La 'boda' de Petrovic
La estancia del jugador yugoslavo Drazen Petrovic en Barcelona, el martes, m¨¢s sosegada que su breve pero intensa escala en Madrid -tres horas del lunes para fiririar un sonoro contrato y almorzar con Ram¨®n Mendoza, presidente del Real Madrid- desat¨®, como reacci¨®n a la inesperada noticia de su fichaje por el Real Madrid, todo tipo de especulaciones sobre su compromiso para la temporada 88-89.Cada cual, en el mundillo del baloncesto reunido en torno a la disputa ele una oficiosa Supercopa europea (victoria, del Barcelona sobre el Cibona por 99-87), verti¨® opiniones. Algunas se centraban sobre la eficacia de un contrato firmado a dos a?os vista, otras versaban sobra le eventualidad de una lesi¨®n o marcha atr¨¢s de la federaci¨®n yugoslava para dar permiso al jugador y, finalmente, hab¨ªa quien especulaba sobre su utilidad en caso de una tentadora oferta de la NBA -v¨¦ase el caso de Fernando Mart¨ªn.
Sano y salvo
Todos estos aspectos quedan recogidos en el contrato, en virtud del cual s¨®lo entra en vigor con un Petrovic sano y salvo en 1988 que ha de pasar el oportuno reconocimiento m¨¦dico. Cualquier eventualidad legal de la Federaci¨®n yugoslava obligar¨¢ a la Cibona de Zagreb a la devoluci¨®n de los 50.000 d¨®lares adelantados por el Real Madrid y, caso de tentaci¨®n NBA, est¨¢ prescrita una indemnizaci¨®n.
Este ¨²ltimo aspecto es en el que descansan ciertos directivos yugoslavos para disuadir al jugador de pasar al profesionalismo estadounidense: desde luego tendr¨¢ que pagar por ello.
Petrovic jug¨® en Barcelona un mal partido, estuvo gris y' correcto, lo contrario de lo que el p¨²blico esperaba. Y estuvo nervioso, todo lo contrario que los directivos yugoslavos all¨ª presentes, quienes reconocieron que la Supercopa no les importaba en absoluto. Lo que les interesaba era volver tranquilos a Zagreb. Hab¨ªan arreglado una satisfactoria boda para Petrovic, su ni?o mimado
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