M¨¢s tierra encima del sumario
Con el pretexto de alentar la existencia de un pretendido cine andaluz, y m¨¢s concretamprite sevillano, el Ministerio de Cultura y la Junta de Andaluc¨ªa han contribuido de forma notable a la financiaci¨®n de una pel¨ªcula sobre el ya famoso crimen del cortijo Los Galindos Gulio de 1975), sabiendo como saben, o al menos deber¨ªan saber, que el tema est¨¢ sub i¨²dice y, que dicho filme est¨¢ basado en una novela que los propios acontecimientos posteriores han demostrado obsoleta, y cuya hip¨®tesis, por la fuerza qup tiene el cine como medio de corminicaci¨®n, perjudicar¨¢ de forma grave al destino final del sumario instruido en estos ¨²ltimos 11 a?os. El propio juez especial encargado del caso, Antonio Moreno, ha advertido en varios medios de comunicaci¨®n de la in.conveniencia de hacer la pel¨ªcula con ese gui¨®n, se?alando que "es dificil no caer en la calumr¨¢a'.Los invitados -ese es el t¨ªtulo de la obra de Grosso, finalista del Premio Planeta- es una estupenda novela, propia de la categor¨ªa de su autor, ampliamente demostrada. 'Quiero empezar por poner a salvo ese dato. Yo la le¨ª con aut¨¦ntica pasi¨®n en su tiempo. Pero es anterior a enero de 1983, en que, tras la decisi¨®n de un joven juez de ordenar la revisi¨®n completa del sumario y proceder a las exhumaciones de los cad¨¢veres, se produjo una aut¨¦ntica cascada de revelaciones que dejaron la novela en su verdadera dimensi¨®n de excelente pieza literaria, pero s¨®lo eso. La declaraci¨®n del citado juez, Heriberto Asensio, de que el presunto asesino, al que la versi¨®n policial primera atribuy¨® la autor¨ªa de las cuatro muertes y su propio suicidio, fue asesinado a su vez, por lo que los verdaderos autores estaban a sialvo al haber sido aqu¨¦l el ¨²ltimo en morir (marzo de 1983); el hallazgo de un documento decisivo que se le ocult¨® al juez durante siete a?os (cuya existencia revel¨® EL PAIS en su primera p¨¢gina el 8 de mayo de 1983); el m¨®vil econ¨®mico como trasfondo (octubre de 1983); la existencia de tres asesinos (marzo de 1984); la'compra de un testigo por 500.000 pesetas (julio de 1985), y tantas otras cosas que se supieron con posterioridad a la fecha de la novela en cuesti¨®n y que hablan ya por s¨ª solas.
Grosso, que es sevillano, ide¨® una trama basada en una supuesta red internacional de traficantes de drogas que converg¨ªa deforma talentosa en el esquema rural del cortijo Los Galindos y compromet¨ªa a algunos personajes en una acci¨®n bien ijar-rada de principio a fin. Dir¨¦ tambi¨¦n que existe alg¨²n otro- libro (como el del periodista P¨¦rez Abell¨¢n, titulado Org¨ªa de sangre, igualmente interesante, aunque tambi¨¦n anterior a 1983) e infinidad de reportajes, informes, -entrevistas, compilaciones, etc¨¦tera. Toneladas de papel, r¨ªos de tinta. Lo se?alo porque se esgrimieron asimismo otros m¨®viles, como el pasional (la supuesta relaci¨®n sentimental entre dos de los muertos), la pretendida.conspiraci¨®n militar, la venganza del tractorista porque el capataz le neg¨® relaciones amorosas con su hija; la hip¨®tesis de que la esposa de ese mismo capataz y la due?a del cortijo fueran hermanastras por 'parte de padre, y que, al estar a punto de morir ¨¦ste, se viera en peligro la herencia, pues la marquesa era hija ¨²nica, etc¨¦tera. Todos los m¨®viles barajados se fueron revelando inconsistentes uno tras otro.
