_
_
_
_
Tribuna:LECTURAS DE A?O NUEVO
Tribuna
Art¨ªculos estrictamente de opini¨®n que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opini¨®n han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opini¨®n de personas ajenas a la Redacci¨®n de EL PA?S llevar¨¢n, tras la ¨²ltima l¨ªnea, un pie de autor ¡ªpor conocido que ¨¦ste sea¡ª donde se indique el cargo, t¨ªtulo, militancia pol¨ªtica (en su caso) u ocupaci¨®n principal, o la que est¨¦ o estuvo relacionada con el tema abordado

El Vendedor ambulante

Finalmente, a pesar de mi pasividad, me sent¨ª aguijoneado por el deseo de averiguar alg¨²n detalle sobre las actividades de mi hu¨¦sped. Toda mi curiosidad se concentraba en su continuo traj¨ªn de mercanc¨ªas, o lo que quiera que fuese aquello que con tanto celo encerraban sus herm¨¦ticas maletas. As¨ª que cuando se despidi¨®, alegando de nuevo que necesitaba resolver algunos asuntillos por el centro, aguard¨¦ unos instantes y sal¨ª tras ¨¦l. La oscuridad nocturna y la ausencia de iluminaci¨®n en el descampado que separa mi casa de la ciudad me amparaban y, al mismo tiempo, difuminaban su silueta, dificultando mi persecuci¨®n.Le segu¨ªa casi sin verle, atento al sonido de sus pasos firmes y descuidados por aquella extensi¨®n inagotable, por aquel pedrizal que me forzaba a una marcha tan cautelosa. M¨¢s de una vez me pregunt¨¦, atemorizado, qu¨¦ pasar¨ªa si yo tropezara con cualquier objeto imprevisible, si diera un traspi¨¦ o si hiciera rodar torpemente una lata que alguien hubiera arrojado por aquella tierra de nadie que nos conduc¨ªa a la ciudad. Trataba de evitar que alg¨²n ruido le hiciera detenerse y volver la cabeza, y me encontrara caminando tras ¨¦l, a cuerpo descubierto, impulsado por resortes a todas luces sospechosos. ?Y qui¨¦n sabe qu¨¦ clase de sospechas podr¨ªa engendrar una cabeza como la suya? Tan absorto me hallaba en estas cavilaciones y tan prendida estaba mi atenci¨®n a las piedras del terreno que, antes de alcanzar las primeras calles iluminadas, ya le hab¨ªa perdido la pista.

Cuando el d¨ªa anterior se me present¨®, de forma solemne y gratuita, y me dio a conocer su nombre, Bernardo Ventura, yo no le cre¨ª. Pero ¨¦ste era un dato que en aquella situaci¨®n carec¨ªa de importancia. Mi casa, como ya he dejado entrever, est¨¢ ubicada en uno de esos barrios verticales que se levantan hacia el vac¨ªo del, cielo, en el l¨ªmite mismo entre la ciudad y el campo. Lo cual no significa de ning¨²n modo que all¨ª se respire el aire puro de la naturaleza. Nada natural queda ya por sus alrededores. Adem¨¢s, ese l¨ªmite es lo suficientemente amplio y confuso como para impedir tanto el goce de las virtudes urbanas como el de las campestres. Por otra parte, Ilamar casa a mi habit¨¢culo es mucho decir. En realidad, no es m¨¢s que un peque?o s¨®tano sin compartimientos.

