Pa¨ªs Vasco y pa¨ªs espa?ol
Durante los ¨²ltimos 10 a?os ha existido un contraste radical entre la experiencia general del pueblo espa?ol y la de los vascos. El primero ha participado en una transici¨®n notablemente acertada. desde la dictadura a la democracia parlamentaria y, como parte de esa transici¨®n, ha sido testigo del sustancial, aunque desigual, progreso en la construcci¨®n del Estado de las autonom¨ªas. Pero, en el Pa¨ªs Vasco, las depredaciones de ETA, el comportamiento de las fuerzas policiales nacionales y la psicolog¨ªa del nacionalismo ¨¦tnico, tomados en este orden de importancia, han impedido hasta ahora que las provincias vascas compartan el ¨¦xito general de la nueva Espa?a democr¨¢tica.Con acciones recientes, tales como el asesinato de Yoyes y el secuestro de Lucio Aguinagalde, ETA ha demostrado de modo confuso su degeneraci¨®n desde una organizaci¨®n nacionalista progresista a una banda sectaria, que usa asesinatos y extorsiones para imponer su versi¨®n estrecha del nacionalismo vasco sobre el pueblo entero de Euskadi. La condena casi un¨¢nirae al asesinato de Yoyes, las abiertas expresiones de apoyo de todos; los estamentos del pueblo vasco a Lucio Aguinagalde, y su rescate brillante efectuado por la Ertzantza, constituyen evidencia clara de una disposici¨®n nueva por parte de la mayor¨ªa vasca a resistir las pretensiones de ETA. Pero ese cambio de actitud hacia ETA no debe cegarnos ante la repugnancia sentida por la mayor¨ªa de los vascos (nativos e inmigrantes) hacia las fuerzas militares y de polic¨ªa del Estado.
Volviendo a los tres factores que he enumerado como impedimentos para una transici¨®n democr¨¢tica acertada en el Pa¨ªs Vasco, creo que la reducci¨®n del poder de ETA ser¨¢ menos dif¨ªcil en el futuro de lo que lo ha sido en la pasada d¨¦cada. En 1976, ETA gozaba del prestigio de su liderazgo en la lucha antifranquista. En 1986, ETA s¨®lo puede reivindicar el apoyo de una peque?a minor¨ªa (en sustancia, menos del 15% de la poblaci¨®n vasca, que son los votantes de Herri Batasuna), constituida por independentistas violentos o marxista-leninistas ut¨®picos.
Lo que me lleva al segundo punto: las medidas policiales, o, m¨¢s claramente, la pol¨ªtica del Ministerio del Interior y la actuaci¨®n de las fuerzas de seguridad. Esa pol¨ªtica tiene tres aspectos: la acci¨®n directa de la polic¨ªa de acuerdo con la ley antiterrorista, la cooperaci¨®n con el Ministerio franc¨¦s del Interior y la pol¨ªtica de reinserci¨®n. Los dos ¨²ltimos aspectos han tenido mucho ¨¦xito, con la deportaci¨®n desde Francia a ?frica o Latinoam¨¦rica de unas tres docenas de l¨ªderes de ETA, la reinserci¨®n de m¨¢s de 100 ex etarras, y la conmutaci¨®n de unas 46 sentencias previas dictadas por actividades terroristas. Estos ¨¦xitos constituyen un haber tanto del ¨²ltimo Gobierno de UCD como de los dos Gobiernos socialistas. Pero ha habido demasiadas disoluciones violentas de manifestantes, o simplemente de mirones; demasiados indicios de malos tratos y torturas durante los interrogatorios, y muy pocas pruebas, si es que hay alguna, de que la incomunicaci¨®n de los sospechosos durante 10 d¨ªas haya producido alg¨²n tipo de informaci¨®n que conduzca a la soluci¨®n de cr¨ªmenes espec¨ªficos.
Incluso si es posible pretender que las disposiciones de la ley antiterrorista han llevado a la detenci¨®n de terroristas que de otra manera no hubieran sido atrapados, el valor positivo de esas detenciones es infinitamente menor que el enorme da?o causado por tales actos a la opini¨®n p¨²blica y a la legalidad democr¨¢tica.
