El Espa?ol de Clemente cay¨® en Bilbao
De veras, fue un partido memorable. Ir¨ªbar, a la luz del resultado, quiz¨¢ pueda presumir de conocer mejor al Athl¨¦tic que Clemente. Pero el Espa?ol jug¨® un partido tremendo y levant¨® elogios en las gradas. Y, como el choque estaba repleto de connotaciones, tambi¨¦n hubo tiempo para apreciar los detalles: Clemente fue recibido con ovaci¨®n en las tribunas y pitos en los fondos; Sarabia marc¨® un excelente gol, el que abri¨® el camino del triunfo para el Athl¨¦tic, e Ir¨ªbar aport¨® algo de sal a la puesta en escena cuando le cambi¨®, entre ovaciones, en el minuto 90.El morbo anunciado pareci¨® disiparse a los 24 minutos, justamente cuando Sarabia recogi¨® en el, ¨¢rea un bal¨®n con el pecho, se gir¨® y lo golpe¨® raso y duro entre - la selva de piernas. Fue un gol propio de un jugador intuitivo y dotado de gran calidad t¨¦cnica. El clamor en San Mam¨¦s fue estruendoso. Desde ese momento, los ¨¢nimos en la grada se relajaron bastante y se pudo contemplar el partido con m¨¢s calma.
El encuentro fue vibrante en todo momento. Las acciones se sucedieron con rapidez y bastante precisi¨®n. Los jugadores estuvieron siempre prestos a la tarea. El Espa?ol se asent¨® antes en el terreno de juego con un sistema aparentemente defensivo, a la vista de que el ¨²nico delantero nato que sac¨® Clemente fue Pineda. Pero, con ese aparente estilo sencillo que gusta de inculcar Clemente, comenzaron a sucederse pases largos hacia la banda derecha. Por all¨ª aparec¨ªan siempre Pineda, que sacaba fruto de su potencia, y M¨¢rquez, que, llegando desde atr¨¢s, ofrec¨ªa destellos de clase y pon¨ªa en aprietos a la zaga vasca.
El Athl¨¦tic respondi¨® con su habitual agresividad y con esa rara facilidad que poseen los rojiblancos para forzar ocasiones de gol. En la banda izquierda, Argote y Ay¨²car, que demuestran gusto por jugar, tejieron algunas jugadas exquisitas. En una de ellas, el camerun¨¦s Nkono detuvo un remate en solitario de Sarabia.
El Espa?ol jug¨® un partido espl¨¦ndido. El equipo de Sarri¨¢ siempre ha parecido atacado por la abulia. Esta vez se emple¨® con fuerza y determinaci¨®n, virtudes que, evidentemente, ha inculcado en el equipo su nuevo entrenador. Adem¨¢s, cont¨® con ocasiones muy claras: Biurrun, que atraviesa un momento feliz de forma, detuvo pronto dos disparos dur¨ªsimos de M¨¢rquez y Pineda y este ¨²ltimo fue objeto en el minuto cinco de un claro penalti que el ¨¢rbitro no pit¨® entre murmullos y alg¨²n abucheo del p¨²blico. La intensidad del encuentro se reflej¨® especialmente en los 10 primeros minutos de la segunda parte. En ese breve intervalo, cada equipo cont¨® con oportunidades meridianas de cobrar ventaja. Orejuela remat¨® alto un bal¨®n que le lleg¨®. franco al borde del ¨¢rea pequefia. Y el Athl¨¦tic se lanz¨® desesperado hacia adelante.
Patm Salinas ofreci¨® una actuaci¨®n portentosa. Sus piernas de cig¨¹e?o llegaban a todos los balones. Y uno de los predilectos de Clemente, que le denomin¨® como mejor centrador del mundo, Argote, desmadej¨® a la defensa del Espa?ol.
El extremo busc¨® con inteligencia las debilidades del rival y las encontr¨®. Primero, un remate que puso a prueba las cualidades el¨¢sticas de Nkono. Despu¨¦s, un par de centros que desbordaron y atemorizaron al Espa?ol, que no ve¨ªa el momento de sacudirse el agobio de su rival. El gol se present¨ªa y lleg¨® en un zapatazo duro del lateral Urkiaga. Un espl¨¦ndido gol para resolver un partido memorable.
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