Cuando Bernardo golpe¨® mi puerta con insistencia, incluso con despotismo, no fui capaz de impedirle el paso. Su poder¨ªo f¨ªsico penetr¨® en el interior sin pedir permiso, o tal vez pidi¨¦ndolo con aquel murmullo deliberadamente inaudible. Una vez que hubo entrado haciendo resonar los tacones de sus recias botas en mi pavimento, me tendi¨® la mano y formul¨® su larga presentaci¨®n. Termin¨® diciendo: "(...) y soy vendedor ambulante. Dispongo de cualquier prenda de vestir que un caballero necesite; tambi¨¦n traigo cepillos de dientes y tijeras de u?as. Todo usado, naturalmente, y al bajo precio que le corresponde". Su retah¨ªla me desconcert¨®, ya que advert¨ª que no iba encaminada, como deber¨ªa ser, a venderme alguno de sus productos. Pues no s¨®lo no hizo ning¨²n adem¨¢n de abrir la maleta y mostrarme la mercanc¨ªa, sino que se sent¨® sobre ella satisfecho por haber concluido su ritual de presentaci¨®n. ?Qu¨¦ pretend¨ªa entonces al introducirse de aquella manera en mi propia vivienda?, me pregunt¨¦, intranquilo, mientras le observaba. Era delgado y muy moreno. Por la frente y las mejillas le resbalaban mechones grasientos de un pelo demasiado largo para estos tiempos. A pesar de la fortaleza f¨ªsica que desped¨ªa su cuerpo, carec¨ªa de la corpulencia necesaria para llenar el elegante abrigo que en seguida empez¨® a quitarse, exhibiendo una calma extraordinaria. Lo dobl¨® con movimientos estudiados, medidos, casi dosificados. Su rostro, de rasgos duros y moteado por se?ales de viruela, le prestaba un aire de peligrosidad que contrastaba con su voz, delicada y modosa. Pronunciaba cada palabra como si la fuera acariciando. Si le hubiera escuchado a trav¨¦s de la puerta cerrada habr¨ªa pensado que era un t¨ªmido. De repente, como si yo hubiera dejado de estar all¨ª, se levant¨® para dar un lento paseo y escrutar con diligencia los objetos y escasos muebles que navegaban por el ancho vac¨ªo de mi habitaci¨®n. He de reconocer que mi flojedad, mi dejadez y tambi¨¦n mi penuria se evidenciaban con insistencia por cualquier parte. Adem¨¢s hace ya tiempo que aprend¨ª a considerar el asunto de la limpieza como una mera convenci¨®n social que a m¨ª, desde luego, no me concern¨ªa. Aprend¨ª tambi¨¦n a interpretar la ro?a como una cosa, aunque aflorara siempre adherida al suelo, a las paredes, a mi propia piel o a cualquier otra superficie, y no como si fuera una infame secreci¨®n sin derecho a la existencia. Mantengo asimismo una importante manada de cucarachas que deambulan indiscretamente y mostrando preferencia por los rincones ennegrecidos y por las zonas m¨¢s grasientas; es decir, por los aleda?os del cubo de la basura. Yo las dejo estar. Al fin y al cabo, otros tienen gatos, incluso perros, lo cual es, a mi juicio, bastante m¨¢s incomprensible, dados los gastos e incomodidades que proporcionan. Evidentemente, despu¨¦s de haberme conocido en mi propio ¨¢mbito, y por muy err¨®nea que fuera la opini¨®n de Bernardo sobre mi poder adquisitivo, no le creo capaz de