Lo m¨¢s peligroso para el futuro, tanto del pa¨ªs espa?ol como del pa¨ªs vasco, es la aparente insensibilidad del Gobierno socialista en sus niveles m¨¢s, altos a las actuaciones antidemocr¨¢ticas y anticonstitucionales de la polic¨ªa al ignorar o desafiar las ¨®rdenes judiciales. Es realmente cierto que la comparencia de 90 guardias civiles; para su identificaci¨®n como posibles torturadores da?a el prestigio del cuerpo y supone quiz¨¢ una amenaza para la seguridad fisica de dichos guardias. Pero ning¨²n juez hubiera tenido que hacer nunca un requirimiento de este tipo si las diversas fuerzas policiales no hubieran ignorado repetidamente en el pasado las ¨®rdenes de comparecencia sin publicidad de un n¨²mero mucho m¨¢s bajo de sus miembros.
El tercer factor que he mencionado, el nacionalismo ¨¦tnico, es menos inmediatamente significativo que las matanzas de ETA o los abusos de la polic¨ªa., pero constituye un factor importante y, en mi no ambigua opini¨®n, un factor condicionarite pernicioso para todos los otros problemas, grandes y peque?os. En mi condici¨®n de estudiante graduado, hice en la d¨¦cada de los cincuenta varias visitas a la delegaci¨®n vasca exiliada en Par¨ªs. El lendakari Leizaola y don Manuel de Irujo sol¨ªan combinar constantemente cuestiones de hecho y principios democr¨¢ticos leg¨ªtimos con disquisiciones sobre la configuraci¨®n del cr¨¢neo vasco, indicios del cual ellos, afectuosamente, pretend¨ªan ver en mi cr¨¢neo (de proveniencia jud¨ªoalemana-rusa). Yo trataba de mostrar mi incomodidad ante esas bromas seudoantropol¨®gicas, como jud¨ªo y como testigo estadounidense de tanto prejuicio contra los negros y los hispanos. Ellos segu¨ªan hablandio no s¨®lo sobre el cr¨¢neo vasco, sino tambi¨¦n sobre los h¨¢bitos de trabajo de su pueblo en relaci¨®n con los de los dem¨¢s grupos ¨¦tnicos espa?oles.
He tenido la misma clase de experiencia en muchas otras, conversaciones con amigos y, conocidos vascos. La mayor¨ªa de esas personas no eran racistas en el sentido nazi o de la "supremac¨ªa blanca". El problema en su forma m¨¢s benigna consiste en que uno puede estar discutiendo de manera ostensible la naturaleza del concierto econ¨®mico o de las tradiciones legales delforalismo, pero como una tendencia oculta sotto voce existe la noci¨®n de que s¨®lo los vascos ¨¦tnicos pueden apreciar realmente las necesidades hist¨®ricas y el aspecto moral de las personas fisicas que ahora habitan en las provincias de ?lava, Guip¨²zcoa y Vizcaya, m¨¢s Navarra y algunos d¨¦partments franceses.
Personalmente, espero que despu¨¦s de las pr¨®ximas elecciones del 30 de noviembre, el nuevo Gobierno aut¨®nomo vasco, en cooperaci¨®n con el Gobierno de Madrid, contin¨²e poniendo el ¨¦nfasis en la reinserci¨®n; contin¨²e el desarrollo de la autonom¨ªa institucional, educativa y econ¨®mica vasca dentro de los par¨¢metros de la Constituci¨®n de 1978 y del Estatuto de Autonom¨ªa de 1979. Espero que el Gobierno de Madrid sustituya la ley antiterrorista por una estructura democratica legal para la necesaria lucha que ponga fin al terrorismo; exija a la polic¨ªa una conducta civilizada y la debida obediencia a los tribunales por parte de la polic¨ªa. Espero que los dos partidos nacionalista de Xavier Arzallus y Carlos Garaikoetxea elimen de su vocabulario todas las insinuaciones racistas y todas las calculadas ambig¨¹edades relativas a la "autonom¨ªa" como contraria a la "soberan¨ªa". Esas pueden unas esperanzas ideales y ut¨®picas. "Yo creo que son las condiciones necesarias y alcanzables para el desarrollo futuro de las democracias vasca y espa?ola. Dada la tensa atm¨®sfera actual en la vida pol¨ªtica vasca y el doble problema de la violencia de ETA y el abuso policial, ¨¦stas pueden parecer unas esperanzas ut¨®picas. Creo que son en verdad las condiciones necesarias para el desarrollo de la democracia vasca y espa?ola.
Traducci¨®n: M. C. Ruiz de Elvira.
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