Sencilla realidad
Como muchas veces ocurre, la realidad es m¨¢s sencilla. Fue ¨¦sta. Desde hac¨ªa tiempo se ven¨ªa produciendo un fraude en la producci¨®n de la finca, esto es, se declaraba menos de lo que se recog¨ªa verdaderamente, y el excedente se desviaba a otromercado distinto, sin que constase en los,libros de cuentas. El capataz descubri¨® el asunto, y as¨ª se levant¨® el hacha de la muerte sobreel cortijo, pues el capataz amenaz¨® con descubrirlo todo. El resto es una combinaci¨®n de coincidencia y factores t¨ªpicos de esa Espa?a rural y negra.No entrar¨ªa a terciar en una pol¨¦mica como esta -si, como periodista que ha investigado profesionalmente este tema en los ¨²ltimos cuatro a?os y por haber tenido una fortuna extraordinaria con las fuentes informativas no tuviera ahora la certeza moral y material de que la pel¨ªcula, que se ampara en un caso tiene fines comerciales, no s¨®lo es ajena a la realidad, sino que adem¨¢s puede resultar una versi¨®n interesada que tape lo suficiente a la otra, a la real. No har¨ªa una declaraci¨®n tan tajante si no estuviese en condiciones de hacerla. No puedo decir por qu¨¦ ni c¨®mo acced¨ª a esa informaci¨®n privilegiada, pero s¨ª afirmar que, habi¨¦ndose publicado lo m¨¢s comprometido del caso (que incluso se tradujo en amenazas y otras lindezas que no son el caso contar aqu¨ª), nadie ha logrado rectificar una sola coma de esa letra impresa. Por la sencilla raz¨®n de que lo publicado es demostrable. No le puso en letras de molde, en cambio, aquellas otras que ni la propia investigaci¨®n oficial pudo probar. Supongo que por esa raz¨®n los principales sospechosos no est¨¢n entre rejas o procesados. Las personas que est¨¢n en condiciones de saberlo podr¨¢n decir si es o no cierto. (De la veracidad de esto ¨²ltimo son prueba los reportajes publicados en EL PAIS, todos muy extensos, los d¨ªas 20 de febrero, 2 y 6 de marzo, 8 de mayo y 1 de octubre de 1983, y 18 de marzo de 1984; tambi¨¦n un cuadernillo especial de 16 p¨¢ginas publicado en Intervi¨² en el verano de 1985.)
Por eso estoy moralmente obligado a no callarine. Porque se puede estar echando tierra encima del sumario, como digo, y de la honestidad y el coraje demostrado por dos jueces que lucharon como llaneros solitarios en medio del escepticismo y el silencio oficial por evitar que el sumano cayera en la larga y oscura noche de los registros judiciales. Oscuros intereses (en plena descomposici¨®n del r¨¦gimen anterior, julio-noviembre de,1975) que luego se fueron clareando, y mucho, limitaron entonces el caso, que amenazaba con salpicar a gente importante. El crimen de Los Galindos no era un crimen perfecto; s¨®lo las circunstancias de su investigaci¨®n primera lo hicieron aparentemente perfecto. S¨¦ por n¨² investigaci¨®n period¨ªstica que los dos ¨²ltimos jueces, ayudados por el doctor Luis Frontela y unos abnegados polic¨ªas sevillanos, han logrado resolver en primera instancia el caso. Por qu¨¦ el juez no se decidi¨® a detener o a procesar a los sospechosos no me corresponde contarlo a m¨ª.
Lobby' interesado
Lo que quiero decir en concreto es que creo saber que existe un lobby interesado en la versi¨®n que se cuenta en esta pel¨ªcula, y a lo mejor por eso tiene un presupuesto elevado: m¨¢s de 75 millones de pesetas, 13 de ellos, del ministerio de Cultura. La Junta de Andaluc¨ªa ha contribu¨ªdo con una cantidad superior porque apadrina en parte ese intento de cine andaluz sevillano, sin olvidar los adelantos sobre cuotas de pantalla, etc¨¦tera. Insisto en que se financia un tema sub i¨²dice que contiene un error global de planteamiento, y que, en mi criterio, puede producir da?o desde un poder del Estado (el ejecutivo) a otro (el judicial) necesitado ciertamente de credibilidad. Debiera haber bastado con las advertencias del juez titular.
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