fantasear hasta el punto de considerarme un consumidor. No obstante, un aut¨¦ntico vendedor me habr¨ªa mostrado sus art¨ªculos, aun sin esperanza de que le comprase alguno, o bien se habr¨ªa marchado de inmediato. ?l no hizo ni lo uno ni lo otro. Se sent¨® de nuevo en su maleta cerrada y dijo: "No te importa que descanse aqu¨ª un momento, ?no?". "Pues no", le respond¨ª. Y pens¨¦ que tal vez mi excesivo laconismo estaba propiciando su atropello. A pesar de mi gesto hospitalario, coment¨®: "Esta casa me produce una tristeza...". Entonces encend¨ª la luz, una bombilla sin l¨¢mpara ni pantalla, aunque a¨²n se filtraba la ¨²ltima claridad de la tarde por los dos ventanos que casi colgaban del techo. Sus cristales, provistos de un polvo antiguo y bien tupido, no necesitaban arambeles ni visillos para tapar el exterior. Alej¨¢ndome de Bernardo, me sent¨¦ en una silla, sinti¨¦ndome injustamente avergonzado. Sab¨ªa muy bien que no pod¨ªa ocultar -mi melancol¨ªa. Una melancol¨ªa que no la engendraba mi miseria ni la desolaci¨®n y despojamiento de mi entorno, sino que me era cong¨¦nita y emanaba del color cetrino de mi piel, de mis ojos sin apenas mirada, de mis gestos lentos y torpes, de todas las posturas desamparadas de mi cuerpo... No pod¨ªa disimular esa tristeza que ya, tan pronto, hab¨ªa advertido el desconocido. "?Trabajas en algo?", me pregunt¨®. "Soy mecan¨®grafo y tengo algunos estudios universitarios", contest¨¦ mientras indicaba con un gesto la m¨¢quina de escribir sobre la mesa. "No importa. No te preocupes", dijo ¨¦l, tratando de consolarme. Y a?adi¨®: "Puedo ense?arte un buen oficio". "Me gusta el m¨ªo, trabajo en casa y no dependo de ning¨²n jefe. Sobrevivo... m¨¢s o menos". Con estas palabras consider¨¦ zanjada la conversaci¨®n. Pero ¨¦l continu¨®: "M¨¢s bien menos que m¨¢s, ?no?". Y me mir¨® con sorna mientras sacaba de un bolsillo de su chaleco un reloj de cadena. Me maravillaba la precisi¨®n de sus movimientos. Era todo lo contrario a un atolondramiento. Levant¨® la tapa con el pulgar y comprob¨® la hora. Yo le miraba con cierta complacencia mientras se pon¨ªa su vistoso abrigo con la calma y la diligencia de quien ha adquirido la rara virtud de dirigir cada uno de sus ademanes, incluso los m¨¢s insignificantes, incluso aquellos que para cualquiera ser¨ªan simples movimientos mec¨¢nicos. Recuerdo que ni siquiera respond¨ª cuando anunci¨®: "Me voy. Tengo que arreglar algunos asuntillos por el centro. Volver¨¦ esta noche por mi maleta". Y, sin esperar mi consentimiento, sali¨® a la calle. Tal indelicadeza tuvo el poder de devolverme una l¨®gica indignaci¨®n. Sin embargo, la magnitud de su impertinencia desbordaba cualquier l¨ªmite, convert¨ªa su comportamiento en otra cosa, en algo perfectamente natural, como si pudiera responder a una clase de normalidad ajena y desconocida para m¨ª. No ten¨ªa m¨¢s de 30 a?os. Era bastante m¨¢s joven que yo, y, no obstante, me sent¨ªa en su presencia, ante su flagrante audacia, como si fuera un menor de edad.

