'Socialcapitalismo' a la china
La avanzada edad de Deng Xiaoping condiciona el futuro de la reforma y modernizaci¨®n econ¨®micas
A los 10 a?os de la muerte de Mao Zedong, en septiembre de 1976, la econom¨ªa china, el pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo, con unos 1.040 millones de habitantes, parece definitivamente encaminada hacia la apertura econ¨®mica y social. Y juzgar por las ¨²ltimas manifestaciones de estudiantes y obreros en Sanghai, tambi¨¦n en pro de una mayor liberalizaci¨®n democr¨¢tica. Un enviado especial de EL PA?S ha visitado recientementeChina
La apertura que se registra en China est¨¢ basada en f¨®rmulas peculiares, y como en toda sociedad de econom¨ªa marxista est¨¢ dominada por el total poder¨ªo del Estado. Pero casi a diario surgen novedades heredadas del sistema capitalista, como ilustra la reapertura de la bolsa de valores en Shanghai, los primeros despidos y casos de bancarrota empresarial o el acceso a la propiedad privada de viviendas.Todo ello parece indicar, cada vez con mayor intensidad, que contin¨²a el camino hacia la reforma econ¨®mica que comenz¨® con las medidas propuestas en la tercera sesi¨®n del XI Congreso del Partido Comunista Chino, en 1978. Entonces, bajo la inspiraci¨®n de Deng Xiaoping, se prornulgaron las cuatro reformas -agr¨ªcola, industrial, social y cultural- que deb¨ªan contribuir a olvidar los 10 a?os de ostracismo marcados por la revoluci¨®n cultural y sus guardias rojos.
La gran inc¨®gnita para los observadores pol¨ªticos, y, sobre todo, para los inversores extranjeros, radica en saber si la reforma continuar¨¢ cuando llegue el momento de sustituir a Deng Xiaoping, de 82 a?os de edad, posiblemente en el curso del XIII Congreso del Partido Comunista Chino (PCCH), programado para el oto?o de 1987.
"La sucesi¨®n de Deng Xiaoping puede suponer un frenazo en el avance de las reformas", explica un banquero europeo con sede en Pek¨ªn. "Pero", a?ade, "es evidente que a los chinos les encanta consumir y que nunca hab¨ªan podido hacerlo tanto como ahora, a pesar de que se quejan, cada vez m¨¢s, de las subidas de los precios y de la pol¨ªtica de salarios bajos".
Se acab¨® el hambre
Pek¨ªn, como otras grandes ciudades chinas, estaba sumergida este oto?o de verduras en calles y mercadillos, como la mejor expresi¨®n de que la primera de las cuatro reformas de la modernizaci¨®n, la agr¨ªcola, ha dado resultados positivos. Solo hace 10 a?os que amplias capas de la poblaci¨®n pasaban hambre.Los agricultores (80% de la poblaci¨®n) cuentan hoy con el mayor nivel de ingresos, en un pa¨ªs donde la renta per capita es todav¨ªa muy baja (unos 300 d¨®lares anuales). "El ¨¦xito de la reforma agr¨ªcola radica en la mayor iniciativa dada a los agricultores y a la existencia de incentivos a la productividad", explica Zhang Guangyou, director de El Diario de los Campesinos.
"Hoy", contin¨²a Zhang Guangyou, "los 800 millones de agricultores chinos han resuelto, desde hace ya varios a?os, el problema del hambre o del fr¨ªo y pueden acumular beneficios para equipar mejor sus viviendas y comprar abonos o maquinaria".
Si en lo agr¨ªcola los resultados parecen evidentes, y la pr¨®xima meta apunta ya hacia la creaci¨®n de agroindustrias, en el sector industrial y, sobre todo, de servicios, la modernizaci¨®n en China se encuentra a¨²n en un estadio muy primario. Con problemas de tecnolog¨ªa y financiaci¨®n, pero, sobre todo, con problemas de gesti¨®n, en una econom¨ªa que en 1985 creci¨® el 1470 (la previsi¨®n para el a?o que acaba es del 8%).
