Otra vez Arafat
Los COMBATES que se vienen desarrollando desde septiembre en torno a los campamentos palestinos del sur de L¨ªbano, y en la posici¨®n de gran valor estrat¨¦gico de Magduche, han causado numerosas bajas; la disminuci¨®n de las hostilidades en la ¨²ltima semana, y el alto el fuego logrado gracias a una iniciativa iran¨ª, representan un ¨¦xito de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) cuyos combatientes no han abandonado el terreno a pesar de duros y reiterados ataques.En el trasfondo de estos enfrentamientos tr¨¢gicos se dibujan los cambios profundos que se han producido en la situaci¨®n de L¨ªbano y las nuevas pol¨ªticas de los principales Estados de la regi¨®n. Bombardeados en a?os anteriores por los israel¨ªes o sus aliados cristianos, los campos palestinos son atacados ahora por las milicias shi¨ªes de Amal, que act¨²an con el pleno apoyo de Siria.
El prop¨®sito de Amal es el de destruir la fuerza militar que la OLP ha reconstruido en el sur de L¨ªbano, cuatro a?os despu¨¦s de la evacuaci¨®n de sus combatientes de Beirut, a la que se vio obligada por la invasi¨®n israel¨ª de 1982.
Otras fuerzas shi¨ªes est¨¢n presentes en el sur de L¨ªbano, como la Hezbollah (milicia de Dios), vinculada al clero isl¨¢mico que gobierna en Ir¨¢n; responsable de numerosos secuestros de personalidades europeas, este grupo ha mantenido una actitud reservada en los combates de los campos palestinos y ha servido para negociar y garantizar acuerdos de alto el fuego. De los recientes combates se desprenden dos hechos importantes que influir¨¢n en la evoluci¨®n del conflicto en Oriente Pr¨®ximo: el debilitamiento de Siria, cuya capacidad de controlar lo que ocurre en L¨ªbano ha disminuido notablemente, y el debilitamiento paralelo de la causa palestina como factor de unidad del radicalismo ¨¢rabe. Hoy carece de sentido hablar de un "frente del rechazo". La preocupaci¨®n de Amal es consolidar su dominaci¨®n en la zona de mayor¨ªa shi¨ª en el sur de L¨ªbano eliminando a los palestinos de la misma. Ir¨¢n, por su parte, querr¨ªa crear en esa zona las bases de una nueva rep¨²blica isl¨¢mica. Israel, a su vez, propicia todo lo que contribuye a reducir la fuerza del movimiento palestino. ?ste es un criterio que puede resultar peligroso a largo plazo para los propios intereses del Gobierno israel¨ª, m¨¢s interesado en perpetuar y ahondar las diferencias, que hacen virtualmente imposible la celebraci¨®n de conversaciones de paz, que en apoyar a los elementos moderados dentro de la propia OLP para que un d¨ªa sea posible ese di¨¢logo.
En el seno de las fuerzas palestinas, las consecuencias de esta evoluci¨®n se han traducido en un incremento visible de la influencia de la OLP, y personalmente de Yasir Arafat, que se hallaba en muy mala posici¨®n desde la ruptura de su acuerdo con el rey de Jordania. Aparte del retorno a L¨ªbano de una parte de los evacuados en 1982, la capacidad combativa palestina, que ha causado sorpresa en los recientes combates, se basa sobre todo en una milicia formada por los que apenas eran adolescentes en 1982; la existencia en los campos de refugiados provoca en muchos j¨®venes, sumidos desde que nacen en un clima de desesperaci¨®n, la voluntad de tomar las armas. A la vez, los ataques shi¨ªes han obligado a luchar juntos a la OLP de Arafat y a los otros grupos que se escindieron de la organizaci¨®n precisamente bajo la influencia de Siria y de Libia; por ello, ¨¦ste ha sido otro fracaso pol¨ªtico de Siria. Por ¨²ltimo, la recuperaci¨®n de Arafat se ve impulsada por el endurecimiento de la represi¨®n del Gobierno de Tel Aviv en los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza, en los que viven 1,3 millones de ¨¢rabes. Demostraciones inequ¨ªvocas de apoyo a Arafat y la OLP se han producido recientemente en la zona como respuesta a la brutalidad de los ocupantes.
Aunque la fuerza militar palestina tenga que ceder algunas de sus posiciones en L¨ªbano, para cumplir las condiciones del alto el fuego, la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina resulta con ello pol¨ªticamente fortalecida y sigue siendo un factor con el que es preciso contar para cualquier soluci¨®n en Oriente Pr¨®ximo. En ese sentido es en el que hay que explicar la en¨¦sima resurrecci¨®n del l¨ªder de la guerrilla, Yasir Arafat. En los vericuetos de la pol¨ªtica nacional ¨¢rabe no hay que excluir nunca el viraje t¨¢ctico de posiciones; los puentes, por mucho que parezca lo contrario, no quedan nunca cortados del todo entre los coyunturales adversarios, del mismo modo que nunca las alianzas son tampoco duraderas.
Las posibilidades de poner en marcha un proceso de negociaci¨®n han retrocedido de manera acusada. Y en no escasa medida a causa de los confusos meandros de la pol¨ªtica de Estados Unidos, que jam¨¢s ha querido reconocer la necesidad de hablar con la OLP, mientras ayudaba con env¨ªos de armamento al Ir¨¢n de Jomeini. Las repercusiones del esc¨¢ndalo del Irangate disminuyen considerablemente las posibilidades de actuaci¨®n diplom¨¢tica de Estados Unidos en la zona. Y por ello ¨¦ste es un momento en el que una iniciativa de la Comunidad Europea ser¨ªa particularmente necesaria.
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