Al quedarme solo de nuevo, la maleta de Bernardo, aquel bulto rectangular que ahora se me revelaba con la misma apariencia de peligrosidad y mansedumbre que su due?o, me pareci¨® sospechosa. Trat¨¦ de descerrajarla con unas tijeras. Imposible; me faltaba habilidad. La palp¨¦, la ol¨ª, la levant¨¦ con el prop¨®sito de sacar conclusiones de su peso. Nada, ning¨²n signo delataba lo que escond¨ªa su interior. Durante el transcurso del d¨ªa, me sent¨ª atrapado por aquella inerte presencia y precipitado a una vor¨¢gine de suposiciones tan disparatadas como posibles. Esperaba la llegada de Bernardo con ansiedad, con indignaci¨®n, subiendo y bajando la escalera, asom¨¢ndome al fr¨ªo del exterior y escudri?ando en la oscurecida lejan¨ªa una figura en movimiento que pudiera corresponderle. Al fin, ya de madrugada, me qued¨¦ dormido, extenuado por el ejercicio. Pero casi no existi¨® tiempo entre ese momento y el otro en que me despert¨¦, acorralado por un bulto c¨¢lido y pegado a mi cuerpo y por la frialdad del endeble tabique que me separaba de la intemperie. "?Conque es usted!", grit¨¦, saltando fuera de la cama. Dirig¨ª la luz de una linterna sobre la cabeza del intruso y, efectivamente, me encontr¨¦ con el perfil de Bernardo. Sobre las artima?as que hubiera utilizado para forzar la cerradura de la puerta y allanar mi morada ni siquiera le pregunt¨¦. En definitiva, ?qu¨¦ importancia pod¨ªan tener ya esos detalles? Mi cama era s¨®lo un amplio colch¨®n protegido del suelo por unas tablas que hab¨ªa ido reuniendo con paciencia. Encend¨ª la luz con la intenci¨®n de despertarle. Pero ¨¦l, profundamente dormido, reposaba ante m¨ª, inocente y confiado como un ni?o. No fui capaz de realizar mis deseos: arrojarle a patadas de la cama, borrarle a puntapi¨¦s la beatitud que el sue?o prestaba a su rostro. Me conform¨¦ con gritar su nombre. "?Qu¨¦ pasa?", pregunt¨® sin sobresalto, casi con pereza, como si se despertara de manera espont¨¢nea. Yo no le contest¨¦, pero segu¨ª all¨ª, frente a ¨¦l, mir¨¢ndole con mi peor talante. Cuando al fin se levant¨®, advert¨ª que estaba completamente vestido, ni siquiera se hab¨ªa quitado sus relucientes zapatos. Ante el descubrimiento de dos nuevos maletones, exclam¨¦: "?Pretende usted instalarse en mi casa?"'. Pero ¨¦l, encerrado en el digno silencio de quien se siente ofendido, neg¨¢ndome toda explicaci¨®n, se puso el abrigo y, tomando dos de sus maletas, se dirigi¨® hacia la puerta. Antes de abrirla se volvi¨® a mirarme y protest¨®: "?No te he dicho ya qu¨¦ oficio tengo? ?Imaginas a un vendedor sin mercanc¨ªas?". A?adi¨® que se dirig¨ªa al mercadillo de los jueves y que volver¨ªa por la noche a recoger la otra maleta. Hablaba con prisa y despreocupaci¨®n, como si aqu¨¦lla fuera una escena rutinaria, perteneciente a una prolongada convivencia. Su marcha no supuso para m¨ª ninguna clase de alivio ni me devolvi¨® el ritmo habitual de mis d¨ªas. Incluso con su ausencia lograba trastornar el orden cotidiano de mis horas, dislocando mis quehaceres, mi trabajo, hasta mis costumbres m¨¢s insignificantes.

