Cine de h¨ªpica

En Plumas de caballo nada tienen que ver los cuadr¨²pedos con la acci¨®n. Adem¨¢s, como se sabe desde hace tiempo, los caballos no tienen plumas. El t¨ªtulo del filme es un exacto indicativo de por d¨®nde van a ir los galopes: por la v¨ªa del absurdo. El absurdo absorto en su m¨¢s iconoclasta y parox¨ªstica forma de expresi¨®n: los hermanos Marx. Y los Marx, ah¨ª es nada, en su mejor momento, el de la Paramount.Una universidad y un equipo de f¨²tbol son aqu¨ª los blancos propicios para la demolici¨®n Marx, en un filme no visto en muchos lustros, que necesariamente ha de provocar el ¨¦xtasis entre las mentes sanas.

El jinete

El caballo de la noche ya tiene pelo. Y su jinete, el¨¦ctrico, como dice el t¨ªtulo, se revela el alter ego de su realizador, el intermitentemente estimable Sydney Pollack: liberal, ecol¨®gico, rebelde dentro de un orden. La pel¨ªcula -excelentemente construida, narrada, fotografiada e interpretada- es una f¨¢bula de buenas intenciones sobre la felina sa?a con que el poder -cualquier poder- pone sus manos sobre el producto potencial sin reparar en da?os ni perjuicios. En este caso, un caballo hermoso, que, gracias a su iluminado jinete -literalmente iluminado-, alcanza la fama publicitar¨ªa y cae v¨ªctima, a trav¨¦s de la droga a que le someten, de la rianipulaci¨®n especulativa. Hasta que el jinete sienta no el trasero sino la cabeza en el asunto y, en un acto de humanidad que con gusto hubiera patrocinado Rodr¨ªguez de la Fuente, huye con el caballo -y con la yegua: Jane Fonda, una periodista siemrire entrometida- a las monta?as, al contacto cut¨¢neo con las naturalezas.

Es una f¨¢bula desnuda susceptible de cautivar al espectador con la legimitidad de su propuesta. M¨¢s a¨²n cuando esa propuesta ven¨ªa ya cantada de antemano con la presencia al frente del reparto de Robert Redford y la Fonda. Pollack, Redford y Fonda son unos caballos con quienes la multinacional especula a conciencia: luminosos, arios y libres en apariencia como esa Estrella Ascendente de cuatro patas, en realidad el verdadero protagonista de esta correcta obra.