No podemos olvidarlo
.El pasado viernes se cumplieron 11 a?os de la firma del com¨²nmente llamado Tratado de Madrid, que el 14 de noviembre de 1975 condujo a la indigna situaci¨®n, por parte de Espa?a, de repartir el territorio del S¨¢hara Occidental como si de una finca se tratara, y a pretender hacer lo mismo con un pueblo entero, como si de un hato de ganado se estuviera negociando. Fueron frases que se pronunciaron por entonces y que ahora vuelven a resonar.
Todo aquello se hizo en contra de todas las previsiones oficiales. En septiembre de 1973, el general Franco, en carta dirigida a los miembros de la Yerna¨¢ (la "Asamblea del S¨¢hara" que ¨¦l mismo hab¨ªa creado), dec¨ªa que "el Estado espa?ol defender¨¢ la libertad y la voluntad de libre decisi¨®n del pueblo saharaui". Vanas promesas para tres a?os despu¨¦s.
M¨¢s tarde, en el fragor de los acontecimientos que sucedieron a la marcha verde marroqu¨ª, el entonces jefe en funciones del Estado y luego rey Juan Carlos dijo, a su llegada al S¨¢hara el 2 de noviembre de 1975, que Espa?a cumplir¨ªa con sus compromisos, agregando su deseo de "proteger los leg¨ªtimos derechos de la poblaci¨®n saharaui, ya que nuestra misi¨®n en el mundo y nuestra historia nos lo exigen". Esas exigencias parecen hoy haberse evaporado.
Tratado ignominioso
Vino despu¨¦s la firma del ignominioso tratado, que verg¨¹enza da que lleve el nombre de Madrid. Por pretender evitar problemas en la transici¨®n a la Monarqu¨ªa y por resolver algunas cuestiones mercantiles auspiciados por el lobby marroqu¨ª, se decidi¨® la partici¨®n del territorio y se puso en marcha el mecanismo que de no haberse asumido otra responsabilidad por el Frente Polisario habr¨ªa llevado al genocidio del pueblo saharaui. Tres Gobiernos autocr¨¢ticos -Espa?a, Marruecos y Mauritania- dispusieron de vidas y proyectos del modo m¨¢s desp¨®tico.
Llegaron entonces las manifestaciones de los que se consideraban en lucha por la democracia. Y hay que recordar aqu¨ª las palabras de Felipe Gonz¨¢lez, en contacto directo con elpueblo saharaui, cuando, con ocasi¨®n del primer aniversario de la firma del tratado, dec¨ªa con toda su fuerza: "Hemos querido estar aqu¨ª hoy, 14 de noviembre de 1976, para demostrar con nuestra presencia nuestra repulsa y nuestra reprobaci¨®n por el acuerdo de Madrid de 1975. El pueblo saharaui va a vencer en su lucha, va a vencer no s¨®lo porque tiene la raz¨®n, sino porque tiene la voluntad de luchar por su libertad... Nuestro partido est¨¢ convencido que el Frente Polisario es el gu¨ªa recto hacia la victoria final del pueblo saharaui". Convicciones que se llevaron los vientos de las muchas renuncias del cambio desvanecido.
Tantas promesas sin cumplir y tanta seguridad que luego no se vio ratificada han tenido como consecuencia una guerra que dura ya 11 a?os, en la que los saharauis pol¨ªticamente organizados por el Frente Polisario y militarmente encuadrados en el Ej¨¦rcito Nacional de Liberaci¨®n enarbolan en el desierto la bandera de la Rep¨²blica ?rabe Saharaui Democr¨¢tica (RASD). Ha habido ya muchas v¨ªctimas, muchas destrucciones -porque tambi¨¦n en el desierto se destruye la flora, la fauna y las posibilidades de desarrollo econ¨®mico y social de un pueblo- en una guerra que ha empobrecido a Marruecos, que tiene ubicado en el territorio del S¨¢hara al 90% de su Ej¨¦rcito (unos 120.000 hombres de un total de unos 144.000), gastando m¨¢s del equivalente a tres millones de d¨®lares diarios. As¨ª resulta que el pa¨ªs dominado por una oligarqu¨ªa que empobrece a su pueblo en la vida cotidiana en su territorio propio tambi¨¦n lo empobrece con una guerra de conquista fuera de sus fronteras, sin ning¨²n horizonte de poder ganarla.
Creditos a largo plazo
A esa guerra est¨¢ contribuyendo activamente Espa?a, a favor del lado marroqu¨ª. La Asociaci¨®n pro Derechos Humanos denunciaba recientemente los numerosos contratos para la venta de armamentos espa?oles a Marruecos, financiados, sarc¨¢sticamente, con cr¨¦ditos FAD, destinados en principio al desarrollo de los pa¨ªsesmenos avanzados, a bajo inter¨¦s y a largo plazo. Con esos y otros fondos, Marruecos ha adquirido en Espa?a patrulleras, veh¨ªculos, ca?ones, bombas de aviaci¨®n, fusiles, cartucher¨ªa, explosivos y la propia corbeta que hoy es el buque insignia de la Marina de Guerra alau¨ª.
Espa?a no solamente mantiene la ignominia del tratado del 14 de noviembre de 1975, sino que contribuye a sostener una guerra genocida frente a un pa¨ªs y unas gentes que estuvieron bajo su jurisdicci¨®n, a los que se prometi¨® todo y a los que no se dio sino la desgracia y la tragedia. Las voces que hicieron las promesas se silenciaron despu¨¦s. La transici¨®n democr¨¢tica est¨¢ empa?ada con lo que muchos ven como el abandono del pueblo saharaui a la incertidumbre y la guerra sin fin.
Jornada de reflexi¨®n
Convirtamos este d¨ªa, por los menos muchos, en una jornada de reflexi¨®n sobre lo que podemos hacer para ayudar a poner fin a la destrucci¨®n de vidas humanas y de esperanzas. Marruecos y Espa?a est¨¢n abocados a entenderse, pero no a costa de masacrar al pueblo saharaui.
Espa?a tiene que introducir en el Mediterr¨¢neo occidental toda una serie de posicionamientos para poner fin a la guerra del S¨¢hara, para que el refer¨¦ndum prometido de autodeterminaci¨®n del pueblo saharaui se realice conforme a las resoluciones 40/50 de Naciones Unidas y la 104 de la OUA. Cuanto m¨¢s tiempo, m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ la situaci¨®n. Cuanto m¨¢s tiempo, m¨¢s sangre se habr¨¢ vertido. Cuanto m¨¢s tiempo, m¨¢s indigno ser¨¢ nuestro comportamiento con un pueblo que sigue cuidando sus tradiciones de origen espa?ol en la educaci¨®n, en la lengua y en la cultura.
El 14 de noviembre de 1986 deber¨ªa hacer pensar que el S¨¢hara tambi¨¦n es una pieza importante, para decir alguna vez que la transici¨®n democr¨¢tica termin¨® m¨¢s que menos felizmente.
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