Arrabal y el 'nuevo-nuevo teatro' triunfan en Nueva York
El autor teatral espa?ol Fernando Arrabal ha conseguido que la cr¨ªtica neoyorquina alabe de una forma un¨¢nime las dos obras suyas que se est¨¢n representando simult¨¢neamente en Manhattan. Una de ellas, El arquitecto y el emperador de Asiria, es una antigua historia de Arrabal que se est¨¢ reponiendo en el teatro La Mama. La otra, La virgen roja, o una doncella para un gorila -The red madonna or a damsel for a gorilla-, es un estreno mundial que, seg¨²n el propio autor, es el m¨¢s claro exponente de lo que ¨¦l mismo denomina nuevo-nuevo teatro.
En opini¨®n de Arrabal, esta nueva corriente teatral "naci¨® en 1980, en el m¨¢gico momento en que Simone de Beauvoir se acost¨®, desnuda, junto al cad¨¢ver de Jean Paul Sartre". Arrabal cuenta que el m¨¦dico del fil¨®sofo, sorprendido por la acci¨®n de Beauvoir, le pidi¨® a la compa?era del difunto que pusiera una s¨¢bana entre ambos cuerpos para evitar problemas con la gangrena que estaba descomponiendo a Sartre. De Beauvoir lo hizo, y se durmi¨® hasta el amanecer."Esta situaci¨®n marc¨®, sin ninguna duda, el nacimiento de un nuevo criterio teatral, surgido de la crisis econ¨®mica, y que yo denomino nuevo-nuevo teatro", explica Fernando Arrabal (Melilla, 1932). "Este nuevo-nuevo teatro utiliza la palabra como el elemento principal, se olvida de las tr¨¢gicas ca¨ªdas sobre el escenario, los gritos, los desnudos, para dar paso a unas composiciones teatrales mucho m¨¢s claras, en las que las unidades.de tiempo, espacio y acci¨®n est¨¢n muy delimitadas", comenta Arrabal.
"No s¨¦ c¨®mo ha podido ocurrir, pero desde 1980 los autores teatrales de todo el mundo est¨¢n haciendo este teatro, y yo lo he podido comprobar en mis recientes viajes alrededor del mundo", explica Fernando Arrabal, quien cuenta que su teatro es el mismo que el que hacen Shepard en Estados Unidos, Kyoko en Jap¨®n, Levi en Israel o Franketien en Hait¨ª; "todos ellos cuentan con pocos medios econ¨®micos para desarrollar sus historias, y lo hacen con di¨¢logos, utilizando palabras que pueden ser c¨®micas hasta lo bufo, pero tambi¨¦n po¨¦ticas hasta la pesadilla".
El estreno mundial de La virgen roja ha sido un ¨¦xito. Durante la primera semana, las 100 sillas de metal del Intar, un teatro experimental hispanoamericano, situado en la calle 42, en Manhattan, se han llenado. Muchos se han sorprendido por la sencillez del decorado, la utilizaci¨®n constante de m¨¢scaras, de la h¨²meda tierra que cubre el escenario y que ensucia los pies descalzos y los trajes de algod¨®n blanco de los actores, y de que ¨¦stos lleven sus propios apellidos bordados en sus chaquetas.
La represi¨®n y el amor
"Creo que se debe dejar muy claro que los actores est¨¢n desarrollando un papel sin dejar de ser ellos mismos", explica Arrabal, que tuvo problemas para hacer entender que no era preciso que las actrices m¨¢s j¨®venes tuvieran que representar forzosamente a los personajes con menor edad, y que era mejor mezclar los papeles."Creo que el resultado es excelente y que dentro de unos a?os veremos a otros actores, en otras obras, con sus nombres grabados en sus disfraces, como ocurre en La virgen roja con Larreta, Rivela, Marrero o Ruiz.The New York Times ha criticado muy positivamente la obra y la direcci¨®n de Arrabal. El semanario de vanguardia The Village Voice tambi¨¦n elogia al autor espa?ol, y los cr¨ªticos de ambas publicaciones coinciden al sorprenderse de la gran diferencia existente entre La virgen roja y El arquitecto... Ambas cr¨ªticas hacen notar el distinto criterio teatral con que se han escrito y dirigido ambas obras, y recomiendan su visi¨®n respetando su orden cronol¨®gico, precisamente para percibir la evoluci¨®n de Arrabal.
Fernando Arrabal, que regresar¨¢ a Par¨ªs dentro de dos semanas, cree que La virgen roja es un exponente del nuevo-nuevo teatro, y se siente orgulloso de "haber podido cuajar" aqu¨ª todas sus ideas. Entiende que su ¨²ltima obra tenga "detractores profundos", pero est¨¢ contento de que la puesta en escena se haya podido llevar a cabo con tan pocos medios.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.