Iron¨ªa y crueldad

Una obra reminiscente de viejas vanguardias: de Artaud a Bu?uel y Beckett, con su regusto sadomasoquista, sujuego de crueldad y de venganza. Como en Viridiana, los mendigos se sientan en torno a la mesa para celebrar una triste org¨ªa, convocados y pagados para ello por quien tiene un brev¨ªsimo poder monetario y se compra -mal, con regateos- un cierto banquete cada fin de mes, hasta que es asesinado por sus v¨ªctimas/ verdugos. La obra ceremonial hablar¨¢ al espectador seg¨²n su contexto; algo le dir¨¢ al p¨²blico colombiano, para quien la escribi¨® su autor, Enrique Buenaventura, que tiene una escritura inteligente, aguda y teatral. Algo puede decir aqu¨ª, y a la intenci¨®n que ponga cada uno en ver esta relaci¨®n de explotador y explotados, de compra del halago, incluso del intelectual -los mendigos representan papeles de personajes sociales-, y de la pobreza humana.Etelvino V¨¢zquez, director de escena, compone con calidad visual esta escena de una hora; escenografia, vestuario, iluminaci¨®n, dan el tono irreal y duro que requiere el texto, que est¨¢ justamente dicho por los actores, sobre todo por el que representa la ambigua figura central, a la que da valores profundos. El Grupo de Teatro Candilejas, adquiere dentro del ampl¨ªsimo mundo de los otrora llamados independientes -y de su tono y objetivos minoritarios- una personalidad propia.