Bernardo volvi¨® de madrugada. Tra¨ªa una bolsa de viaje colgada en bandolera. Yo le esperaba despierto y con la luz encendida. Me habl¨® entonces de su buena estrella, de c¨®mo hab¨ªa logrado vender toda la mercanc¨ªa, incluidas las maletas. Y s¨²bitamente, sin darme tiempo a reaccionar, se levant¨® mientras me comunicaba: "Tengo que arreglar algunos asuntillos por el centro". Despu¨¦s de a?adir que regresar¨ªa en seguida para recoger la maleta y la bolsa, sali¨® corriendo tras cerrar la puerta. Fue entonces cuando tom¨¦ la imprudente decisi¨®n de vigilarle.

Al perderle de vista aliger¨¦ el paso. Por aquella zona de la ciudad no era dif¨ªcil reencontrarle. As¨ª que continu¨¦ caminando, siempre en direcci¨®n a las calles m¨¢s c¨¦ntricas. No tard¨¦ en descubrir su figura. Entonces acort¨¦ la distancia tratando de mantener su misma velocidad, hasta que se detuvo junto a un autom¨®vil como si hubiera llegado al lugar de una cita. Me agach¨¦, escondi¨¦ndome entre dos coches, y, antes de asomar la cabeza y descubrir el motivo de su ajetreo, supe que estaba manipulando la cerradura de un portaequipaje y que el veh¨ªculo al que pertenec¨ªa no era de su propiedad. Desde luego, no le consider¨¦ un canalla. Y teniendo en cuenta la clase de peligros con los que yo hab¨ªa fantaseado, casi me ech¨¦ a re¨ªr. Le mir¨¦ con indulgencia cuando emprendi¨® el camino de regreso con dos notables maletas para a?adir a su mercanc¨ªa. Aunque a¨²n me irritaba su incalificable comportamiento conmigo, sal¨ª de mi escond¨ªte con el prop¨®sito de sorprenderle. ?l avanzaba sin prisa, haciendo resonar como siempre, los tacones de sus botas. Parec¨ªa un viajero nocturno que acababa de perder el tren. Durante un largo trayecto, le observ¨¦ desde una distancia cada vez m¨¢s indiscreta. Cuando al fin me situ¨¦ a su lado, sin decir nada, esperando que mi sola presencia le obligara a explicarme su conducta, ¨¦l se detuvo, gratamente sorprendido, y en seguida me asign¨® una funci¨®n. "Has llegado en buen momento", dijo, soltando las maletas y se?al¨¢ndolas. "?C¨®mo pesan las condenadas! ?Mira c¨®mo tengo las manos!". Yo no ve¨ªa nada especial en sus palmas abiertas. "??sa, para ti, que pesa menos!", orden¨®. Convencido de que nos acerc¨¢bamos al final de la aventura, tom¨¦ la maleta con la esperanza de asestarle un golpe definitivo al llegar a mi casa. Nada de insultos ni de vulgares amenazas. Le impondr¨ªa desapasionadamente mi determinaci¨®n de no dejarle entrar. Yo mismo arrojar¨ªa su mercanc¨ªa a la acera. Ni la piedad ni la l¨¢stima doblegar¨ªan mi voluntad. Pero: "Te advierto que, si vuelves a espiarme, las cosas van a cambiar", dijo con voz grave. Sus amenazadoras palabras acabaron con mi exaltaci¨®n. Un tenso silencio nos impuls¨® a caminar cada vez m¨¢s deprisa. Muy cerca ya de mi portal, Bernardo se detuvo bruscamente. Tard¨¦ en descubrir que un coche camuflado de la polic¨ªa aguardaba a la puerta de mi casa. Dos agentes se nos acercar¨®n. "Yo soy mecan¨®grafo", recuerdo que dije al principio para que no me confundieran por llevar la maleta. A continuaci¨®n empec¨¦ a narrar mi encuentro con Bernardo, una historia inveros¨ªmil que ellos no deseaban escuchar. Supe en seguida que mi acompa?ante no se llamaba Bernardo Ventura y que hab¨ªa adquirido la fama de ser un diestro desvalijador. Sin embargo, yo le segu¨ª llamando Bernardo, pues no fui capaz de retener su verdadero nombre en medio de tanto asombro. Una vez en el interior del coche, junto a todas las maletas, incluidas las que estaban almacenadas en mi habitaci¨®n, le supliqu¨¦ a Bernardo que contara la verdad, que ratificara mi relato. Pero ¨¦l ni siquiera me mir¨®; se mostr¨® implacable en su mutismo, inasequible para m¨ª. Trat¨¦ entonces de pactar con los otros, con los polic¨ªas. Cre¨ªa que la certidumbre de mi inocencia me otorgaba el derecho a la sinceridad. Otra vez empec¨¦ a relatar deshilvanadamente, con precipitaci¨®n, la misma historia. Uno de ellos, despu¨¦s de haberme ordenado callar con insistencia, me abofete¨®. Yo no quise darme por aludido. "Es su trabajo", pens¨¦, "es incluso su deber. Se lo har¨ªa a cualquiera". Pero finalmente me resign¨¦ a callar. Ahora s¨¦ que m¨ª destino inmediato depende del contenido de las maletas de Bernardo. A ¨¦l parec¨ªa no importarle nada. Durante todo el trayecto se mantuvo encerrado en un silencio indiferente. Y como si se hallara en otra parte, ajeno a lo que le estaba sucediendo, como si no estuviera con ellos, corno si bastara un simple gesto de su cabeza para negarles, miraba por la ventanilla, atento s¨®lo al paso de la ciudad ante sus ojos. Ni siquiera la derrota parec¨ªa poder alcanzarle.

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo

?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?

Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.

?Por qu¨¦ est¨¢s viendo esto?

Flecha

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.

?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.

