra las sumergidas ¨ªndustrias corsarias, contra los submarinos piratas, tambi¨¦n revisaran la vieja y rom¨¢ntica noci¨®n de autor que manejan con tanto aplomo. Aunque s¨®lo sea para evitar lamentables confusiones jur¨ªdicas. No estoy muy seguro que un filibustero de v¨ªdeos, casetes, fotocopias y decibelios sea menos creativo o ingenioso que uno de esos autores que viven de trabajar una cultura de segunda o tercera mano. En estos tiempos vertiginosamente complejos, presididos por los signos tipogr¨¢ficos de la perplejidad, existen fundadas razones para sospechar que nada es nuevo excepto en la forma que se coloca.
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