Rojo, que reapareci¨® goleando, vivi¨® ante el Bayer su noche m¨¢s hermosa

Cuando Juan Carlos P¨¦rez Rojo lograba conciliar el sue?o en la cl¨ªnica Gacon de Ly¨®n, donde le reconstruyeron su destrozada rodilla izquierda, so?aba con una reaparici¨®n gloriosa en el Camp Nou. En ese sue?o, Rojo sal¨ªa al campo avanzada la segunda parte, con el marcador empatado a cero goles y con el p¨²blico apagado por la ausencia de emociones. En la primera jugada, Calder¨¦, su amigo, iniciaba un ataque en el que Rojo se ve¨ªa a s¨ª mismo marcando un gol. En el sue?o, Rojo buscaba a Calder¨¦ para abrazarle despu¨¦s de marcar. Lo que quiz¨¢s ni si quiera so?aba el dolorido Rojo era que la noche de su reaparici¨®n iba a completarse con un gol de picard¨ªa, de los que marcaba cuando el Barcelona gan¨® la Liga hace dos a?os. Con esa picard¨ªa que ahora se echa en falta en el austero Barcelona brit¨¢nico.El sue?o, como a veces sucede en la vida de las personas m¨¢s modestas, se hizo anoche realidad.

La alegr¨ªa que viv¨ªa Rojo era compartida por todos sus compa?eros, que han estado junto a ¨¦l en el vestuario en los momentos dif¨ªciles. Hab¨ªa que ver de nuevo el golpe amistoso que Lineker le dio cuando ocup¨® su lugar. Seguro que le import¨® menos ser sustituido que otras veces. O la emoci¨®n del p¨²blico y de los directivos, y de muchos que se quedaron calentitos ante el aparato de televisi¨®n y que, seguramente, en ese momento se arrepintieron de no haber estado en el Camp Nou para abrigar m¨¢s a Rojo y ensordecerle con sus gritos de alegr¨ªa.

Y es que aquellos dos goles justificaron el partido de anoche. Ni la temperatura, ni la ventaja del encuentro de ida (0-2), ni la frialdad y lentitud del Bayer Uerdingen, ni el juego del Barcelona, serv¨ªan para explicarla presencia en el Camp Nou en la noche de un mi¨¦rcoles de diciembre.

Con la eliminatoria solucionada en Krefeld, el Barcelona demostr¨® muy pronto que no pensaba tropezar dos veces en la misma piedra. Sobre el c¨¦sped del Camp Nou hab¨ªa demasiados supervivientos de la noche del Metz como para que la historia se repitiese.