En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PA?S
Recomendaciones EL PA?S
Recomendaciones EL PA?S
_
_
universo-virtual.com
buytrendz.net
thisforall.net
benchpressgains.com
qthzb.com
mindhunter9.com
dwjqp1.com
secure-signup.net
ahaayy.com
soxtry.com
tressesindia.com
puresybian.com
krpano-chs.com
cre8workshop.com
hdkino.org
peixun021.com
qz786.com
utahperformingartscenter.org
maw-pr.com
zaaksen.com
ypxsptbfd7.com
worldqrmconference.com
shangyuwh.com
eejssdfsdfdfjsd.com
playminecraftfreeonline.com
trekvietnamtour.com
your-business-articles.com
essaywritingservice10.com
hindusamaaj.com
joggingvideo.com
wandercoups.com
onlinenewsofindia.com
worldgraphic-team.com
bnsrz.com
wormblaster.net
tongchengchuyange0004.com
internetknowing.com
breachurch.com
peachesnginburlesque.com
dataarchitectoo.com
clientfunnelformula.com
30pps.com
cherylroll.com
ks2252.com
webmanicura.com
osostore.com
softsmob.com
sofietsshotel.com
facetorch.com
nylawyerreview.com
apapromotions.com
shareparelli.com
goeaglepointe.com
thegreenmanpubphuket.com
karotorossian.com
publicsensor.com
taiwandefence.com
epcsur.com
odskc.com
inzziln.info
leaiiln.info
cq-oa.com
dqtianshun.com
southstills.com
tvtv98.com
thewellington-hotel.com
bccaipiao.com
colectoresindustrialesgs.com
shenanddcg.com
capriartfilmfestival.com
replicabreitlingsale.com
thaiamarinnewtoncorner.com
gkmcww.com
mbnkbj.com
andrewbrennandesign.com
cod54.com
luobinzhang.com
bartoysdirect.com
taquerialoscompadresdc.com
aaoodln.info
amcckln.info
drvrnln.info
dwabmln.info
fcsjoln.info
hlonxln.info
kcmeiln.info
kplrrln.info
fatcatoons.com
91guoys.com
signupforfreehosting.com
faithfirst.net
zjyc28.com
tongchengjinyeyouyue0004.com
nhuan6.com
oldgardensflowers.com
lightupthefloor.com
bahamamamas-stjohns.com
ly2818.com
905onthebay.com
fonemenu.com
notanothermovie.com
ukrainehighclassescort.com
meincmagazine.com
av-5858.com
yallerdawg.com
donkeythemovie.com
corporatehospitalitygroup.com
boboyy88.com
miteinander-lernen.com
dannayconsulting.com
officialtomsshoesoutletstore.com
forsale-amoxil-amoxicillin.net
generictadalafil-canada.net
guitarlessonseastlondon.com
lesliesrestaurants.com
mattyno9.com
nri-homeloans.com
rtgvisas-qatar.com
salbutamolventolinonline.net
sportsinjuries.info
topsedu.xyz
xmxm7.com
x332.xyz
sportstrainingblog.com
autopartspares.com
readguy.net
soniasegreto.com
bobbygdavis.com
wedsna.com
rgkntk.com
bkkmarketplace.com
zxqcwx.com
breakupprogram.com
boxcardc.com
unblockyoutubeindonesia.com
fabulousbookmark.com
beat-the.com
guatemala-sailfishing-vacations-charters.com
magie-marketing.com
kingstonliteracy.com
guitaraffinity.com
eurelookinggoodapparel.com
howtolosecheekfat.net
marioncma.org
oliviadavismusic.com
shantelcampbellrealestate.com
shopleborn13.com
topindiafree.com
v-visitors.net
qazwsxedcokmijn.com
parabis.net
terriesandelin.com
luxuryhomme.com
studyexpanse.com
ronoom.com
djjky.com
053hh.com
originbluei.com
baucishotel.com
33kkn.com
intrinsiqresearch.com
mariaescort-kiev.com
mymaguk.com
sponsored4u.com
crimsonclass.com
bataillenavale.com
searchtile.com
ze-stribrnych-struh.com
zenithalhype.com
modalpkv.com
bouisset-lafforgue.com
useupload.com
37r.net
autoankauf-muenster.com
bantinbongda.net
bilgius.com
brabustermagazine.com
indigrow.org
miicrosofts.net
mysmiletravel.com
selinasims.com
spellcubesapp.com
usa-faction.com
snn01.com
hope-kelley.com
bancodeprofissionais.com
zjccp99.com
liturgycreator.com
weedsmj.com
majorelenco.com
colcollect.com
androidnews-jp.com
hypoallergenicdogsnames.com
dailyupdatez.com
