El 'mariscal de campo' Oliver North

El teniente coronel Oliver L. North, de 43 a?os, el mariscal de campo North, c¨®mo ir¨®nicamente le llamaban en el Pent¨¢gono, ten¨ªa mucho menos poder que el que hac¨ªa suponer su rango medio de marine condecorado en Vietnam y experto en contraterrorismo. Ollie, como le llamaban sus amigos, ha sido durante los ¨²ltimos cinco a?os el hombre de mano del presidente Reagan para detener al comunismo en todo el globo, pero especialmente en Centroam¨¦rica.La crisis iran¨ª y su papel en el ir¨®nico desv¨ªo de fondos de Jomeini para financiar a la contra han acabado con su carrera militar y pueden hacerle ir a la c¨¢rcel. Ha sido la ¨²ltima misi¨®n cumplida por este disciplinado hombre de acci¨®n, obsesivamente anticomunista, al que no le gustaba estar detr¨¢s de una mesa de despacho. Pero Oliver North, nacido en Tejas hace 43 a?os, graduado de la Academia Naval de Annapolis, en la que destacaba como boxeador, ha pasado indudable mente a la historia de EE UU, algo que no hubiera logrado esperando ascensos en los cuarteles. Para sus amigos es el prototipo de h¨¦roe americano, capaz de todo, incluso de violar la ley, para cumplir una orden. "Por el presidente har¨ªa cualquier cosa", dicen de ¨¦l. Para sus cr¨ªticos, es s¨®lo un activista peligroso que consigui¨® la confianza del presidente gracias a su capacidad de conseguir que las cosas se hicieran pasando por encima de la burocracia y del Congreso.

Ollie, que trabajaba 15 horas diarias en el s¨®tano de la Casa Blanca como el principal ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional, estuvo en la invasi¨®n de Granada, era ¨ªntimo amigo del nicarag¨¹ense Adolfo Calero y consegu¨ªa que los l¨ªderes de la contra tuvieran acceso al despacho oval de Reagan, viajaba en misiones secretas a Centroam¨¦rica, fue el ejecutor del secuestro del avi¨®n de los secuestradores del Achille Lauro, y ha realizado operaciones encubiertas en Angola y en Oriente Pr¨®ximo. Pero fundamentalmente, en los ¨²ltimos meses, estimulado por un presidente que afirm¨® que ¨¦l tambi¨¦n es un contra, se dedic¨® a montar, desde la Casa Blanca, una red, te¨®ricamente s¨®lo privada, para que los rebeldes antisandinistas tuvieran armas, cuando el Congreso hab¨ªa prohibido la ayuda militar.