Uslar Pietri: "Salimos, gracias a Dios, de la era del especialista"
El escritor protagoniza la cuarta Semana del Autor
El escritor Arturo Uslar Pietri viaja a Espa?a por tercera vez en este a?o, y ¨¦sta no es sino una de las varias demostraciones posibles de que este venezolano ha vivido m¨¢s de una vida, y probablemente m¨¢s de dos. Autor en todos los g¨¦neros, diplom¨¢tico, profesor en varios pa¨ªses, dirigente pol¨ªtico, ministro en m¨¢s de un gabinete, exiliado, ex director de El Nacional de Caracas, responsable de unas 1.200 charlas semanales en televisi¨®n, quien piensa que "salimos, gracias a Dios, de la era del especialista", fue objeto este a?o, con motivo de cumplir 80, del homenaje del Parlamento de su pa¨ªs. Uslar interviene en cuatro mesas redondas, desde ayer, en el Instituto de Cooperaci¨®n Iberoamericana, que le dedica una Semana del Autor.
"Todo me ha servido en la vida", dice cuando se le pregunta si se arrepiente de algo. "He cometido errores, como todo el mundo, pero los comet¨ª en busca de algo valedero. No estuvo en m¨ª el que no se produjera lo que quise".Quiz¨¢ las principales frustraciones en la larga vida de Uslar Pietri hayan venido de la pol¨ªtica que, seg¨²n dijo en alguna ocasi¨®n, "envicia a los hombres" Ministro de Educaci¨®n a los 33 a?os, con el Gobierno de L¨®pez Contreras y tras la dictadura de G¨®mez, Uslar bati¨® varias marcas en una r¨¢pida carrera pol¨ªtica que le llev¨® por primera vez a ser un veros¨ªmil candidato a la presidencia. Intervinieron los militares y Uslar se encontr¨® exiliado en Nueva York, con una mujer dos hijos y 5.000 d¨®lares prestados por un amigo para sobrevivir. "Me sent¨ª en el fondo de un pozo", dice, pero aqu¨¦lla se convirti¨® en una de sus mejores experiencias: pudo dar clase en la universidad de Columbia, dedicarse a la literatura, y "ver la pol¨ªtica en el horizonte". "Es dif¨ªcil que un hombre que vale algo se quede estancado", dice.
En 1963 volvi¨® a ver muy cerca la presidencia de Venezuela cuando un grupo de entusiastas lanz¨® su candidatura de una forma algo improvisada. Pese a ello sac¨® el 17% de los votos, y el 40% en Caracas, y recuerda la experiencia con emoci¨®n pues le permiti¨® ver un pa¨ªs que no conoc¨ªa. "Me interesa mi pa¨ªs y mi gente", dice; "no he tenido nunca la vocaci¨®n de encerrarme en mi estudio a elaborar la gran novela".
El 'realismo m¨¢gico'
Uslar Pietri se reconoce en esa generaci¨®n latinoamericana, la suya, de intelectuales humanistas enredados en los problemas de su tiempo: Octavio Paz, Pablo Neruda, y particularmente, Alejo Carpentier y Miguel ?ngel Asturias, sus amigos. Fue llamado al lecho de enfermo de Asturias, quien le quer¨ªa decir algo, mas lleg¨® tarde.El autor de Las lanzas coloradas es tambi¨¦n el responsable de haber llamado realismo m¨¢gico a una nueva forma de contar el mundo. Escrib¨ªa un ensayo sobre Carpentier y sobre la mejor prosa de Asturias -Leyendas de Guatemala, El se?or presidente-, y no terminaba de encontrarles el alma. Entonces su subconsciente escribi¨® por ¨¦l realismo m¨¢gico expresi¨®n que le hab¨ªa le¨ªdo en 1927 al cr¨ªtico Franz Rohe, en un ensayo sobre el expresionismo alem¨¢n publicado en la Revista de Occidente, y el hallazgo qued¨® acu?ado para siempre. Con esa expresi¨®n se designa la forma que tienen de pintar el mundo algunos escritores latinoamericanos.
Ese bautismo coincidi¨® con el surrealismo, y algunos creyeron que el realismo m¨¢gico era una variante de ¨¦ste. Pero "el surrealismo es una forma de inventar el mundo", dice Uslar Pietri, "y nosotros no inventamos nada, sino que vimos la realidad de una forma distinta".
Fatalidades conc¨¦ntricas
Ahora la literatura latinoamericana no necesita de pr¨®logos mas en aquel tiempo, pese a haber sido una literatura estimable "desde el Inca Garcilaso", dice, nadie se la cre¨ªa. Uslar Pietri recuerda aquel congreso del Penclub en Buenos Aires, en 1936, el primero que se celebraba en Latinoam¨¦rica, en el que el muy estimable escritor mexicano Alfonso Reyes (1889-1959) interpret¨® el papel de vergonzoso en palacio y pidi¨® poco menos que perd¨®n por lo que llam¨® "las siete fatalidades conc¨¦ntricas" del escritor latinoamericano. Entre otras, el pertenecer a la familia latina, inferior a la sajona, el escribir en una lengua de segunda, el espa?ol, y el vivir en una suerte de barrio alejado de la civilizaci¨®n."Fuimos como los monos de Europa", dice Uslar Pietri, "ahora lo dejamos de ser. Rub¨¦n Dar¨ªo so?aba con ser un simbolista franc¨¦s, pero no era el Verlaine americano, era mucho m¨¢s".
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