El aguinaldo de los periodistas
Entre las humoradas que tenemos que sufrir los periodistas durante el a?o, pocos nos escapamos al llegar diciembre de soportar el sonsonete de amigos, conocidos y lectores, que consideran ¨¦sta "una ¨¦poca de prosperidad en las salas de redacci¨®n".Afortunadamente, nada m¨¢s lejos de la realidad. Parece ya periclitada la etapa de "regalos directos o indirectos" que recib¨ªan los profesionales de la informaci¨®n, que con hilaridad se reflejaba a finales de siglo en las p¨¢ginas del semanario Blanco y Negro, donde se comentaba sobre el consabido regalo de Navidad: la anguila de Toledo, las naranjas valencianas, la mantequilla de Soria y el pavo aut¨¦ntico, vivo y cebado con nueces, ofrendas que se recib¨ªan y aceptaban como agradecimiento de alg¨²n favor.
Ahora la situaci¨®n es bien diferente. Aterra ver en la conserjer¨ªa del peri¨®dico un hermoso pino que puede venir a tu nombre, pues nunca se sabe qu¨¦ hacer con ¨¦l; se amontonan en la mesa de trabajo las agendas del a?o y molesta tener que cargar con esas seis botellas de vino de una cosecha que posiblemente refleje la legalidad de su anuncio y es casi tan complicado devolverlas como transportarlas, ora al coche, ora al domicilio. Los periodistas norteamericanos han establecido normas en sus c¨®digos de ¨¦tica, no s¨®lo para los regalos particulares sino tambi¨¦n en los viajes, comidas de trabajo y alojamientos gratuitos o a precios reducidos.
Un estudioso del periodismo, el profesor Jos¨¦ Mar¨ªa Desantes, a petici¨®n de EL PA?S, comenta el significado que pueden tener los regalos de Navidad ofrecidos a los informadores: "La objetividad consiste en el desprendimiento de todo elemento subjetivo para convertir el hecho en noticia verdadera; la independencia, en estar libre de toda presi¨®n o influjo exterior para comunicar las propias ideas u opiniones. La d¨¢diva supone una presi¨®n externa sobre el periodista, que adem¨¢s produce una alteraci¨®n psicol¨®gica, dado que suscita el agradecimiento, la sumisi¨®n, la expectativa de nuevos dones. Los obsequios a los informadores privan, a la vez, de objetividad e independencia, con lo que corrompen la informaci¨®n. El tema no es meramente te¨®rico. Los consejos de prensa u ¨®rganos de autocontrol de Alemania y Austria condenan las conferencias oficiales de prensa en las que exista trato discriminatorio entre los informadores o exista cualquier tipo de invitaci¨®n o d¨¢diva. Los de Holanda, Reino Unido y la misma Alemania extienden estas prohibiciones a las empresas u organizaciones no oficiales. El Consejo de Prensa brit¨¢nico amonest¨® a un periodista por aceptar un vaso de vino".
C¨®digos del periodismo europeo
"Seg¨²n el profesor Barroso", subraya Desantes, "el 76% de los c¨®digos de deontolog¨ªa period¨ªstica prohibe a los informadores la recepci¨®n de dinero u otros bienes. En efecto, bajo diversas formas textuales aparece la prohibici¨®n en los c¨®digos de 38 pa¨ªses. Adem¨¢s, en los c¨®digos supranacionales del periodismo europeo, de la Federaci¨®n Internacional de Periodistas, de la Asociaci¨®n Interamericana de Prensa, en la Declaraci¨®n de Derechos y Deberes del Periodista de la Comunidad Europea, en el proyecto de c¨®digo profesional de las Naciones Unidas. Esta positivaci¨®n de una norma ¨¦tica, que viene a convertirla en norma jur¨ªdica, no va, en cambio, acompa?ada de norma legal alguna. Bien al contrario, en nuestro te¨®ricamente vigente Estatuto de la Profesi¨®n Period¨ªstica se encuentra todav¨ªa la lacra de la permisividad a la llamada publicidad redaccional, rotundamente prohibida hoy en todos los ordenamientos jur¨ªdicos (art¨ªculo 10)".
Luis Apostua, presidente de la Federaci¨®n de Asociaciones de la Prensa, piensa que es un tema para tratar en una pr¨®xima reuni¨®n, y comenta: "No hemos encontrado en acuerdos o debates de la Asociaci¨®n de la Prensa de Madrid nada que haga referencia corporativa, a los regalos navide?os. Tampoco lo hay en los acuerdos o actas de las asambleas de la Federaci¨®n de Asociaciones de la Prensa. Posiblemente pueda haber algo interno en las redacciones de peri¨®dicos o agencias, pero no nos consta. En definitiva, esos regalos navide?os tocan o afectan a una minor¨ªa de la profesi¨®n, y nunca se ha planteado el tema ante una directiva. Nosotros vamos a tener una sesi¨®n de la directiva de Madrid el pr¨®ximo d¨ªa 10, y llevar¨¦ este tema por si los compa?eros creen que debemos tomar una postura definida".
