Moral y derecho
La discusi¨®n sobre el problema moral del aborto ha llegado a un punto muerto, y, previsiblemente, ah¨ª va a seguir durante bastante tiempo, porque es dif¨ªcil tratar de convencer de algo con razonamientos cuando la cuesti¨®n que se debate -porque subyacen en ella elementos que afectan a la religi¨®n, a la sexualidad y al papel que debe desempe?ar la mujer en la sociedad- est¨¢ cargada de emociones.Para unos, que parten de la premisa de que desde el instante mismo de la concepci¨®n se puede hablar ya, en cierto sentido, de la existencia de una persona, cualquier interrupci¨®n del embarazo ha de ser considerada un asesinato o algo semejante; otros, en cambio, discuten la validez de esa premisa -cuya aplicaci¨®n consecuente llevar¨ªa a calificar tambi¨¦n de asesinato o de algo semejante la t¨¦cnica anticonceptiva del dispositivo intrauterino, en cuanto que, como es sabido, consiste precisamente en impedir la anidaci¨®n del ¨®vulo ya fecundado- y estiman que, en cualquier caso, todo embarazo indeseado desencadena una dif¨ªcil situaci¨®n de intereses contrapuestos que justifica o cuando menos explica la pr¨¢ctica del aborto.
La primera opini¨®n est¨¢ estrechamente vinculada a la tradicional tesis cat¨®lica de que toda sexualidad debe estar orientada a la procreaci¨®n; la segunda opini¨®n, que ha ido encontrando una aceptaci¨®n cada vez mayor en las ¨²ltimas d¨¦cadas, es consecuencia de la descristianizaci¨®n, de la equiparaci¨®n sexual entre el hombre y la mujer y de la lucha por los derechos de ¨¦sta que lleva a cabo el movimiento feminista.
Problema jur¨ªdico
Pero el aborto no figura en el primer plano de la atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica espa?ola por este -ciertamente interesante- problema moral, sino porque es, adem¨¢s, un problema jur¨ªdico (penal); esto es, porque se considera unos delincuentes -a los que se amenaza y, en su caso, castiga con una pena privativa de libertad- a aquellos que, siendo consecuentes con sus convicciones, deciden interrumpir un embarazo o colaborar en ese comportamiento cuando se plantea una situaci¨®n de conflicto.
Independientemente de cu¨¢l sea la soluci¨®n al problema moral, lo que s¨ª se puede decir es que la opini¨®n de los que condenan el aborto es una respetable y defendible, aunque s¨®lo sea por el hecho de que es la mantenida por una religi¨®n, como la cat¨®lica, que forma parte de nuestra cultura. Pero igualmente respetable y defendible es la tesis opuesta, y ello, entre otras, por las siguientes razones: porque es la dominante en el pensamiento de izquierdas, dentro del cual, y tanto en Espa?a como fuera de ella, relevantes y honestas personalidades progresistas de la cultura y de la pol¨ªtica se han manifestado reiteradamente a favor de un aborto libre e incluso se han autodenunciado de haberlo practicado o de haber participado en ¨¦l en alguna ocasi¨®n; y porque Gobiernos tan conservadores como los del Reino Unido, Francia o la Rep¨²blica Federal de Alemania o los Estados Unidos han introducido (o mantenido) una legislaci¨®n despenalizadora, -que es por otra parte, la mayoritaria en derecho comparado-, recono ciendo y respetando as¨ª a los que estiman que est¨¢ justificado abortar.
A la vista de esta situaci¨®n realmente existente, la argumen taci¨®n de fondo sobre la supuesta inmoralidad del aborto deber¨ªa ser irrelevante a efectos penales porque los que rechazan el aborto ni pueden ignorar que ¨¦sa es una cuesti¨®n controvertida ni tampoco aspirar, por consiguiente, en una sociedad pluralista, a que legalmente se les conceda el monopolio de la verdad y se cri minalice, con ello, a una opini¨®n antag¨®nica que es defendida por amplios, cualificados y respetables sectores de la sociedad; pues estos sectores ni pretenden estar en posesi¨®n de la verdad absoluta ni, menos a¨²n, convencer a los dem¨¢s para que practiquen interrupciones del embarazo: ¨²nicamente aspiran a que les dejen en paz y a que no les metan en la c¨¢rcel cuando act¨²an de acuerdo con lo que son sus ideas.
La tesis defendida en este ar t¨ªculo se puede formular, por consiguiente, de esta manera: para que un comportarniento sea declarado delictivo es requisito necesario -aunque no suficiente- el que sea inequ¨ªvocamente inmoral; como en referencia a aborto es precisamente su su puesta inmoralidad la que est¨¢ -y seguir¨¢- siendo objeto de discusi¨®n, de ah¨ª que constituya un abuso del derecho penal utilizarle para imponer por la fuerza una opini¨®n moral sobre otra igualmente leg¨ªtima.
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