Spielberg, en Trebujena
Los preparativos de la ¨²ltima pel¨ªcula del creador de 'ET' s¨®lo dan trabajo a 20 peones del pueblo
Un grupo de t¨¦cnicos de la productora norteamericana Warner Brothers lleg¨®, hace tres semanas, a la localidad gaditana de Trebujena en varios jeeps y furgonetas con matr¨ªculas de Madrid, Almer¨ªa y el Reino Unido. Su misi¨®n era levantar en plena marisma los escenarios para que Steven Spielberg los tuviera a punto en primavera, cuando comience el rodaje de El imperio del Sol. Este pueblo, comunista y acosado por el paro, confi¨® en que el amigo americano vendr¨ªa cargado de trabajo, pero, como mucho, el rodaje no trascender¨¢ la mera an¨¦cdota econ¨®mica.
Ahora, cuando dos forasteros llegan al pueblo armados de un cuaderno y una c¨¢mara fotogr¨¢fica, el primer vecino con que se encuentran les advierte: "Pues cuida¨ªto, que ayer le pegaron a uno". ?Que ayer le pegaron a uno? "S¨ª, a un periodista que lleg¨® en moto y que se puso a hacer fotos donde no deb¨ªa, y como luego no quiso entregar el carrete, uno de los de la pel¨ªcula le dio un pu?etazo".Seg¨²n la denuncia que Jos¨¦ Pi?ol Morera, joven de 22 a?os, colaborador gr¨¢fico eventual del diario La Ma?ana, de L¨¦rida, puso el mi¨¦rcoles en el cuartel de la Guardia Civil de Trebujena, quien le dio el pu?etazo fue uno de los guardias de una empresa de seguridad que vigilan los terrenos donde ahora se inician los preparativos para el rodaje de la pel¨ªcula.
Pi?ol dispar¨® varias veces su c¨¢mara en el interior de la zona acotada para el rodaje y se neg¨® a entregar el carrete al guardia que le sorprendi¨®. Tras un tira y afloja, un pu?etazo en la boca acab¨® con la discusi¨®n y con la p¨¦rdida del carrete. As¨ª al menos lo cuenta Pi?ol, mientras se limpia una gotita de sangre que le mana del labio superior, donde tiene una peque?a herida a medio cicatrizar.
Pintada an¨®nima
Pero ni el bofet¨®n al fot¨®grafo ni una an¨®nima pintada que reza "Welcome, Spielberg" a la entrada del pueblo han alterado para nada la vida de Trebujena. La gente se ha acostumbrado pronto a las se?alizaciones color butano en forma de flecha que se?alan hacia location (futuras zonas de rodaje) y al continuo trasiego de veh¨ªculos que durante todo el d¨ªa circulan de location al pueblo, y viceversa.
Si acaso, hay diversidad de opiniones. Antoni, telefonista del Ayuntamiento, explica que unos piensan que lo de la pel¨ªcula esta muy bien porque puede traer trabajo, y otros que est¨¢ mal porque la gente va a pedirles trabajo y o les hablan muy mal y no les tratan correctamente.
La denominaci¨®n de an¨¦cdota econ¨®mica es de Juan Antonio Oliveros Riverola, alcalde de este pueblo de 6.800 habitantes, de los que 1.300 son parados estacionales, y de ¨¦stos, 600 son permanentes. Con ella lo ¨²nico que pretende el alcalde es "poner las cosas en su justo t¨¦rmino", para que nadie se llame a enga?o y crea que la pel¨ªcula es el fin del paro. Oliveros cuenta en su curr¨ªculo de obrero con 10 a?os de emigrante en la Rep¨²blica Federal de Alemania. Tiempo suficiente para afiliarse al PCE de la ¨¦poca y conocer a Carrillo, Gallego y Pasionaria.
En 1979 fue elegido alcalde de Trebujena, cuyo Ayuntamiento se compone de cuatro concejales del PSOE y nueve del PCA. Pese a su precocidad en la pol¨ªtica -fue elegido alcalde con 29 a?os-, padece del ramalazo anarquista que caracteriz¨® a este pueblo cuando lo de la guerra, y no piensa presentarse de nuevo a la reelecci¨®n porque "no entiendo la pol¨ªtica como una profesi¨®n".
"Los delegados en Espa?a de la Warner Brothers entraron en contacto conmigo en octubre. Buscaban una finca para rodar la pel¨ªcula. Cuando la encontraron instalaron un torreta a base de andamios que les sirviera de mirador para grabar v¨ªdeos". Por el relato del alcalde se sabe que el mismo Spielberg eligi¨® el v¨ªdeo de Trebujena, de entre otros grabados en Kenia e Israel.
Parece ser que la acci¨®n de la futura pel¨ªcula se enmarca en la ¨²ltima guerra chino-japonesa, y que las geograf¨ªas donde ocurri¨® la pel¨ªcula guardan semejanza con la marisma del Guadalquivir. Eso, acompa?ado de las ¨®ptimas comunicaciones que la rodean, de la facilidad de precios y de la magn¨ªfica temperatura de Trebujena en primavera, sacaron de dudas al indiscutible campe¨®n de las taquillas."Los de la pel¨ªcula" alquilaron hasta cinco locales, donde han instalado talleres de carpinter¨ªa y escayola. El due?o de uno de ellos, Alfonso Ru¨ªz Caro, propietario tambi¨¦n de la gasolinera del pueblo, dice que "est¨¢ gente no habla con nadie". Su garaje tiene 1.200 metros cuadrados y le ha sido alquilado por cuatro meses prorrogables. All¨ª, una veintena de carpinteros extranjeros construye innumerables armazones de madera de hasta 10 metros de altura, y ya tienen pr¨¢cticamente terminado lo que, sin duda, ser¨¢ el techo de una pagoda. En los talleres trabajan casi 100 personas entre carpinteros, escayolistas y t¨¦cnicos. Hasta ahora s¨®lo se hab¨ªa contratado a una veintena de vecinos, que realizan labores de peonaje.
Se traen la comida
En Trebujena s¨®lo hay una peque?oa pensi¨®n y los t¨¦cnicos for¨¢neos se hospedan en los hoteles de las ciudades cercanas. Lo que es en el pueblo, hacen poco gasto. "Hasta traen un comedor privado", cuenta el alcalde, "y la comida, contratada con una empresa inglesa. Aqu¨ª se surten de una carnicer¨ªa y una panader¨ªa, que ser¨ªa de risa que se trajeran el pan de Inglaterra".
Eso, m¨¢s el arrendamiento de dos franjas de tierra del cortijo Alventu, donde, seg¨²n una placa, el rey Alfonso XIII se ejercit¨® por vez primera en las artes de acoso y derribo, y el alquiler de talleres y de un par de casas para oficinas- "donde paran los americanos"- es, de momento, todo el ingreso de divisas.
Ahora, la esperanza de trabajo se cifra en el futuro contrato de extras, aunque la¨²nica persona con cara de chino que hay en Trebujena es una joven oriental que ha venido con "los de la pel¨ªcula" y que se pasea por el pueblo luciendo un estrecho pantal¨®n de raso semitransparente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.