Cerrar los ojos
Los Se?ores de la Nueva Iglesia (The Lords of the New Church) se han empe?ado, desde su formaci¨®n en 1982, en mostrar una te¨®rica locura como arma promocional y arrojadiza: tocar agresivamente temas que, como el sexo, la violencia o la pol¨ªtica, en otro tiempo pod¨ªan ser pol¨¦micos, pero hoy no escandalizan a nadie, y definirse con una entelequia: grupo de culto. ?Unos iconoclastas objeto de culto? Es una de las contradicciones de un grupo con calaveras en el escenario y cuyo l¨ªder bebe naranjada entre canci¨®n y canci¨®n. The Lords of the New Church tienen una imagen estudiada y conseguida. Su cantante, Stiv Bator, adopta posturas que deben ser bastante inc¨®modas, y excepto el pino, hace de todo: lanza el micr¨®fono, con fallos en la recepci¨®n; se enrolla el cable alrededor del cuello; prodiga piruetas y volteretas; acosa y derriba la bater¨ªa, y finaliza la actuaci¨®n con los consabidos salivazos y un conato de lucha libre entre el propio Bator y uno de sus t¨¦cnicos, digno de una velada de tercera categor¨ªa en el Campo del Gas.
The Lords of the New Church
Stiv Bator (voz), Brian James (guitarra), Al Symons (guitarra y coros), Mark Taylor (guitarra y coros), Grant Flemining (bajo y coros), Nicky Tumer (bater¨ªa y coros). Sala Astoria. Madrid, 18 de diciembre.
Si cerramos los ojos y escuchamos la m¨²sica, The Lords of the New Church se quedan al desnudo. La voz de Stiv Bator no es gran cosa, pero tampoco hacen falta demasiadas facultades para interpretar el rock duro que practica la banda, con ciertas semejanzas en m¨²sica y escenografia con el heavy metal. Al final, s¨®lo quedan algunas buenas canciones; el guitarrista Brian James, lo mejor de la banda, y versiones de cl¨¢sicos del rock and roll en las que la voz de Bator alcanz¨® sus mejores momentos al recordar vagamente a Little Richard.
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