Golpe a ETA en Madrid
LA DETENCI?N de seis personas a las que la polic¨ªa considera integrantes del denominado comando Madrid, de la organizaci¨®n terrorista ETA, constituye, una excelente noticia para los dem¨®cratas espa?oles, por m¨¢s que parezca prematuro echar las campanas al vuelo. Esto ¨²ltimo es lo que hizo ayer Televisi¨®n Espa?ola en el primer telediario, al ilustrar la noticia con im¨¢genes de conocidos etarras a los que en el pasado se atribuy¨® la pertenencia a dicho comando y que, sin embargo, no figuraban en la lista de detenidos facilitada en el mismo informativo. Los propios responsables del Ministerio del Interior se mostraron precavidos al anunciar el hecho, evitando expresiones que dieran a entender que se consideraba definitivamente desarticulado el grupo o los grupos que han venido actuando en Madrid bajo la etiqueta de comando Madrid o comando Espa?a.
Pero ello no impide calibrar la importancia del ¨¦xito policial logrado ayer. Tan s¨®lo en 1986 un total de 22 personas fueron asesinadas, y heridas varias decenas, en atentados producidos en la capital de Espa?a y atribuidos a dicho comando. Ello significa que, por primera vez en la historia de ETA, m¨¢s de la mitad de las v¨ªctimas provocadas por sus atentados, 38 en total el a?o pasado, se produjeron fuera del Pa¨ªs Vasco. El dato permite, a su vez, extraer algunas conclusiones sobre la naturaleza y evoluci¨®n hist¨®rica del terrorismo etarra.
En primer lugar, ha dejado de ser evidente que exista una relaci¨®n constatable entre el apoyo popular con que cuente un grupo violento y la eficacia mort¨ªfera de su actividad. Ni los m¨¢s fan¨¢ticos adeptos de ETA podr¨ªan sostener que su acci¨®n es vista con simpat¨ªa, o siquiera con tolerancia, por la poblaci¨®n madrile?a. Y, sin embargo, ha sido la capital el escenario preferentemente elegido para sembrar el terror. Ello se explica en parte por motivos puramente log¨ªsticos: a medida que la acci¨®n policial va minando las bases operacionales de los terroristas, ¨¦stos tienden a buscar protecci¨®n no tanto en la simpat¨ªa activa o pasiva de la poblaci¨®n, como ocurr¨ªa en buena medida en los a?os del franquismo, como en el anonimato gen¨¦rico que posibilitan las grandes urbes. En esa l¨®gica, los atentados producidos ¨²ltimamente en Barcelona podr¨ªan indicar que la banda terrorista vasca prepara ya la sustituci¨®n de Madrid como principal escenario de operaciones.
Pero el cambio estrat¨¦gico que signific¨® la opci¨®n por Madrid indica tambi¨¦n una significativa evoluci¨®n en la ideolog¨ªa de ETA. El objetivo de su acci¨®n es ya de manera desnuda el terror en s¨ª mismo. Es decir, no la reacci¨®n a favor por parte, de sectores de la poblaci¨®n vasca, sino la reacci¨®n en contra de la poblaci¨®n espa?ola en su conjunto.
Lo que se busca no es convencer, sino hacer desistir. Que la mayor¨ªa, de la poblaci¨®n espa?ola, coaccionada por el miedo ante acciones cada vez m¨¢s arbitrarias e indiscriminadas, m¨¢s incomprensibles, ceda -o presione al poder leg¨ªtimo para que ceda- a las exigencias pretendidas por la fuerza. El traslado a Madrid buscaba ante todo generalizar la alarma, provocar mayor impacto social. Por ello mismo es particularmente importante el golpe ahora asestado a los terroristas, que probablemente encontrar¨¢n dificultades adicionales para recomponer su infraestructura en la capital.
Porque, cualquiera que sea la relevancia de los ayer detenidos en la jerarqu¨ªa de la banda armada ETA, es evidente que la eficacia del comando o de los comandos en la capital se apoyaba, antes que en las personas que los dirig¨ªan -que muy bien podr¨ªan reducir su presencia en Madrid a breves per¨ªodos de tiempo, repleg¨¢ndose tras cada acci¨®n-, en la existencia de una red estable que facilitaba la informaci¨®n y cobertura intrumental.
El balance de 38 v¨ªctimas mortales a lo largo del pasado a?o 1986 eleva a 475 el n¨²mero de vidas segadas por ETA con posterioridad a las primeras elecciones democr¨¢ticas, hace ahora una d¨¦cada. En los 10 a?os inmediatamente anteriores, es decir, durante los ¨²ltimos a?os de la dictadura franquista, fueron 60 las v¨ªctimas mortales de ETA.
El dato cuestiona la hip¨®tesis seg¨²n- la cual el terrorismo s¨®lo puede desarrollarse en el caldo de cultivo de reg¨ªmenes autocr¨¢ticos. Probablemente es cierto que existen m¨¢s posibilidades de surgimiento de movimientos violentos en ese tipo de reg¨ªmenes, pero su desarrollo -y su fase de mayor eficacia como factor de desestabilizaci¨®n- se produce m¨¢s bien en situaciones de democracia pol¨ªtica o, especialmente, de transici¨®n hacia la democracia. La organizaci¨®n terrorista ETA alcanz¨® su m¨¢xima eficacia mort¨ªfera y desestabilizadora (como aliada del golpismo fundamentalmente) en el per¨ªodo 1978-1980: 239 muertos en tres a?os.
Todav¨ªa es pronto para efectuar una evaluaci¨®n de la importancia de la acci¨®n policial desarrollada ayer en Madrid por fuerzas del Ministerio del Interior. Los ¨²ltimos a?os han estado caracterizados por una ineficacia de los servicios de, seguridad, que fueron incapaces de lograr alg¨²n ¨¦xito en la lucha antiterrorista. El nuevo equipo del departamento del Interior -encabezado nominalmente por el mismo ministro- parece, por las noticias de ayer, haber comenzado a enderezar la situaci¨®n. Esperemos que as¨ª sea por el bien de todos.
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