La puerta de todos

SE PRECIPITA esta noche hacia la nueva / vieja Puerta del Sol una multitud abigarrada, ruidosa, espesa, a la que llamamos los madrile?os, para esperar la ca¨ªda de la bola que zanja un a?o de otro. Pero ya sab¨ªamos -desde Machado, los que no tengan m¨¢s memoria que la po¨¦tica, que ya es mucho- que la Puerta del Sol es "el rompeolas / de las 49 provincias espa?olas"; fue un crisol, fue un trozo, a veces pele¨®n, a veces entusiasta, de la historia nacional: all¨ª se rechazaron invasores, all¨ª se proclam¨® una Rep¨²blica para todos -para todos los que la quisieron, naturalmente- y por all¨ª transcurri¨® una bohemia literaria que pon¨ªa la luz de su inteligencia desde la angustia de su pobreza. Si se apartan los n¨²sticismos centralistas -los pros como los contras-, queda de esta plaza un patrimonio com¨²n. Es de todos.Cuando los supuestos madrile?os -los espa?oles del crisol espont¨¢neo, popular- acudan esta noche al cambio de a?o, encontrar¨¢n una Puerta del Sol renovada. Se ha ido expulsando el tr¨¢fico rodado, como se viene haciendo en otras capitales europeas. Ha vuelto la Mariblanca, que no es otra cosa que una Venus recompuesta (el original se destroz¨®), y lo venusino -y lo ven¨¦reo- no es ajeno a la Puerta del Sol y sus alrededores. Los nuevos lampadarios tienen un aire modernista y una luz que no ofende. Las fachadas han recuperado su antigua apariencia gracias a una restauraci¨®n cuidadosa. Lo que no va a encontrarse es aquello que la vida se ha llevado por delante: los grandes caf¨¦s, donde los poetas se mezclaban con los tratantes de ganado, los estafadores con los de la secreta, las menestralas con las damas. Algunas librer¨ªas. Y los viejos puestecillos. Sainz de Robles describ¨ªa la Puerta del Sol en el Siglo de Oro con tenderetes y baratillos donde se encontraban "todos esos g¨¦neros innumerables que hoy se compran en las mercer¨ªas y las droguer¨ªas". Hab¨ªa vuelto ahora la venta ambulante, producto del paro, de la emigraci¨®n y de la pobreza, y las autoridades que han limpiado la Puerta del Sol tambi¨¦n quieren barrerla de la pobreza humana y han creado una comisar¨ªa tan ambulante como los pobrecillos comercios inventados. Luchan tambi¨¦n, como toda la vida, contra los "bigardos y truhanes" que cantaba el poeta... No va a ser todo tan f¨¢cil: una red, una mara?a de viejas calles aprieta este coraz¨®n reconstruido, y en ellas late un mundo dif¨ªcil, una humanidad que resuelve sus problemas con picaresca. Le falta ahora solera a lo nuevo de la Puerta del Sol: tiempo con el que sumarse a lo viejo, a lo hecho por el tiempo. Le faltan a?os para que vuelva a hacerse en las retinas de todos.