El Comit¨¦ de Redacci¨®n
Al Comit¨¦ de Redacci¨®n de EL PA?S le preocupa menos el tema de los regalos navide?os, y considera que, de haber conflictos, ¨¦stos se encuentran en viajes e invitaciones de entidades privadas: "Como norma general, y por principio ¨¦tico, ning¨²n periodista debiera aceptar regalo alguno de empresas o personas relacionadas o que puedan estar relacionadas con su trabajo. Ser¨ªa aconsejable, adem¨¢s, que el periodista comunicara a la direcci¨®n de su peri¨®dico los casos en que reciba regalos que por su valor o significado pudieran estar encaminados a influir al profesional de los medios de comunicaci¨®n. En este peri¨®dico, como en tantos otros medios de comunicaci¨®n, varios periodistas han devuelto regalos que recibieron. En el cap¨ªtulo de regalos, tambi¨¦n pueden incluirse los viajes a los que son invitados los periodistas. Este comit¨¦ entiende que s¨®lo las direcciones de los peri¨®dicos, y nunca los periodistas por su propia iniciativa, pueden aceptar este tipo de invitaciones. Igualmente creemos aconsejable que s¨®lo sean aceptadas aquellas invitaciones procedentes de organizaciones o instituciones p¨²blicas, y nunca las que parten de instituciones privadas con ¨¢nimo de lucro. Actualmente en Espa?a es el periodista, en cada caso, quien tiene sus propias normas ¨¦ticas y profesionales al respecto. En otras empresas period¨ªsticas extranjeras los profesionales tienen prohibido aceptar regalo alguno, con independencia del valor o significado del mismo".
La postura de la direcci¨®n
Estas cuestiones merecen, porque as¨ª lo demandan los lectores, una toma de postura de la direcci¨®n de EL PA?S. "El poder pol¨ªtico o econ¨®mico", dice Juan Luis Cebri¨¢n, "trata de manipular la Prensa a trav¨¦s de cualquier sistema: las invitaciones a viajes o a comidas, y los regalos de la Administraci¨®n o de las empresas, responden a veces a este deseo. Las invitaciones para viajar que se hacen a redactores de EL PA?S deben ser aprobadas por la direcci¨®n, que es la que determina qui¨¦n ha de ser el representante del peri¨®dico. Son ¨¦stas las atenciones m¨¢s onerosas y sobre las que se lleva un control m¨¢s estricto. Pero en ocasiones se podr¨ªa perder informaci¨®n interesante para los lectores si se rechazasen determinados viajes.De todas maneras, el criterio de aceptaci¨®n es restrictivo. S¨®lo conozco en todo el mundo una publicaci¨®n peri¨®dica que no acepta en ning¨²n caso una invitaci¨®n de nadie; es el Time Magazine. Las comidas con ministros o presidentes de empresas", contin¨²a Cebri¨¢n, "pueden impresionar a los redactores que empiezan, m¨¢s por la calidad de los comensales que por la de los alimentos. Los redactores de EL PA?S tienen la obligaci¨®n de identificar a sus compa?eros de mesa cuando la comida es por cuenta del peri¨®dico, y deben informar a sus jefes de todos los contactos que tienen de este g¨¦nero. Por inc¨®modas que resulten, las comidas son todav¨ªa un sistema de trabajo indispensable, y mucha informaci¨®n se perder¨ªa si no se asistiera a ellas. M¨¢s que un placer, muy a menudo son una tortura. No hay en EL PAIS, ni fuera de ¨¦l en Espa?a, que yo sepa, una norma general que se aplique a los regalos de Navidad hechos a los periodistas. Y ser¨ªa bueno que la hubiera".
"Hasta donde conozco", contin¨²a, "los regalos no son valiosos y responden muchas veces a relaciones personales y no profesionales de los redactores. El hecho mismo de depositarlos en la conserjer¨ªa del diario ahuyenta la sospecha de un soborno, que en el caso de que existiera supongo se dirigir¨ªa a los domicilios particulares. Conviene, por lo dem¨¢s, fijarse en otro tipo de regalos no navide?os, en ocasiones m¨¢s sospechosos que ¨¦stos: libros y discos o entradas para espect¨¢culos, a lo largo de todo el a?o, figurar¨ªan con relevancia en esa lista. No es f¨¢cil hacer una discriminaci¨®n estricta sobre cu¨¢ndo operan en ello motivaciones informativas y cu¨¢ndo s¨®lo un provecho personal del periodista". "Si se lograra aplicar a los periodistas una norma general sobre estos ternas", concluye el director de EL PA?S, "facilitar¨ªa mucho las cosas. Sea como sea, en el panorama de presiones o acercamientos tortuosos a los redactores de EL PA?S los regalos de Navidad no son precisamente lo que m¨¢s me preocupa".
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