Fuente de deleite y aliento
Al tiempo que el joven Gerald Brenan descubr¨ªa por vez primera el paisaje, la cultura y los usos de una tierra ignorada para ¨¦l, le¨ªa los versos de san Juan de la Cruz ("me pareci¨® que ning¨²n poeta de ning¨²n otro pa¨ªs hab¨ªa alcanzado unas cimas tan altas de expresi¨®n l¨ªrica") e iniciaba con ellos ese disfrute de una literatura que fue para ¨¦l "fuente de deleite y aliento".Quiz¨¢ sea ¨¦sta la mejor definici¨®n de una prolongada dependencia que dif¨ªcilmente puede ser juzgada s¨®lo bajo pautas estrictas de historiograf¨ªa literaria. Porque es la suya una relaci¨®n apasionada en la que los autores espa?oles, se convierten en nueva pauta de conocimiento de la compleja colectividad mientras ¨¦l se dispone a descubrir en qu¨¦ consiste ese misterio, parte tambi¨¦n del amado laberinto. Dif¨ªcil tarea que Brenan resolvi¨® convirti¨¦ndose en defensor, casi en propagandista.
Los m¨¦todos de los an¨¢lisis realizados por Brenan no son siempre rigurosos, y hasta siente especial predilecci¨®n por los temas t¨®picos la m¨ªstica, el romancero, el sentimiento del honor y de la honra) para decir desde ellos que son manifestaciones de una vida compleja, hermosamente desconcertante. Casi como un nuevo viajero rom¨¢ntico, explicando desde el individualismo y la pasi¨®n, la fuerza que encerraban tantas de las creencias tradicionales. No pretendi¨® destrozar creencias rom¨¢nticas y s¨ª dar a entender que en ellas hab¨ªa un nuevo y m¨ªtico Sur, m¨¢s subyugador que toda la asepsia y el convencionalismo de las mentes occidentales.
Hay que recordar que en los a?os treinta, cuando Brenan inicia sus estudios sobre santa Teresa, el hispanismo no era s¨®lo una dedicaci¨®n pasional. Adem¨¢s de la tarea de los n¨²cleos interiores, los trabajos de del Bataillon, L. Spitier, K. Vossler, J. Huizinga o E. R. Curtius aportaban a la historiograf¨ªa hispana una informaci¨®n y sensibilidad que destrozaba cualquier argumento idealista que quisiera refugiarse en la tan nombrada peculiaridad.
La obra de Gerald Brenan no aporta, ni en informaci¨®n ni en el manejo de los datos, elementos cr¨ªticos innovadores. Los art¨ªculos sobre san Juan y santa Teresa y las lecturas de los cancioneros peninsulares le llevaron a la m¨¢s ambiciosa The literature of the spanish people. From roman times to the present days (1951), traducida en Buenos Aires en 1958.
Brenan insistir¨¢ en que el cr¨ªtico literario debe tener en cuenta el marco hist¨®rico, los problemas que encara el escritor, los medios y c¨¢nones art¨ªsticos que hereda, lo que la obra dijo a sus coet¨¢neos y dice a los presentes. Ninguno de los supuestos es en s¨ª mismo banal o gratuito; pero no tiene un planteamiento reflexivo equiparable.
Gerald Brenan no aspir¨® a ser maestro en filolog¨ªa. All¨ª su obra puede parecer un ejercicio pintoresco, y no es ¨¦se el objetivo de sus estudios, ni el tono que ha de presidir la valoraci¨®n de sus aportaciones a la historia de la literatura espa?ola. Por el contrario, quiso hacer p¨²blica su verdad divulgando c¨®mo Garcilaso era equiparable a Spencer, fray Luis de Le¨®n a Milton, o por qu¨¦ Fielding, Smollet, Scott y Dickens hab¨ªan tenido por maestro indiscutible a Cervantes.
Cuando los manuales de literatura escritos en Espa?a hablaban de autores r¨¦probos e imp¨ªos, de herejes y antipatriotas, las palabras de Brenan eran la voz refrescante y antidogm¨¢tica dispuesta a proclamar la dignidad intr¨ªnseca de un pueblo. Cuando la imagen de Espa?a en Europa era, en el mejor de los casos, la oficial de charanga y pandereta, ¨¦l intentaba convencer al lector extranjero de que la soledad, la alegr¨ªa, el sentimiento dram¨¢tico espa?ol eran producto de una cultura extraordinaria en nada inferior a la de los pa¨ªses que, en nombre del desarrollo, la ignoraban.
Gerald Brenan lleg¨® a ser el nuevo viajero rom¨¢ntico ingl¨¦s dispuesto a proclamar la otra verdad del Sur, la pasi¨®n que le inspiraban las letras del amado laberinto,, casi una raz¨®n de vida.
Muy pocos cr¨ªticos espa?oles fueron capaces de transmitir esa visi¨®n de las letras como ejercicio de libertad, como "inagotable fuente de deleite y aliento".
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