Una r¨¢faga de metralleta acab¨® con la vida del director de 'El Espectador', de Bogot¨¢
PILAR LOZANO "El pa¨ªs se est¨¢ desmoronando", fue tal vez el pensamiento que asalt¨® anoche a los colombianos al conocer la noticia del asesinato del director del diario El Espectador, Guillermo Cano. A las 19.15, como todos los d¨ªas, Guillermo Cano termin¨® de escribir sus notas editoriales, que, parad¨®jicamente, titul¨® Navidad negra. Se despidi¨® de sus colegas y tom¨® su coche para regresar a su casa. Alcanz¨® a recorrer s¨®lo unos pocos metros. Dos pistoleros que viajaban en moto dispararon contra ¨¦l una r¨¢faga de metralleta.
Nada pudieron hacer por el periodista los ocho m¨¦dicos que le atendieron en el centro asistencial a donde fue conducido. Falleci¨® 40 minutos despu¨¦s de ocurrido el atentado.La noticia en s¨ª no es algo nuevo. A diario en Colombia sicarios en moto asesinan por dinero (no m¨¢s de 500 d¨®lares) a pol¨ªticos, ministros, periodistas, polic¨ªas, militares, jueces, abogados, funcionarios. Pero el asesinato de Guillermo Cano rebas¨® la copa; fue calificado como "un golpe al coraz¨®n de la democracia colombiana".
Los matones a sueldo lograron huir, pero la Prensa y la opini¨®n p¨²blica se?alaron inmediatamente al narcotr¨¢fico como responsable del crimen.
En los ¨²ltimos a?os, el periodista asesinado se hab¨ªa convertido en una voz, casi solitaria en la Prensa colombiana, que denunci¨® valientemente con nombres propios a los narcotraficantes, sus actividades delictivas, y la inoperancia de las autoridades para perseguirlos. Guillermo Cano hablaba de una mafia sin coraz¨®n y sin alma que dispon¨ªa de la vida de los colombianos eintentaba imponer una nueva ley en beneficio de su negocio.
Precisamente la semana pasada El Espectador public¨® tres informes especiales en los que se descorrieron algunos velos que descubrieron nuevas facetas sobre la actividad il¨ªcita de la mafia.
"El asesinato de Guillermo Cano es la m¨¢xima prueba de que el narcotr¨¢fico no vacilar¨¢ en llegar a los mayores extremos", asegur¨® el ex presidente Carlos Lleras Restrepo, dirigente del Partido Liberal.
El crimen constituye una declaraci¨®n de guerra a los periodistas. En los ¨²ltimos 10 a?os 25 hombres de Prensa han sido asesinados. Aunque la mayor¨ªa de estos cr¨ªmenes no se ha aclarado, de algunos de ellos se culpa directamenta al narcotr¨¢fico. El 16 de julio de este a?o Luis Roberto Camacho, corresponsal de El Espectador, cay¨® abatido por las balas. El periodista hab¨ªa sido amenazado varias veces a ra¨ªz de un art¨ªculo en el que revelaba que los capos de la mafia se estaban asomando a Leticia, un puerto colombiano a orillas del r¨ªo Amazonas.
Ra¨²l Echabarr¨ªa Barrientos, subdirector de un peri¨®dico local, El Occidente, de la ciudad de Cali, muri¨® tambi¨¦n a manos de pistoleros el pasado 17 de septiembre. D¨ªas antes de su muerte el periodista se hab¨ªa mostrado partidario de la pena de muerte para quienes manejan el negocio de la droga, en su columna Molino de viento.
Hoy no habr¨¢ peri¨®dicos
Hoy, viernes, en Colombia no circular¨¢n los peri¨®dicos, no habr¨¢ telediarios ni informativos radiados. Desde las 12 de la noche se silenciaron todas las cadenas radiof¨®nicas, las rotativas se paralizaron y se apagaron los aparatos de televisi¨®n. Es la jornada de silencio con la que los periodistas honran la memoria de su amigo y maestro Guillermo Cano, y es tambi¨¦n una jornada de protesta porque en Colombia la Prensa est¨¢ amenazada de muerte.
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