Una coyuntura para hipocondriacos
EL ?NDICE de precios al consumo (IPC) del mes de octubre ha crecido un 0,4%, un porcentaje discreto, menor que el del mismo mes del a?o anterior. Como todas las previsiones que se hab¨ªan hecho apuntaban a un aumento superior de la inflaci¨®n, el IPC ha sido recibido con una sensaci¨®n de alivio, probablemente tan injustificada como el p¨¢nico que la semana pasada se gener¨® en algunos agentes econ¨®micos, temerosos de que los desequilibrios b¨¢sicos de la econom¨ªa espa?ola se estuviesen profundizando. El hecho fundamental es, sin embargo, que, faltando por contabilizar dos meses del a?o, los precios ya han llegado al 8%, porcentaje previsto oficialmente para todo el ejercicio.Los ¨ªndices de coyuntura de los ¨²ltimos meses -precios, paro, comercio exterior- han aportado una cosecha de decepciones que ha cambiado el ¨¢nimo de una buena parte de quienes, hace unos meses, proclamaban que la econom¨ªa espa?ola hab¨ªa superado definitivamente la crisis y se encaminaba hacia un brillante futuro de crecimiento en medio de la estabilidad de los precios. La verdad es que ni el optimismo triunfalista de entonces ni el pesimismo de ahora tienen justificaci¨®n. La econom¨ªa espa?ola se recupera lentamente de la crisis, con fases de ligera aceleraci¨®n y de pausa, pero nada m¨¢s.
Un ejemplo claro de todo ello lo constituyen las cifras de paro registrado. La estacionalidad de las mismas hace que en los meses centrales del a?o el paro, disminuya y que luego, en el oto?o y en el invierno, aumente fuertemente. En los ¨²ltimos tiempos se han estado anunciando reducciones en el nivel de desempleo que no reflejaban otra cosa que el juego de estos factores estacionales, pero que se presentaban con el diagn¨®stico de que el paro estaba dominado. M¨¢s tarde, al incorporarse los j¨®venes salidos del sistema educativo y de la formaci¨®n profesional al mercado de trabajo, las cifras de paro registrado han aumentado notablemente y han echado por tierra las falsas ilusiones de hace poco. A pesar de ello, las cifras corregidas de variaciones estacionales, tanto de entonces como de ahora, muestran un ligero aumento del desempleo, aunque menor, en cualquier caso, que el de los a?os anteriores. Al Ministerio de Trabajo corresponde explicar estas cosas, si quiere que sus actividades sean comprendidas por la opini¨®n.
En cuanto a los precios, el problema es algo diferente. La parte fundamental del ¨ªndice, los precios de los productos no alimenticios, ha crecido en los primeros 10 meses del a?o un 7,3 %, lo cual no constituye ning¨²n consuelo si se compara con el resto de los pa¨ªses de la Comunidad Europea, pero s¨ª es un aumento menos alarmante que el del ¨ªndice general, situado actualmente en el 9,3% anual. Los responsables de este nivel son los precios de los productos alimenticios (crecimiento del 13,3%) y, dentro de este apartado, los precios de los productos agr¨ªcolas sin elaborar. Una parte muy reducida de la poblaci¨®n est¨¢ actualmente obteniendo un sustancial aumento de sus rentas en relaci¨®n con el resto.
En cuanto al crecimiento econ¨®mico, el Gobierno parece haber hecho una cuesti¨®n fundamental de que ¨¦ste supere el 3% a lo largo del a?o en curso. Tal como funcionan nuestras estad¨ªsticas, se trata de algo que no podremos conocer hasta bien entrado 1987. Hay, sin embargo, quienes sostienen que este crecimiento no se alcanzar¨¢, pero la diferencia entre unos y otros no es m¨¢s que de unas d¨¦cimas y se encuentra dentro de los m¨¢rgenes de error del aparato estad¨ªstico. A tenor de la evoluci¨®n conocida en los ¨²ltimos meses, es posible que no se alcance ese 3%, pero ello no justifica el des¨¢nimo. Al fin y al cabo, la inversi¨®n est¨¢ creciendo por encima del 5%, lo cual constituye una buena baza para el porvenir.
El clima de un pesimismo difuso y no justificado parece reflejarse en la bolsa, que ha ca¨ªdo espectacularmente en los ¨²ltimos d¨ªas. Es posible que el desbordamiento de las previsiones en materia de inflaci¨®n haya llevado a muchos operadores a descontar un aumento de los tipos de inter¨¦s. Pero es m¨¢s probable a¨²n que se trate de un movimiento de realizaci¨®n de plusval¨ªas. Que la bolsa suba o baje forma parte esencial de las reglas del juego y no tiene mayor trascendencia, tanto m¨¢s en un a?o en el que los ¨ªndices se encuentran por encima del 170%.
Tal vez la lecci¨®n de todo ello se condense en que los responsables econ¨®micos deber¨ªan hacer gala de un menor triunfalismo cuando los signos de la coyuntura son favorables, lo cual evitar¨ªa episodios de car¨¢cter ciclot¨ªmico como el actual. Al fin y, al cabo, todos deseamos que la situaci¨®n econ¨®mica mejore, pero ello no debe llevarnos en ning¨²n caso a confundir los deseos con las realidades.
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