"Pero la modernizaci¨®n es inevitable", dicen en la redacci¨®n del influyente Diario de la Econom¨ªa, en Pek¨ªn, "y la pol¨ªtica de apertura al exterior ya no puede cambiar".
"El socialismo necesita tambi¨¦n el factor de la competencia" expone Li Haiyan, editorialista del Diario de la Econom¨ªa. Se muestra totalmente partidario de los primeros casos de bancarrota empresarial, debido a la inviabilidad de algunas empresas. O de la extensi¨®n al sector industrial de los incentivos a la producci¨®n, con primas a la productividad (en una media de salarios del orden de los 140 yuanes, o unas 6.000 pesetas mensuales), as¨ª como la posibilidad de cambiar a los directores de las empresas si son incompetentes.
"La burocracia y el amiguismo", a?ade Li Haiyan, "son todav¨ªa males end¨¦micos para una r¨¢pida reforma econ¨®mica en el sector industrial".
Uno de los principales debates que est¨¢ abordando estos d¨ªas el PCCH, con 44 millones de afiliados, es determinar cu¨¢l es el nivel a aplicar para la propiedad privada. En China hay peque?os comercios privados y la primera venta de pisos -el 2 de noviembre, en Shanghai- desde la revoluci¨®n popular china, que triunf¨® en 1949, origin¨® un verdadero alud de compradores, vendi¨¦ndose 93 apartamentos de unos 50 metros cuadrados en un solo d¨ªa.
"Y la gente llegaba con el dinero en bolsas", exclama un observador extranjero, un poco sorprendido de que tantos chinos pudieran pagar el equivalente a un mill¨®n de pesetas por tener una vivienda privada, lo que supone casi 20 a?os de trabajo en el actual nivel de salarios. Si hay comercios privados, ?por qu¨¦ no dotar tambi¨¦n a algunas industrias privadas, con empleados, para mejorar la econom¨ªa? Tal es el debate abierto hoy en China, a nivel de ide¨®logos del partido, en una pugna de lo que algunos definen como un proceso hacia el "socialcapitalismo".
Otra muestra del apetito de los chinos por los modelos capitalistas ocurri¨® durante la apertura de la Bolsa de valores de Shanghai, el pasado 26 de septiembre, con grandes colas para comprar acciones de las 1.400 empresas que se inscribieron, aunque, por el momento, s¨®lo algunas han recibido la aprobaci¨®n final del Banco de China.
Leyes de inversi¨®n
"No hay que equivocarse, y la Bolsa de Shanghai, o la de Sheng Yang, no son capitalistas, ni se invierte para lograr ganancias especulativas", dicen en el Diario Econ¨®mico. Insisten en que el objetivo definido por los reformistas chinos es llegar. al m¨¢ximo grado del comunismo, "lo que no quiere decir que tengamos que ser una sociedad pobre". "Importaremos", a?aden, "lo que nos interese de las t¨¦cnicas capitalistas, pero no sus defectos".En el campo de la inversi¨®n y de la cooperaci¨®n extranjera, despu¨¦s de unos primeros a?os de euforia se ha pasado a vivir la compleja realidad del laberinto burocr¨¢tico chino. En Pek¨ªn anuncian casi a diario nuevas leyes para, la inversi¨®n y opinan que todos los sectores, desde la agricultura al turismo, pasando por la siderurgia o el petr¨®leo, est¨¢n abiertos a la "cooperaci¨®n extranjera que necesitarnos".
Una reforma econ¨®mica que para algunos va "demasiado aprisa" y para otros "sigue excesivamente anclada en la burocracia". Sin duda, el futuro de China pasar¨¢ en los pr¨®ximos a?os por un proceso de apertura que dar¨¢ "dos pasos adelante y otro atr¨¢s", como dijo un diplom¨¢tico occidental en Pek¨ªn.
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