Los agricultores quieren buenas tierras
La primera reforma agraria filipina comenz¨® bajo la dictadura del presidente Ferdinand Marcos, cuando se repartieron entre los campesinos parte de las tierras dedicadas al cultivo de arroz y se concedieron cr¨¦ditos para su explotaci¨®n.
"La productividad baj¨® por falta de organizaci¨®n en el trabajo y porque los campesinos se gastaron el dinero de los cr¨¦ditos", comenta un hombre de negocios filipino, que considera inviable una reforma agraria en Filipinas.
En realidad, el Gobierno de Cory Aquino prometi¨® en su programa de gobierno una reforma, que incluir¨ªa el reparto de millones de hect¨¢reas, pero muchas de ellas est¨¢n en zonas abruptas o poco productivas. Quedan intactas las grandes propiedades de los terratenientes filipinos, entre las que los l¨ªderes campesinos incluyen la finca azucarera Do?a Luisita, propiedad de la familia de la presidenta. Los dirigentes del movimiento campesino se oponen a una reforma que consideran ineficaz y piden que se les entreguen las tierras de las fincas expropiadas a los propietarios que estuvieron directamente vinculados con la corrupci¨®n del r¨¦gimen de Marcos.
Las peticiones de paciencia lanzadas por el ministro de la Reforma Agraria, Heherson ?lvarez, no lograron calmar los ¨¢nimos de los dirigentes izquierdistas campesinos, que gritaban "revoluci¨®n, revoluci¨®n" mientras atravesaban el puente de Mendiola, camino del palacio de Malaca?ang. De ellos, 16 cayeron el pasado jueves bajo las balas del Ej¨¦rcito.
La reforma agraria figura tambi¨¦n entre las propuestas del Frente Nacional Democr¨¢tico (FND), la coalici¨®n de grupos de la izquierda -incluidos los comunistas- que negociaban un compromiso de paz, hoy interrumpido, entre el Gobierno y la guerrilla. "No tiene sentido que continuemos negociando mientras los militares disparan contra los campesinos", dijo Satur Ocampo, l¨ªder del FND, marcando una nueva escalada de enfrentamientos entre los campesinos y el Gobierno filipino, con la amenaza de los primeros de regresar armados ante las puertas del palacio presidencial, para reivindicar la reforma agraria.
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