foodphotographyreviews.com
cricutcom-setup.com
chprowebdesign.com
katyrealty-kanepa.com
tasramar.com
bilgipinari.org
four-am.com
indiarepublicday.com
inquick-enbooks.com
iracmpi.com
kakaschoenen.com
lsm99flash.com
nana1255.com
ngen-niagara.com
technwzs.com
virtualonlinecasino1345.com
wallpapertop.net
nova-click.com
abeautifulcrazylife.com
diggmobile.com
denochemexicana.com
eventhalfkg.com
medcon-taiwan.com
life-himawari.com
myriamshomes.com
nightmarevue.com
allstarsru.com
bestofthebuckeyestate.com
bestofthefirststate.com
bestwireless7.com
declarationintermittent.com
findhereall.com
jingyou888.com
lsm99deal.com
lsm99galaxy.com
moozatech.com
nuagh.com
patliyo.com
philomenamagikz.net
rckouba.net
saturnunipessoallda.com
tallahasseefrolics.com
thematurehardcore.net
totalenvironment-inthatquietearth.com
velislavakaymakanova.com
vermontenergetic.com
sizam-design.com
kakakpintar.com
begorgeouslady.com
1800birks4u.com
2wheelstogo.com
6strip4you.com
bigdata-world.net
emailandco.net
gacapal.com
jharpost.com
krishnaastro.com
lsm99credit.com
mascalzonicampani.com
sitemapxml.org
thecityslums.net
topagh.com
flairnetwebdesign.com
bangkaeair.com
beneventocoupon.com
noternet.org
oqtive.com
smilebrightrx.com
decollage-etiquette.com
1millionbestdownloads.com
7658.info
bidbass.com
devlopworldtech.com
digitalmarketingrajkot.com
fluginfo.net
naqlafshk.com
passion-decouverte.com
playsirius.com
spacceleratorintl.com
stikyballs.com
top10way.com
yokidsyogurt.com
zszyhl.com
16firthcrescent.com
abogadolaboralistamd.com
apk2wap.com
aromacremeria.com
banparacard.com
bosmanraws.com
businessproviderblog.com
caltonosa.com
calvaryrevivalchurch.org
chastenedsoulwithabrokenheart.com
cheminotsgardcevennes.com
cooksspot.com
cqxzpt.com
deesywig.com
deltacartoonmaps.com
despixelsetdeshommes.com
duocoracaobrasileiro.com
fareshopbd.com
goodpainspills.com
kobisitecdn.com
makaigoods.com
mgs1454.com
piccadillyresidences.com
radiolaondafresca.com
rubendorf.com
searchengineimprov.com
sellmyhrvahome.com
shugahouseessentials.com
sonihullquad.com
subtractkilos.com
valeriekelmansky.com
vipasdigitalmarketing.com
voolivrerj.com
zeelonggroup.com
1015southrockhill.com
10x10b.com
111-online-casinos.com
191cb.com
3665arpentunitd.com
aitesonics.com
bag-shokunin.com
brightotech.com
communication-digitale-services.com
covoakland.org
dariaprimapack.com
freefortniteaccountss.com
gatebizglobal.com
global1entertainmentnews.com
greatytene.com
hiroshiwakita.com
iktodaypk.com
jahatsakong.com
meadowbrookgolfgroup.com
newsbharati.net
platinumstudiosdesign.com
slotxogamesplay.com
strikestaruk.com
trucosdefortnite.com
ufabetrune.com
weddedtowhitmore.com
12940brycecanyonunitb.com
1311dietrichoaks.com
2monarchtraceunit303.com
601legendhill.com
850elaine.com
adieusolasomade.com
andora-ke.com
bestslotxogames.com
cannagomcallen.com
endlesslyhot.com
iestpjva.com
ouqprint.com
pwmaplefest.com
qtylmr.com
rb88betting.com
buscadogues.com
1007macfm.com
born-wild.com
growthinvests.com
promocode-casino.com
proyectogalgoargentina.com
wbthompson-art.com
whitemountainwheels.com
7thavehvl.com
developmethis.com
funkydogbowties.com
travelodgegrandjunction.com
gao-town.com
globalmarketsuite.com
blogshippo.com
hdbka.com
proboards67.com
outletonline-michaelkors.com
kalkis-research.com
thuthuatit.net
buckcash.com
hollistercanada.com
docterror.com
asadart.com
vmayke.org
erwincomputers.com
dirimart.org
okkii.com
loteriasdecehegin.com
mountanalog.com
healingtaobritain.com
ttxmonitor.com
bamthemes.com
nwordpress.com
11bolabonanza.com
avgo.top