Reprivatizaci¨®n francesa
LA PRIMERA fase de la reprivatizaci¨®n del grupo Saint-Gobain se ha completado con ¨¦xito en la Bolsa francesa y en los restantes mercados de valores. Las acciones puestas a la venta fueron suscritas bastante antes de que terminara el plazo dado por el Gobierno franc¨¦s, que puede ahora contemplar con cierta tranquilidad el resto de su programa de reprivatizaciones.El haber elegido Saint-Gobain para iniciar el proceso de reprivatizaciones no ha sido un azar. Se trata de una compa?¨ªa industrial con beneficios y bien administrada, que tuvo adem¨¢s la singularidad de conservar su direcci¨®n cuando fue nacionalizada, hace unos a?os. La dimisi¨®n de su anterior presidente se produjo recientemente por razones profesionales y fue sustituido por alguien de dentro de la casa, sin trauma para la empresa.
Una de las ideas b¨¢sicas de la operaci¨®n ha sido la de difundir al m¨¢ximo la propiedad de las acciones. ?stas, de un valor de 300 francos franceses cada una (unas 6.000 pesetas), se ofrecen en paquetes de 10 como m¨¢ximo en una primera ronda, concluida la cual se adjudicar¨¢n las que queden en funci¨®n de la cantidad demandada. Se reserva un 10% de las acciones para los empleados de la compa?¨ªa y un 20% para adquirentes extranjeros. La idea es la de evitar que se constituyan paquetes de control de la empresa por titulares individuales, franceses o extranjeros.
Se trata, pues, de una operaci¨®n compleja, en la que las autoridades francesas han puesto un empe?o particular por ser la primera del g¨¦nero. Los problemas podr¨¢n plantearse m¨¢s adelante, cuando comiencen a salir al mercado las acciones de otros grupos cuyos resultados se resintieron m¨¢s del per¨ªodo de nacionalizaci¨®n y que sufrieron cambios importantes en su direcci¨®n, tanto a la llegada de? Gobierno socialista como despu¨¦s, tras el triunfo de los conservadores.
El Partido Socialista Franc¨¦s ha criticado la operaci¨®n reprivatizadora, aunque la oposici¨®n ha sido moderada, entre otras cosas porque el propio Gobierno socialista hab¨ªa anunciado antes de concluir su mandato que reprivatizar¨ªa algunas de las sociedades que nacionaliz¨® nada m¨¢s llegar al poder. Las cr¨ªticas se han centrado en el precio de las acciones, que algunos consideran excesivamente bajo. Pero la objeci¨®n es discutible, incluso desde una perspectiva socialista, pues el precio moderado de las acciones fue fijado como medio de atraer a los peque?os ahorradores, que eran quienes pose¨ªan las acciones antes de la nacionalizaci¨®n. Nunca llueve a gusto de todos, pero si hay algo que se parezca al denominado "capitalismo popular" es una situaci¨®n en la que el capital de las empresas se encuentre ampliamente difundido entre el p¨²blico.
Queda por despejar la inc¨®gnita del destino de los fondos allegados. El principio de la universalidad del presupuesto impide asignar a un fin espec¨ªfico las sumas obtenidas por la venta de las empresas, pero ser¨¢ muy f¨¢cil comprobar, al final del ejercicio econ¨®mico, si el Estado ha reducido el volumen global de su endeudamiento. De no ser as¨ª, cabr¨¢ la presunci¨®n de que la venta de activos productivos ha servido para financiar gastos corrientes, algo que, cuando se produce en el sector privado, anuncia la inminencia de la suspensi¨®n de pagos o de la quiebra. Es cierto que ,la administraci¨®n de los Estados difiere de la de las empresas, pero no es menos cierto que los Estados no pueden vivir al margen de las m¨¢s elementales leyes econ¨®micas.
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